El depredador Kipchoge gana en Berlín, pero no puede con el récord
El atleta keniano corrió en 2h 4m 1s con las zapatillas rotas para imponerse, cinco meses después de Londres, en el cuarto de los cinco maratones que ha disputado
Ganó Eliud Kipchoge, como se esperaba y se deseaba, y su victoria en el maratón de Berlín dejó en los aficionados un gusto de admiración (corrió en 2h 4m 1s, el mejor tiempo del año y la octava mejor marca de la historia con las plantillas de sus Adidas empeñadas en huir de las zapatillas bajo sus pies que sufrían) y uno de frustración compartida, pues no batió el récord del mundo, un logro que se considera una obligación de todos los grandes que el último domingo de septiembre desafían el recorrido de 42,195 kilómetros que termina en la Puerta de Brandemburgo, el trazado ideal (prácticamente llano, con una segunda parte cuesta abajo), con el tiempo ideal (12 grados soleados a las nueve de la mañana, cuando la carrera empezó).
En Berlín se ha batido siete veces el récord del mundo, cinco de ellas en los últimos nueve años y Kipchoge, de 30 años, no había escondido que su objetivo era bajar de las 2h 2m 57s que su compatriota Dennis Kimetto estableció el año pasado. Por ello había pedido a las liebres pasar la media maratón en 1h 1m 30s (15s inferior al paso de Kimetto en 2014), para ello corría a su lado Emmanuel Mutai, quien no solo es uno de los mejores de la historia (2h 3m 13s es su mejor marca: la logró en Berlín el año pasado, cuando forzó a Kimetto a ir más allá de sus reservas en los últimos kilómetros), sino también su compañero de entrenamientos y motivador de referencia. Ninguno de sus deseos funcionó. La media maratón se pasó en 1h 1m 53s; Mutai no resistió (fue el primero del grupo de los mejores que no pudo con el ritmo) y sus zapatillas se rebelaron.
“Vi que empezaron a salirse las plantillas, pero no tenía tiempo para pararme y volverlas a meter”, dijo contrariado Kipchoge. “Y correr sin plantillas significaba multiplicar el efecto del impacto sobre el asfalto. Cada pisada suponía un dolor tremendo”.
Una vez convencido de que no batiría el récord del mundo, Kipchoge se concentró en luchar por la victoria, lo que consiguió con un ataque en el kilómetro 32, a 10 del final, que corrió en 2m 48s, 10s menos que el parcial anterior, para cerrar el parcial de cinco kilómetros del 30 a al 35 en 14m 33s, una marca magnífica pero lejana de los 14m 9s que tardó Kimetto en recorrer el mismo parcial el año pasado. Se fue solo Kipchoge y ganó con claridad. Segundo, a 1m 21s (2h 5m 22s), llegó su compatriota y tocayo Eliud Kiptanui. Tercero fue el etíope Feyisa Lilesa (2h 6m 58s). “Mi gran objetivo era el récord del mundo, pero no ha sido mi día”, dijo Kipchoge, dos veces medallista olímpico en 5.000m, “De todas maneras, he logrado mi mejor marca personal. Volveré al año próximo a por el récord”.
La de Berlín es la cuarta victoria consecutiva en un gran maratón de Kipchoge, quien ha disputado seis y ganado cinco: debutó en Hamburgo con victoria la primavera de 2013; en otoño quedó segundo en Berlín (2h 4m 5s) tras Wilson Kipsang, quien batía entonces un récord del mundo (2h 3m 23s) que solo duraría un año. En 2014, Kipchoge, un ganador nato, un depredador como demostró en su larga carrera en la pista, iniciada a lo grande a los 18 años cuando ganó los 5.000m del Mundial de París 2003 por delante de Kenenisa Bekele e Hicham el Guerruj, se impuso en Rotterdam y Chicago, y 2015 comenzó con su victoria en el maratón de Londres hace cinco meses por delante justamente de Kipsang y Kimetto, los dos últimos plusmarquistas mundiales.
En categoría femenina se impuso la keniana Gladys Cherono, con 2h 19m 25s.
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