Pedro Mosquera: “Antes corría demasiado en el campo”
Para el jugador del Deportivo, el derbi del sábado contra el Celta (22.05, La 1) será el primero en su carrera deportiva
Lleva más de 200 partidos desde que comenzó a descollar en el filial del Real Madrid, pero Pedro Mosquera Parada (A Coruña, 1988) nunca ha disputado un derbi gallego como el que se juega este sábado (22.05 horas, La 1) en Riazor. Es su momento, justo en la madurez futbolística, asentado en un rol que le exige unos metros más atrás de la ubicación en la que emergió en la capital, a la que llegó con apenas doce años para incorporarse a la cantera blanca. “De pequeño iba a Riazor a ver a Djalminha, Donato, Fran o Rivaldo. También a Víctor, claro”, detalla. Ahora será protagonista del partido que todo niño gallego desea jugar.
Pregunta. Hay precedentes de que la ansiedad o los sentimientos le pesaron a futbolistas en duelos como este. ¿Usted cómo lo lleva?
Respuesta. Lo vives con más intensidad que otros partidos, pero soy una persona tranquila. Tampoco quiero aislarme del ambiente porque es precisamente lo más bonito de la rivalidad. Lo que no voy a hacer es faltar al respeto a nadie ni salirme de la educación que me dieron mis padres.
P. ¿Qué le gusta y qué le parece más vulnerable del Celta?
R. Se asocian muy bien con el balón y sin él tienen hambre para ir arriba a buscarlo. Llevan 21 puntos y eso significa que tienen pocas debilidades. Contra el Valencia encajaron cinco goles, pero no lo merecieron. Atrás trabajan bien.
P. ¿Sería posible un derbi gallego a la vasca, con las aficiones mezcladas?
R. Es complicado porque hay gente de todo tipo, pero seguro que una gran parte de los seguidores podrían convivir. Igual en el País Vasco tampoco la rivalidad es tan fuerte…
Mi madre murió en 2009 y no puedo evitar pensar que podría haber pasado más tiempo con ella
P. Se fue de A Coruña a Madrid con doce años para ser profesional del fútbol y lo consiguió. ¿Es un orgullo?
R. Para mi familia lo es, pero por un lado me arrepiento de haber ido. Mi madre murió en 2009 y no puedo evitar pensar que podía haber pasado más tiempo con ella. Fue quien me animó a irme porque vio que allí estaba en un buen colegio en el que daban prioridad a lo académico sobre lo deportivo. Tuve morriña, claro, pero igual por ser gallego soy un tío muy frío. Estaba interno con niños de toda España que perseguían lo mismo, con Juan Mata, por ejemplo, pero no me resultó muy duro. Al final he llegado y seguro que allá donde esté mi madre se siente muy orgullosa de todo el esfuerzo que hicimos.
P. Pero no todos los niños llegan a Primera División.
R. Claro, pero lo primero que me pautaron en casa fue llevar bien los estudios, así que aunque no hubiese sido futbolista tenía acabado el bachillerato, aprobada la selectividad e iniciada una carrera universitaria. Estoy tratando de sacar Derecho.
Elegí estudiar Derecho porque me da una base de conocimiento importante
P. ¿Puede compatibilizarlo?
R. En la Complutense no, pero Juan Mata y Alberto Bueno me recomendaron irme a la Universidad Camilo José Cela y allí puedo variar de fecha los exámenes para que se amolden a mi calendario profesional.
P. ¿Por qué estudia?
R. Siempre saqué buenas notas, pero además soy de los que le afecta bastante jugar mal o perder un partido y descubrí que sacar un nueve en un examen me ayudaba a llevar mejor ese trago. Cuando empecé en la universidad en lugar de irme a un piso con algún compañero de equipo quise estar un año en un colegio mayor para vivir el ambiente universitario. Ya estaba en el Castilla e hice muchas amistades que mantengo con gente que ahora tienen profesiones que no guardan relación con la mía. Me ayuda a refrescar.
P. ¿Es recomendable para un futbolista salir del circulo que describe la pelota?
R. Para mí sí. No es tanto que vivamos en un mundo irreal como se dice, pero sí que muchas veces se nos ve como personas monotemáticas o poco cultivadas. No es así porque muchos nos relacionamos con la gente del fútbol, pero también en otros ambientes. Comencé en Derecho sin tener muy claro que estudiar, pero es una carrera que te ofrece muchas salidas, incluso vinculadas al mundo del deporte y que te da una base de conocimiento importante.
P. ¿Qué referencias tuvo más allá de la familia?
R. Siempre tuve claro que quería jugar al fútbol en Primera y que al irme al Real Madrid el objetivo era llegar a su primer equipo. Me orientaron muy bien los entrenadores y en juveniles ya comencé a tener relación con gente como Butragueño o Hierro. Luego recuerdo que uno de los que más me ayudaron fue Raúl, siempre dispuesto a dar un consejo y sobre todo a predicar con el ejemplo.
P. ¿Pudo quedarse en el Madrid? ¿Qué le faltó?
R. Debuté con unos minutos de un partido de Liga contra el Getafe y fui varias veces convocado con Pellegrini, también en Champions. Con Mourinho jugué varios partidos en pretemporada y el Trofeo Bernabéu. Son decisiones. Pero estuve ahí y no me reprocho nada, lo di todo.
P. ¿Le hubiese ayudado jugar unos metros más atrás como lo hace ahora, con más panorama?
R. Sí, seguramente. Esta posición por delante de la defensa está más hecha para mí que jugar como lo hacía entonces de interior, mediapunta o incluso segundo delantero. Ofrezco un mayor rendimiento.
Conocer el juego me ayuda a la hora de anticiparme y defender mejor
P. ¿En qué ha mejorado?
R. Hago cosas que antes no hacía. Corría demasiado en el campo, me colocaba peor. Ahora estoy más hecho, físicamente más potente y conocer el juego me ayuda a la hora de anticiparme y defender mejor. Con balón he aprendido a buscar los espacios. Y la lesión que la temporada pasada me tuvo tres meses sin jugar me sirvió de mucho porque siempre me había cuidado, pero no tanto como tras esa experiencia con el tema de la alimentación, gimnasio, todo ese trabajo preventivo que es fundamental para rendir.
P. ¿Impacta salir del Real Madrid y conocer otras realidades del mundo del fútbol?
R. Tampoco es un golpe. He sufrido impagos en Elche o algún atraso en Getafe, pero me considero afortunado porque nunca dejé de jugar en Primera, con gente en los campos y con los mejores.
P. ¿Cómo se explica lo que sucedió en Elche con el descenso administrativo?
R. Se trata de una gestión nefasta, no sé si de forma intencionada o involuntaria, eso lo decidirá la Justicia. Con 25.000 socios y sin nóminas estratosféricas las cuentas no salen.
P. Estuvo allí una temporada y Fran Escribá le acabó nombrando capitán. Dijo que tenía todas las cualidades para serlo. ¿Cuáles son?
R. Con él congenié desde el primer momento. Es una persona y un entrenador increíble al que jamás verá una falta de respeto a nadie ni una salida de tono, una persona muy educada. Yo intentó ser así, también con carácter, y en el trabajo siempre doy el máximo. Será ese el perfil que le gustaba.
P. En verano volvió a casa, pero no de vacaciones. Un regreso quince años después para hacer la vida de nuevo en A Coruña. Igual hasta se sintió extraño…
R. No le digo que no. Antes venía en Navidad y en verano y ahora lo disfruto a diario. Es una maravilla. ¡Y para jugar en el Deportivo! Tengo fotos de niño con su camiseta, jugué en la selección que hicieron para Brunete y Maspalomas cuando era alevín e infantil de primer año. También era del Madrid, me gustaba, pero nací con el Deportivo en mi vida y siento además que es como una gran familia.
Tenemos que ser humildes, saber que es muy complicado salvarse y que todos los equipos tienen armas para poder ganarnos
P. ¿Se ha atascado el equipo en las últimas jornadas?
R. Tenemos que ser humildes, saber que es muy complicado salvarse y que todos los equipos tiene armas para poder ganarnos. Hubo algún partido fuera, con Málaga o Levante, en el que no jugamos como al inicio de la temporada, con el Atlético salimos muy cerrados, pero en la segunda parte les dimos un baño. Al Athletic también le igualamos dos goles… No es sencillo.
P. ¿No se echa muy atrás el equipo?
R. Yo diría que en algún partido estuvimos espesos, pero contra el Celta seguro que damos nuestra mejor versión.
P. Dicen que hubiera sido un gran jugador de hockey sobre patines
R. Siempre se me dio mejor y cuando me fichó el Madrid yo creo que era mejor jugador de hockey que de fútbol. Con el colegio Santa María del Mar, un equipo muy pequeño, llegamos varias veces a semifinales y finales a nivel nacional en categorías base. Teníamos un equipazo, con mi amigo Pablo Cancela, que llegó a la selección y ahora juega en Italia. Nos entendíamos muy bien.
P. En las redes sociales deja caer siempre su pasión por el surf. ¿Qué le engancha? Para un profano puede parecer pesado tener que pasar un rato remontando hasta la ola para luego cabalgarla apenas unos segundos…
R. Sí, ¡pero que segundos! Además el surf es algo más. Es amistad, ejercicio en sitios espectaculares como los que tenemos en A Coruña, que te vas al atardecer al mar y sales de noche del agua. Coger una buena ola es una pasada, mejorar en cada una. No es tanto el deseo de superación como el de diversión. En el surf no se sufre. En fútbol sin balón puedes llegar a hacerlo o cuando haces footing. Aquí vas en el pico de la ola, ese momento… hacer los giros. Es algo increíble y especial poder hacer deporte en el agua. Todos los veranos es cita obligada para mí.
P. Hemos conseguido hablar un rato sobre fútbol e incluso sobre la vida, pero ahora parece que algunos quieren ensombrecer todo eso. ¿Qué siente ante acontecimientos como los de esta última semana?
R. Mucha tristeza. El otro día colgué un tuit con una cita que dice que no hay bandera suficiente para tapar la vergüenza de matar a gente inocente. Incluso aunque no lo fuese, porque matar a cualquier persona ya tiene delito. Me resulta complicado de entender la violencia porque aunque sea de barra de bar siempre me deja mal cuerpo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.