Charles le quita la sed al Málaga

El Málaga no se podía creer que después de nueve horas jugando al fútbol sin marcar un gol, hiciera dos en siete minutos de la séptima jornada. La Real no se podía creer que en esos siete minutos, su defensa más acreditado y recién convocado por Del Bosque, Íñigo Martínez, cometiera dos errores imperdonables, impropios de su jerarquía como defensor. Ambos los aprovechó Charles, un delantero que husmea el gol y lo ve incluso donde no se adivina, para marcar con alta resolución: uno de chilena, otro de vaselina para dar brillo a dos errores ajenos. Los goles del brasileño le produjeron al Málaga tanto temor como miedo. Nueve horas con sed de gol son muchas horas y el conjunto andaluz prefirió guarecer el pozo del que había sacado petróleo con la ayuda de un desconocido Íñigo Martínez.

La Real tuvo la virtud de no caer en la irritación que supone comenzar prácticamente el partido con dos goles en contra. Cogió el balón y empezó a moverlo. Con ello conseguía dos cosas: llegar al área rival y que el Málaga no pudiera desplegar el contragolpe, una suerte difícil de realizar si el balón no está en tus pies. Después de tantos fichajes y cesiones, la llave de Moyes estaba en casa. Agirretxe, de la Real de toda la vida, se ha convertido en la astilla más eficaz contra las defensas rivales. El donostiarra cazo todos los balones aéreos y también todos los que caían divididos entre él y la defensa. En el juego aéreo, Weligton y Angeleri eran dos angelitos sin alas frente al poderío aeronáutico de Agirretxe que a los 14 minutos cazó un centro de Zurutuza desde la izquierda aprovechando que Kameni midió mal su salida, y cabeceó a la red. Coemnzaba así el mano a mano entre Charles y Agirretxe. El realista estuvo en todas, remató junto al poste, lanzó una vaselina al larguero, cabeceó otra vez obligando al camerunés a estirar su figura, remató de nuevo obligando al portero a crujir los riñones para llegar a manotear el balón, marcó otro gol bien anulado por fuera de juego.

Era Agirretxe contra el mundo, aunque al mundo le faltaba un soldado porque Tissone fue expulsado en el minuto 71 por una nueva tarjeta amarilla. A partir de ahì comenzó el diluvio granate de la Real sobre un Málaga que iba cediendo metro a metro hasta encajonarse en su área, confiado a la fortuna del poste, que repelió un disparo de De la Bella, y a Kameni, flojo en las salidas, agilísimo entre los palos.

Pero era la noche de Charles. Cuando Havi Garcia estaba a punto de cambiarle, Rosales, portentoso corrió su banda y lanzó un centro envenenado que ni Rulli ni sus defensas despejaron bien. El balón e fue a Juanpi que quiso atravesar el cuerpo de dos defensas y el balón acabó en el delantero brasileño que hizo el tercero. El mano a mano con Agirretxe lo había ganado, aunque el delantero guipuzcoano mereció más. Su equipo, no.