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El Leverkusen pasa del filial

El Bayer prescindió de su equipo sub-23 porque prefiere las cesiones a competir en una liga menor pero costosa

Jordi Quixano
Jonas Boldt, director deportivo del Leverkusen.
Jonas Boldt, director deportivo del Leverkusen.EL PAÍS

Hace cinco años, el Bayer Leverkusen entendió que no le valía la pena gastar cerca de dos millones de euros por temporada en un filial (sub-23) que competía en la Cuarta División alemana. Por eso, Michael Reschke, entonces director deportivo del club y ahora del Bayern, y su sucesor en el Leverkusen, Jonas Boldt, mantuvieron reuniones con todos los equipos de la Bundesliga para promover que la decisión de tener un filial no fuera obligatoria. Fue un éxito y al inicio del curso anterior el club borró al equipo. “Cada uno tiene su realidad y para nosotros era la mejor decisión”, esgrime Boldt desde su despacho en la planta tres del BayArena.

“Aquí no hay tanta rivalidad entre los clubes y se mira más por el futuro del futbolista, por eso se dan tantas cesiones”, explica Álvaro Domínguez, central del Borussia Mönchengladbach. Pero el motivo principal del Bayer Leverkusen fue que no había concordancia entre el dinero invertido y los resultados. “En Cuarta División, al estadio van los abuelos y las novias, nadie más. Y si por casualidad quedas primero, debes jugar un play-off”, interviene Boldt; “además, es una categoría demasiado cómoda porque no bajas nunca dado que cada año hay equipos que no pueden sacar la licencia y descienden automáticamente”.

Cacau, exjugador del Stuttgart, lo tiene claro: “Fue muy criticado por la prensa, pero es que tenían más disgustos que recompensas”. Abunda Domínguez: “Para poder competir contra clubes profesionales se necesita tener experiencia y eso requiere un cierto nivel adquisitivo”. Y se suma Thomas Helmer, que militó en el Dortmund y el Bayern: “No creo que sea la decisión correcta porque a esa edad necesitan jugar y es una categoría fuerte para que se desarrollen”.

En la categoría sub-23, los futbolistas se acomodaban y no tenían presión ni nada por lo que luchar” Jonas Boldt

Desde el Leverkusen lo ven distinto. “En la categoría sub-23, los futbolistas se acomodaban y no tenían presión ni nada por lo que luchar”, señala Boldt; “así que ahora los dejamos en el agua fría y tienen que nadar. Y están creciendo mucho porque tenemos jugadores en Primera, Segunda y Tercera como titulares, jugando ante 30.000 personas”.

Tomada la decisión de borrar al equipo, el Bayer Leverkusen ideó tres formas para formar a los jugadores fuera de casa. Cedidos que volverán pronto (Cacutalua al Bochum, Brasnich al Paderborn y Lomb al Preussen Münstet…); vendidos con opción de recompra (Meffert en el Kalsruhe, Dacosta en el Ingolstadt, Korh en el Augsburgo…); y nuevos fichajes a préstamo en un Segunda. “De un filial suben con suerte tres al año. Ahora se multiplican las oportunidades”, resuelve Boldt, que pone los ejemplos de Kampl y Kramer, que se foguearon con cesiones antes de estar en el primer equipo.

El Bochum y los dos equipos de Stuttgart tomaron el mismo camino que el Leverkusen, entre otras cosas porque la liga no permite a un filial ascender a Segunda. “Es para proteger a otros equipos profesionales con menos capacidad económica”, cuenta Cacau. “Pero quizá se podría tener equipos con una limitación de edad”, añade Helmer.

Sea como sea, el Bayer Leverkusen no tiene hoy sub-23 —tampoco sub-16 ni sub-18 porque dicen que los jóvenes deben competir igual con los de un año más— y han ahorrado para reformular la cantera. “Una estructura más profesional, con mejores entrenadores y un nuevo jefe de cantera. Y desde enero los sub- 17 y sub-19 se entrenarán donde el primer equipo”. Chicos que saben que deberán triunfar fuera para volver a casa.

El fútbol español no es ajeno al debate que se ha planteado en Alemania. Y más en el caso de clubes como el Real Madrid y el Barça. El Barcelona viaja hoy a Leverkusen para enfrentarse mañana al equipo alemán sin Piqué, Iniesta ni Alves y con los canteranos Samper, Gombau, Kaptum y Cámara.

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