Patada a seguir y patada a tirar
22/10 Jueves de conspiración
Valentino Rossi parece un tipo listo. Y seguro que lo es, pues uno no se convierte en leyenda ganando campeonatos del mundo uno detrás de otro sin tener la cabeza bien amueblada. Eso sí, esto no significa que no puedas equivocarte. Salvo que seas portugués y entrenes al Chelsea, nadie está a salvo de cometer un error. El Mundial de Moto GP está en ignición y Rossi, que de esto sabe un porrón, ha decidido comenzar la penúltima carrera con tres días de antelación. Con el viaje que le ha metido a Márquez acusándole de favorecer a Lorenzo, la guerra sicológica ha comenzado. Hasta aquí todo bien, pues no es ni el primero ni el último que abre ese melón.
Pero con estas cosas hay que tener cuidado, no vaya a ser que el tiro te salga por la culata. Por eso suele venir bien que la denuncia esté bien traída, tenga algún contacto con la realidad, cree dudas, permita que la bola pueda crecer y ponga a prueba los nervios de los rivales a los que van dirigidos los mensajes. Este de Rossi, no me parece, ni de largo, uno de sus mejores movimientos. Demasiado obvio lo de la ayuda a un compatriota, que además se contradice totalmente con lo ocurrido en la última carrera, donde Márquez, es su descomunal ultima vuelta, evitó que Lorenzo pudiese depender de sí mismo. Tampoco la elección de Márquez como objeto de su crítica parece la adecuada, y me imagino que al todavía campeón del mundo no le habrá hecho ni puñetera gracia, lo que tampoco supongo que le favorece para su estrategia. Y estamos todavía a jueves ….
23/10 Viernes de transformación
Leo un articulo sobre Diego Costa y dos frases me llaman la atención. Una, la del titular: “No soy un santo, pero no voy a cambiar mi estilo”. Y pulirlo un poquito, ¿tampoco?. Porque claro, con un historial como el suyo, hombre, algo de reflexión no le vendría mal. ¿O esto es un pack indivisible?. Todo o nada. El gran delantero, potente, agresivo, goleador, viene junto al macarra de acciones impresentables, ataques violentos, que busca la bronca, finge agresiones o consigue bajo engaño, que un árbitro eche al que no debe. Y quien quiera lo primero tendrá que soportar lo segundo. ¿No puede aprender del rugby, deporte que desmonta totalmente este planteamiento?. Lo que me descoloca de jugadores así no son las cosas que hacen, que nadie está libre de que se te vaya la pinza en un momento dado, sino que una vez hechas, las justifiquen como una condición ineludible de un determinado carácter. Yo es que soy así, vienen a decir. Y te dan ganas de contestar, pues sé de otra forma, coño.
La segunda frase es esta: “Cuando saltas al terreno de juego te transformas. No eres la misma persona antes y después de pisar el césped". Totalmente en desacuerdo. No hay dos personas, una antes y otra después. La competición no te transforma, lo único que hace es sacar cosas a la superficie que son propiedad de cada uno, y que normalmente suelen estar escondidas, controladas y bien tapaditas. El que hace la burrada no es un ser poseído, sino el mismo que luego parece no haber roto nunca un plato. Es la misma persona. ¡Pero si luego fuera del campo es un encanto!, se suele decir de alguno de estos jugadores. Sí, claro, igual son un encanto para tomarte una cerveza. Pero si bajo la excusa de la competición, son capaces de hacer cosas como las que les vemos hacer, no hay duda que en situaciones parecidas en su vida se comportarán con actitudes similares. No cuela eso de las dobles personalidades. Una recomendación basada en la experiencia: Somos como jugamos y pocas cosas nos retratan mejor que nuestro comportamiento en el juego.
24/10 Sábado de patada a seguir
Se disputa la primera semifinal del mundial de Rugby, y a Nueva Zelanda ya sólo le queda un peldaño para volver a coronarse. El penúltimo acto les ha resultado indigesto, pues Sudáfrica tenía la lección bien aprendida y el juego casi nunca ha ido por esos terrenos donde los neozelandeses convierten el rugby en arte. Pero sin deslumbrar, al final consiguieron su objetivo y los Springboks se van a jugar el bronce. De todas formas, más allá de los equipos y los partidos, me encanta que aunque sea por diez, quince días, el rugby ocupe cierto espacio mediático, cosa que sólo ocurre durante la disputa del Mundial. Como los partidos casi son de semana en semana, queda suficiente tiempo para historias, recordatorios, loas y explicaciones, más o menos sesudas, de personajes, equipos y deporte en sí, que da para mucho.
Y flipamos con la selección de Tonga o Japón, se nos explica las razones del éxito argentino o los porqués del desastre de Inglaterra, rememoramos y confirmamos que en Sudáfrica el rugby es mucho más que un deporte, nos recuerdan por qué estamos ante una especialidad que puede parecer para brutos y que es más bien todo lo contrario. Un deporte que como bien dice este artículo “tiene multitud de tradiciones enfocadas a calmar las pasiones que se levantan en el campo”. Vamos, como en el fútbol, pero al revés.
25/10 Domingo de patada a tirar
Pues definitivamente, la táctica de Rossi para el GP de Malasia ha resultado nefasta. Es lo que tiene cuando prendes un fuego, que luego no siempre resulta controlable y puede acabar chamuscándote. Con sus declaraciones del jueves, el italiano puso en práctica una estrategia que supongo tenía como objetivo agitar un poco el debate y si ponía a alguien nervioso, pues mejor. Pero en lugar de elegir a Lorenzo, que es su gran rival, se cebó en Márquez. Al final, después de ver lo ocurrido, mejor que hubiese estado calladito.
Ha vuelto a perder puntos frente a Lorenzo, su maniobra ha sido todo menos elegante, le han sancionado y comenzará el último en el GP de Valencia, y no creo que quede durante un tiempo a tomar algo con Márquez. “Su plan ha funcionado bien. Me ha hecho perder el campeonato” dijo Rossi al acabar, insistiendo en su teoría conspiranoide. Además, amenazó con ni siquiera ir a Valencia. Vamos, que va a mantener su victimismo hasta el final. Una pena, pues la temporada del mito italiano ha sido de escándalo, a la altura de su leyenda, y lo está estropeando al final con un comportamiento que demuestra que el nervioso, el intranquilo, el que tenia miedo de perder, era él.
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