Rabat defiende su corona en Alcañiz
El campeón del mundo de Moto2 niega con su victoria el alirón de Zarco, conservador y paciente, sexto en Aragón Kent culmina su mala racha de resultados en Moto3 con un accidente en Alcañiz
Era un matojo de nervios. Johann Zarco tenía en Alcañiz la primera oportunidad para ganar el campeonato del mundo de Moto2. No pararon de preguntarle desde el jueves, pero él no quería oír hablar del asunto, no quería saber cuáles eran las opciones, ni cuáles las posiciones ideales en carrera en función de lo que hicieran sus rivales. No se puso una venda en los ojos, ni se tapó los oídos, pero le faltó poco. De naturaleza tranquila, apacible, se transforma en la pista. Ha sabido encontrar este curso el compromiso perfecto entre la regularidad que exigen las carreras y la agresividad que se impone en el cuerpo a cuerpo, o la determinación que gobierna la toma de decisiones de los auténticos campeones. Pero de todo eso se olvidó este domingo. Difícil amasar tanto nerviosismo, tanta presión, tantos sentimientos.
Zarco dejó pasar las vueltas sin cometer errores, sin meterse en líos, sin arriesgar los más mínimo, apenas se esforzó por salvar esa sexta posición que, en ocasiones. se disputaba con Syahrin o Márquez. No le importa mucho cuándo proclamarse campeón, sino hacerlo tarde o temprano. Qué más da si es en España o en Japón. Así que, de momento, tendrá que esperar. Después de tres victorias consecutivas y de una temporada en la que no se ha bajado del podio desde que fue octavo en la primera carrera del año, en Qatar, Zarco, volvió a la sombra. No le van los grandes dramas. Puede esperar.
Rabat sabía que Rins había aprovechado el parón para cambiar el neumático, no le quedó otra que ir a la defensiva. Y lo hizo muy bien
Y mientras tanto, Tito Rabat, todavía campeón de Moto2, sigue soñando. Es gratis. Él era el hombre clave, prácticamente el único (también contaba Rins, que todavía tenía opciones matemáticas de título) que podía impedir al de Cannes cantar el alirón. Y se tomó muy en serio su misión. Defendió la corona con inteligencia. En una carrera que vio bandera roja y que, cuando se retomó, quedó reducida a 14 vueltas por un accidente en la primera vuelta, optó por seguir a Rins, uno de los pilotos en mejor forma. Entre los dos abrieron distancias con el resto. Le adelantó justo a mitad de la prueba, a falta de siete giros. Y en el último se encargó de defender con una trazada muy defensiva su posición. Sabía que Rins, que había empezado la primera carrera con la goma dura había aprovechado el parón para cambiar el neumático y llevaba uno blando y fresco, así que no le quedaba otra que defender su fortín. Y lo hizo muy bien. Su triunfo deja a Zarco al frente de la clasificación con 78 puntos de ventaja, suficientes para sufrir algo menos en Japón, dentro de dos semanas, de donde necesitará salir con 75 de ventaja sobre Rabat para, entonces sí, ser el nuevo campeón de Moto2.
Caídas de los favoritos en Moto3
Al final se podría decir que la partida quedó en tablas. Los accidentes de los dos aspirantes al título de Moto3, Danny Kent y Enea Bastianini, dejaron las cosas como estaban, aunque, claro está, ir descontando carreras beneficia al líder, Kent. El británico, sin embargo, está viendo en las últimas pruebas como el dominio abrumador de la primera mitad de la temporada se está tornando en quién sabe si conservadurismo o puro nerviosismo de tan cerca como, al parecer, tiene, su primer título de campeón del mundo. En las últimas cinco carreras sólo ha subido al podio en una ocasión: ganó en Silverstone, ante su público, pero fue 21º en Indianápolis, séptimo en Brno, sexto en Misano y este domingo, en Alcañiz, acabó por los suelos en la última vuelta. Cometió, además, un error muy tonto. Rodaba en el grupo de cabeza. Pero se cayó solo, sin la ayuda de nadie. Quiso controlar, en plena entrada a la última curva del trazado aragonés, los movimientos de uno de sus rivales, Navarro. Y no pudo hacerlo todo a la vez. Perdió el control de su moto, que acabó escupiéndole por los aires.
Kent podría prácticamente haber sentenciado el Mundial, pues apenas unos instantes antes se había caído también Bastianini; en cambio, se descubrió algo más vulnerable de lo que se le creía. Sigue teniendo 45 puntos de ventaja sobre el jovencísimo italiano. Pero no puede seguir fallando. Antes que él, erró el de Rimini, que aunque aprende rápido sigue precipitándose de vez en cuando, pues es lo que hacen los pilotos a los 17. Tras una carrera en la que aguardó, también paciente e inteligentemente, en el grupo de cabeza (hasta diez pilotos lo formaban), se equivocó en la última vuelta, justo antes de llegar a la recta de atrás: perseguía a Binder, lo tenía a tiro, quería la victoria o, como mínimo, el segundo puesto, pero se le acercó tanto que le tocó por detrás, provocó su caída y acabó también en por los suelos. Punto final. El triunfo fue para Oliveira. Y en el podio le acompañaron Navarro, por primera vez, y Fenati.
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