“Y Johan, ¿cómo está?”
Familiares y amigos de Cruyff explican cómo está afrontando el holandés su enfermedad
El pasado 22 de octubre, a las 8 de la mañana, la radio escupió la noticia de forma tremendamente inoportuna. A Johan Cruyff, por una vez, se le escapó el control de la pelota. Julen y Danae, sus nietos más pequeños, iban camino del colegio y se enteraron de la enfermedad del abuelo por boca de sus compañeros, al llegar a clase. Mientras, Jordi, su padre, volaba desde Tel Aviv, donde ejerce como director deportivo del Maccabi, equipo Champions, para acudir a la cena que había convocado su padre, con la intención de comunicar la mala noticia a todo el clan. A casi todos los amigos de Johan les pasó lo mismo.
Pasea y juega a golf en El Montanyà, donde come sopa de cebolla y carne y pollo asados a la parrilla por su amigo Joan Font
Horas después, Carole Thate firmaba un comunicado oficial en nombre del mítico holandés: “A lo largo de estas últimas semanas, Johan Cruyff se ha sometido a diversas revisiones médicas en un hospital de Barcelona. Durante estas revisiones, se le ha diagnosticado cáncer de pulmón. Por respeto a la privacidad de Johan y su familia, y por el hecho de que las pruebas aún no se han terminado, no se realizarán más anuncios por el momento. Confiamos en que en esta ocasión, si se respete la privacidad de Johan y su familia. Una vez finalizados estos exámenes se informará al respecto”. Johan ya ha empezado el tratamiento y desde entonces, el mundo del fútbol es una pregunta: “¿has visto a Johan, cómo está?”. "Si, tengo cáncer y voy a ganar esta batalla" anunció ayer el holandés, en su primera comparecencia pública.
“Le esperaba para jugar a golf y no vino”, explica Albert Perrín, amigo personal de Johan al recordar. “Pasé por su casa y me dijo que llevaba un par de días algo cansado. “Será del corazón”, me dijo". Danny, su mujer, le dio la bronca porque no quería ir al médico y al final, claro, fue. “Le hicieron algunas pruebas y le encontraron lo que le encontraron” cuenta su amigo, preocupado, como todos, pero convencido, como todos, de que Johan saldrá de esta. “Está animado, ya sabes, es súper positivo” explica el que fuera alma máter del movimiento L’Elefant Blau que se enfrentó a Núñez, de los pocos a los que Danny, la mujer de Johan, ha dejado visitar a Johan en su casa. “Es normal, le está protegiendo” cuentan en la familia. Es ella la que le filtra las citas y las llamadas, así que entre los amigos circula como una contraseña la hora clave para llamar a casa de los Cruyff: “Es cuando él coge el teléfono y podemos contactar”, dicen. Mujer de carácter, toda una vida al lado de Johan y madre de sus tres hijos, Danny se llevó un buen disgusto al conocer el diagnóstico. “Ha estado mal, pero ahora anda mucho mejor” cuentan. La tristeza al conocer la noticia no impidió a la esposa de Johan abroncar de manera espectacular a su marido el día que este pretendía convencer al médico de que le cambiara una prueba por la sencilla razón de que tenía programado un viaje. “¡No te imaginas la bulla que le cayó!, Lo puso firmes. ¡Buena es Danny!”, comentan divertidos en la familia. Y Johan, obediente, se olvidó del viaje y a regañadientes, pasó la prueba programada.
Su esposa, que le filtra llamadas y visitas, le pegó una buena bronca cuando intentó cambiar una prueba médica porque tenía programado un viaje
Por donde más asoma el holandés es por El Montanyà, la urbanización de Seva (Osona), en la que tiene casa desde hace más de cuarenta años. Allí suele jugar a golf y como le han recomendado paseos, por allí camina. Allí subió a verle Pep Guardiola, con el que jugó cuatro hoyos y comió en el restaurante L’Estanyol. También le visitó allí Txiki Begiristain. Los dos, dicen, hablaron más de fútbol que de otra cosa, los dos le vieron “animado”, escucharon el mismo lamento que confiesa a todos –“entre el médico y Danny no me dejan hacer nada, ¡me tienen aburrido!”- y le vieron convencido de que saldrá de esta. También se ha visto por allí a Busquets, en representación de los jugadores del Barcelona, que le llevó una de las camisetas, dedicada, con las que el equipo saltó al Camp Nou el día del partido contra el Eibar, un detalle que se repitió por los campos de medio mundo. Fue Busi porque Johan y su padre, Carlos, ultiman la instalación de un campo de fútbol de la Fundación Johan Cruyff en Badia.
Con Joan Font, el cocinero del restaurante, Johan pasa buenos ratos. Son amigos desde hace años y conoce sus gustos “sencillos” en la mesa. Así que le prepara con enorme cariño la sopa de cebolla que tanto le gusta y le asa en la parrilla cortes de entrecote y pollo como si se los cocinara a un padre. Y cada semana, carga en el coche de Danny naranjas compradas directamente a un campesino de Cullera para los zumos mañaneros de su amigo. “Johan siempre ha sido valiente, y positivo, saldremos de esta todos juntos” asegura Joan, convencido.
La familia reconoce que las muestras de afecto les han superado. El propio Johan bromea al respecto. “Me quieren mucho ¿no? Tampoco hay para tanto” le dijo una mañana a su mujer. “Desde que se supo el diagnóstico, la reacción de la gente ha sido increíble” reconoce Jesús Mariano Angoy, que fuera portero del Barcelona y exmarido de Chantal, una de las dos hijas de Johan. “Si, seguramente esa de ¿cómo está Johan? es la pregunta que más veces me han hecho nunca. No hay día en que alguien no se interese por él”. Por su pasado profesional, a Angoy le ha tocado recibir cientos de llamadas de exjugadores, en su mayoría expupilos de Johan. A todos, el mismo mensaje: “Esta bien, animado, consciente de lo que tiene y dispuesto a pelear”. El también está convencido de que Johan saldrá de esta. El propio Johan reconoce que el "increíble cariño de la gente" le ha hecho más fuerte.
Johan comió el pasado sábado en El Montanyà con la familia, incluido su hijo Jordi que llegó de Israel para pasar el fin de semana con su padre y sus hijos. Hay personas, futbolistas, cuyo paso deja huella en la arena. Otros, marcan una época, algunos se convierten en leyenda y unos pocos, muy pocos, son para toda la vida, son eternos. Como Johan Cruyff. Julen y Danae lo saben mejor que nadie.
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