La filosofía numérica de Simeone
El técnico rojiblanco coloca de nuevo al Atlético como la alternativa
Hace un par de semanas, Diego Pablo Simeone elaboró un discurso que hacía tiempo que no entonaba. “Somos un equipo incómodo”, dijo. Por entonces, el Atlético ya daba señales de haber recuperado por completo la estabilidad defensiva que le llevó a la conquista de la Liga y la final de la Liga de Campeones hace dos temporadas. El equipo está a dos puntos del Barcelona, está clasificado para los octavos de final de la Liga de Campeones y tiene los de la Copa a tiro tras ganar al Reus a domicilio (1-2).
Hasta llegar a este punto Simeone ha tenido que gestionar varias crisis o minicrisis. Primero tuvo que lidiar con la exigencia de dirigir al club que más ha invertido en fichajes este verano. El perfil de los futbolistas contratados, Jackson Martínez, Vietto y Carrasco, más el alta médica de Correa, y el regreso de Óliver y Filipe generó una expectativa de juego que él mismo asumió. Llegó a anunciar una posición más centrada de Koke, le dio la titularidad a Óliver e incluso algún jugador se asombró cuando en la charla previa antes de enfrentarse al Real Madrid ordenó salir a jugar con la pelota como nunca antes en un derbi.
El Atlético se ha rearmado sobre una seguridad defensiva que empieza en los delanteros. Su defensa es la menos goleada de Europa, con una media de menos de medio gol por partido. Eso le ha permitido sobrevivir a la sequía de sus goleadores más puros. Ni Jackson, ni Torres, ni Vietto están en los números esperados. La fórmula, reducida al máximo para acumular puntos y victorias, ha sido gol de Griezmann y volver a ser ese equipo incómodo desde una presión adelantada en la que Koke dejó la banda para formar pareja con Gabi por delante de Tiago.
Por su reacción a las críticas tras el mal partido en Astana (0-0), quizá esos han sido los peores momentos de Simeone este curso. Acusó a la prensa de querer cambiar la filosofía del Atlético por criticarle jugar con cuatro mediocentros ante un rival inferior técnicamente. Desde entonces, Simeone no ha vuelto a repetir la fórmula y el equipo es más ambicioso.
Lesión de Tiago
La última crisis que ha tenido que gestionar El Cholo ha sido la lesión de Tiago. Ante el pesimismo que se había generado por su inoportuna lesión, dio un golpe en la mesa. Aun siendo consciente de que perdía para cuatro meses el ancla que le permitía jugar ese 4-1-4-1, recordó, para alejar esos malos pensamientos, que las lesiones forman parte del juego. Convino con el club que si Saúl se adaptaba a la posición o si encontraba una fórmula que le diera equilibrio y competitividad no era imprescindible fichar.
A una semana del parón, el Atlético opta a todos los títulos. Los números hablan de un equipo sólido y toca volver a la única filosofía que acepta Simeone: “No hay mejor manera de mirar el futuro que vivir el presente. Es una mentalidad inmersa en el club, desde los utilleros hasta los aparcacoches”. Es decir, “partido a partido”.
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