Irlanda sobrevive a Italia
Los ‘azzurri’ caen eliminados ante un dubitativo ‘XV del Trébol’ que acabó con uno menos (16-9)
Ni con Jonny Sexton recuperó Irlanda la purpurina. Las dudas de los amistosos previos al Mundial, el cuestionamiento sobre su lucidez ofensiva, continuarán después de su primer fuego real del torneo. Sobrevivió el XV del Trébol ante una esforzada Italia, que se ha despedido este domingo de cualquier opción para estrenarse en cuartos. El puesto será para Irlanda, pese a las disculpas de su capitán, Paul O’Connell al público, consciente de la mala actuación de su camada. Pese a todo, sin consecuencias, pues la marea verde se jugará el próximo domingo en Cardiff el primer puesto del grupo contra Francia, el privilegio de evitar a Nueva Zelanda en el cruce.
Si los decibelios de cada himno contaran en el marcador, Italia habría tenido una dura remontada por delante. Si era previsible que Irlanda dominara el graderío de Wembley hace siete días contra Rumanía, su hegemónica presencia en el Estadio Olímpico de Londres sirvió de confirmación. Apenas unos valientes italianos gastaban sus cuerdas vocales para dar prueba de su supervivencia en un entorno al que le faltaba temperatura. Para eso estaban los australianos, gustosos de hacer visible su regicidio horas atrás.
No había mejor noticia para Italia que el regreso de su capitán herido; hay pocos números 8 como Sergio Parisse, una excepción a cualquier norma, un placer creativo. La imperiosa necesidad del triunfo espoleó a los azzurri hacia campo rival, buscando con el microscopio los escasos resquicios que concede una Irlanda tremendamente disciplinada. Les tocaba perseguir al marcador, por más que su veterano pack lograra percutir y sonreír con un par de penalizaciones verdes que Tomasso Allan convirtió en puntos.
La progresión de Irlanda hacia la disciplina, la persistencia en no regalar punto alguno, conlleva un tono más contemplativo en ataque. Por eso resulta clave que su técnico, Joe Schmidt, premiara la gran actuación del desequilibrante Keith Earls contra Rumanía, una receta necesaria contra la previsibilidad. Suyo, con el 13 del retirado Brian O’Driscoll en la espalda, fue el único ensayo del primer acto tras una melé perdida por los italianos. Su gran entendimiento con su pareja en el medio, Robbie Henshaw, hizo el resto.
Con solo cuatro puntos de ventaja al descanso, Irlanda tenía trabajo pendiente. El guión decía que el músculo de la veterana Italia languidecería, que el banquillo del Trébol remataría la emoción. Rechazaba la tesis Italia, que rozó el ensayo tras una bella jugada a la mano que terminó con el esfuerzo definitivo de Josh Furno. Le faltaron kilos al segunda línea, expulsado a la banda por un providencial O’Mahony. El dominio territorial no fue en vano y Allan rebajó la desventaja a la mínima (10-9).
Alarmados por el imprevisto, reaccionaron los cerca de 50.000 irlandeses en la grada. Con su alarido se volcó Irlanda; ahí estaba O’Connell para recordarles la importancia de cada metro. A Italia, que tanto había sudado para acercarse, le bastaron un par de indisciplinas para que Sexton recuperara la distancia de seguridad del ensayo. Tampoco ayudó la patada incontrolada de Gori, que terminó superando línea de fondo y permitió avanzar a los irlandeses.
Contaron con un preciado último cartucho los azzurri tras la amarilla a O’Mahony por entrar bruscamente al ruck, golpeando la cabeza de Furno con el hombro. Lo malgastaron con las pequeñas cosas: un mal saque de touch, una patada demasiado larga desde su 22 que recuperaron los irlandeses o un golpe de castigo por obstrucción que agotó las últimas lágrimas del reloj. Confiada siempre al pie de Sexton, sobrevivió Irlanda, que descubrirá ante Francia la verdadera entidad de sus dudas.
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