La llamarada eterna del Dragón
Gales se olvida de su parte de lesiones, conquista Twickenham y deja a Inglaterra al borde de la eliminación (25-28)
En la hora más oscura, Gales ha firmado un grito de orgullo infinito, un canto a lo colectivo, a la resistencia contra cualquier mal. El XV del Dragón ha perdido en las últimas semanas a sus cromos más preciados. Desde almas como Rhys Webb o Halfpenny a recursos decisivos como Eli Walker o Cory Allen. Aun así, habían logrado poner a Inglaterra contra las cuerdas en su Mundial cuando dos compañeros más, Scott Williams y Hallan Amos, dejaban el campo en camilla. Los supervivientes levantaron un auténtico monumento a esos caídos, a esa sensación de trabajar cuatro años para que un instante, el dolor supremo, trunque todo. Levantaron la contienda los galeses, que arroparon la gloria con una patada infinita de un Dan Biggar mayúsculo. Sus 23 puntos dejan a Inglaterra con la necesidad de vencer a Australia y esperar las cuentas para subsistir a la primera fase de su torneo.
Su escasez de recursos ofensivos obligaba a Gales a vivir con la exigencia de exprimir al máximo cada instante. Por eso el apertura Dan Biggar llevaba el estandarte y debía asumir el coste de cada decisión. La gran baza roja era que un marcador incomodo transformase la suficiencia inglesa en ansiedad. Lo logró durante casi media hora con las pequeñas cosas, ya fuera robando saques de touch o ganando metros pateando a la espalda de la defensa. Aunque quizás se precipitó en un intento fallido de drop en una zona propicia para seguir construyendo, Biggar cumplió materializando las patadas.
Inglaterra 25-28 Gales
Inglaterra: Mike Brown; Anthony Watson, Brad Barritt, Sam Burgess (George Ford, m.70), Jonny May, Owen Farrell, Ben Youngs; Joe Marler (Mako Vunipola, m.61), Tom Youngs (Rob Webber, m.67), Dan Cole, Geoff Parling, Courtney Lawes (Joe Launchbury, m.40), Tom Wood, Chris Robshaw, Billy Vunipola (James Haskell, m.63).
Gales: Liam Williams (Rhys Priestland, m.67); George North, Scott Williams (Alex Cuthbert, m.63), Jamie Roberts, Hallam Amos (Lloyd Williams, m.67); Dan Biggar, Gareth Davies; Gethin Jenkins, Scott Baldwin, Tomas Francis (Samson Lee, m.50), Bradley Davies (Luke Charteris, m.70), Alun Wyn Jones, Dan Lydiate (Justin Tipuric, m.70), Sam Warburton (capt), Taulupe Faletau.
Ensayos: May por Inglaterra; Davies por Gales. Ambos fueron transformados.
Golpes de castigo: Farrell (5) [además de un drop] por Inglaterra; Biggar (7) por Gales
Encuentro correspondiente al grupo A disputado en Twickenham con la presencia de 81.129 espectadores.
Inglaterra no quiso coquetear con marcadores desfavorables. Lo sabía Owen Farrell y por eso buscó y acertó con un drop lejano para poner el 6-6 en el marcador. Inglaterra empezó a marcar distancias con la melé, forzando varios hundimientos galeses, limitados en delantera con dos titulares ante Uruguay tocados en el banquillo. El XV de la Rosa fue percutiendo metros con la ágil circulación de Ben Youngs, que supo rehacer un ensayo aparentemente truncado por un pase al pie en una asistencia precisa para que Jonny May lograra posar.
Como réplica, Gales esgrimió valentía para reducir ese déficit de diez puntos (16-6) y empezaron a llover balones sobre la 22 inglesa. Tras ensayar ante Fiyi, a Brown le tocaba esta vez ponerse el mono patear el oval fuera de su guarida. La confianza en ese último recurso protegió a Inglaterra e incluso animó el juego a la mano en territorio vedado.
Sin el pie Gales lo tenía más difícil. La gran lectura y velocidad de Ben Youngs causaba los suficientes estragos para dar a Farrell patadas con las que echar abono al marcador. Sin grandes lujos de sus tres cuartos, Biggar mantenía el duelo. Y lo que querían evitar los ingleses sucedió. El XV de la Rosa no se impuso más allá de una tímida ventaja que Farrell elevó a la barrera del ensayo (25-18) con su último golpe.
Entonces llegó la última carga galesa. El oval recorrió el campo hasta el ala derecha. El objetivo era el explosivo George North, que cedió para Lloyd Williams. Apenas llevaba unos minutos sobre el césped, pero su pie abrió el cielo. El oval salió hacia la incertidumbre, hacia el miedo, hacia los sueños, hacia Gareth Davis. El medio melé lo cazó y posó bajo palos para poner el empate. Anestesiados los ingleses, no supieron proteger una captura de Brown y el zaguero cometió golpe por retención, citando con el destino a Biggar, que encontró la gloria entre palos desde el centro del campo.
Llegaba la última intentona inglesa, con sus dos aperturas en el campo, y murieron como valientes. Gales entró por el lateral y el XV de la Rosa rechazó los tres puntos del empate, una decisión que puede marcar su temprana despedida pero que la grada respaldó plenamente. La joven plantilla de Lancaster. Buscó la touch para entrar con el maul en la zona de marca, pero resistió Gales, empujando la plataforma a la banda. Solo quedaba sobrevivir a la última melé y patear a las grada. Gales había arrasado la gran base enemiga con una llamarada eterna.
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