El Athletic se da un festín
El equipo de Valverde golea al Partizan sin necesidad de exhibir todos sus recursos. Aduriz anota su gol 100 de rojiblanco y Williams se abona al doblete
Y no pasaba nada. Pasaba balón de pie en pie de los centrales, algún pelotazo apurado, algún intento suicida de Williams, de Raúl García... Y el balón flotando sin que lo buscara el Partizan, que no lo quería, empeñado en perseguir sombras como si el balón fuera un artículo de lujo, o sea prescindible, inútil, un accesorio para un día señalado. Y el Athletic acariciándolo con la calma con la que se atiende a una mascota cuando no se sabe qué hacer: el balón te mira pero no sabes qué decirle. Y de golpe ¡zas! Que Aduriz forcejea con un central, o sea gana Aduriz, y el balón le cae a Williams, que pasaba por allí y acuna el balón en la red.
Y resulta que el Athletic, recién despegado de los abrazos, se encuentra con una contra del Partizan que acaba en los pies de Abubakar (en fuera de juego) que bate a Herrerín. Y resulta que un par de minutos después el Athletic se monta una contra que acaba con Susaeta en la línea de fondo y con Williams en boca de gol: o sea, gol. Otro doblete del canterano, en racha. Y que acercándose al descanso, Aduriz se fabrica una falta (que no era) y Beñat la coloca en el enorme hueco que el portero dejó tras su barrera. Dejó las puertas abiertas y Beñat no necesitó llave para entrar.
Athletic, 5 - Partizan, 1
Y supuestamente no pasaba nada. Pasaba la intensidad que el Athletic le mete a los partidos, la velocidad imprevisible de Williams, el último pase inesperado de Raúl García, el forcejeo inagotable de Aduriz. No pasaba nada y de pronto pasó de todo, como si los primeros minutos hubieran sido algo así como un documental de Liverpool antes de presentar a los Beatles. Luego, cuando todo estalló, se demostró que entre el Athletic y el Partizan hay una diferencia de velocidad abismal, que la autoestima no es ni parecida. Difícil destacar a un futbolista del histórico Partizan: trabajadores sí, creativos no. Ni con 3-1 en contra cambió su dibujo. Y el Athletic tiró de pincel.
Cita con el gol
Llevaba tres goles y no había marcado Aduriz, es decir, la perspectiva era inmejorable. Y Aduriz acudió a la cita como un buen novio del gol. En un libre indirecto, Aduriz saltó con un central grandullón, Balazic y le quitó el aire, y llegó mucho antes al centro de Beñat y lo clavó en el costado de la red, junto al nido de las telarañas. El gol 100 del ariete desde que aterrizó en San Mamés.
Caían los goles como salen las setas tras la llovida y el Athletic casi certificaba su pase a la siguiente ronda de la Liga Europa. Incluso tuvo tiempo de meter un quinto gol a cargo de Elustondo tras una asistencia de Aduriz. Pudieron ser más, como en las buenas cosechas, en las que a veces se dejan frutos en el camino. Siempre vienen bien para el caminante, sobre todo si se ha zampado cinco goles. Un festín casi sin cocinar, con la lumbre justa, con la madera justa. Y a fuego rápido.
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