“Barça is not Catalonia”
“La religión es verdadera para los pobres, falsa para los sabios, y útil para los líderes”. Séneca.
Existe una cierta clase de inglés al que le encanta España y se deleita con el fútbol español. Pero teniendo ya más que suficiente entretenimiento en casa con las cochinadas de su primer ministro y tal, no suele demostrar el más mínimo interés por la política española, o la catalana. Pero de repente, tras enterarse en los medios que Catalunya coquetea con la independencia y que podría desaparecer el clásico entre el Barcelona y el Real Madrid, se ha quedado desconcertado. Quiere saber más. En un intento de aclarar dudas y fomentar el entendimiento entre las naciones hoy ofrecemos una guía, en formato pregunta y respuesta, para aquellos ingleses y demás extranjeros perplejos ante el panorama político español.
P. A veces antes de un partido en el estadio del Barcelona aparece una enorme pancarta que proclama “Catalonia is not Spain”. Lo curioso es que después vemos las alineaciones y queda claro que “Barça is not Catalonia”. ¿Cómo se explica esto?
R. Sencillo. Por un lado, el Barça es lo más parecido que tienen los catalanes a un ejército nacional. Por otro, su entrenador es asturiano, su capitán es manchego, su mejor jugador es argentino, otros habituales en el once inicial nacieron en Brasil, Uruguay, Croacia, Alemania y Chile, acaban de contratar a un centrocampista turco y el individuo que más ha influido en su estilo de juego es un holandés.
P. Perdón, pero no se entiende. ¿O es que todos los que visten los colores del Barça se sienten automáticamente catalanes?
R. No todos, pero es verdad que algunos han hecho suya la costumbre entre ciertos políticos nacionalistas de hacer trampas con los impuestos. Aunque, claro, esto se hace en toda España, lo que podría interpretarse como un factor de unidad en vez de división.
P. En realidad, los turistas que hemos viajado por España no vemos las diferencias entre los catalanes y los demás. ¿Nos equivocamos?
R. No mucho. Todos rinden culto al jamón ibérico, al vino de Rioja, a la sobremesa, a la pachanga nocturna, a la placentera autocomplacencia que les provoca la indignación. Otra cosa que comparten: a la hora de adoptar posiciones políticas sus procesos mentales se guían más por la fe que por los hechos.
P. O sea, como en el fútbol. ¿Pero por qué, si el jamón de Extremadura y Huelva les apasiona, los catalanes no quieren que ciudades tan hermosas como Trujillo, Córdoba, Sevilla, Granada o Segovia sigan siendo parte de su patrimonio cultural?
R. Porque no viajan a esos lugares. No los valoran y detestan darles dinero de sus impuestos. El nacionalismo obstruye la tubería mental por donde fluye la razón. Sin excluir al nacionalismo español.
P. ¿Hay nacionalismo español?
R. Sí. El nacionalismo es competitivo, paranoico y clasifica a los seres humanos de la entidad rival como si fueran insectos. Por eso uno oye a gente en Madrid o en Cádiz decir que “los catalanes” son todos así; a gente en Barcelona o en Girona decir que “los madrileños” son todos asá. El nacionalismo se define más por el antagonismo hacia el otro que por el amor que uno siente por su patria. Un ejemplo: el aficionado ferviente del Barça se regocija más cuando pierde el Madrid que cuando gana su equipo.
P. ¿Por qué tantos catalanes quieren la independencia ahora?
R. El rechazo por unos jueces en Madrid de un acuerdo político entre Catalunya y el resto de España; la incertidumbre y ansia de soluciones que ha generado la crisis económica; la incompetencia del partido del Gobierno español; José Mourinho.
P. ¿Mourinho?
R. Nunca hubo más odio en la relación Madrid-Barça, la medida más visible de la rivalidad entre Catalunya y el Estado central, que cuando el portugués estaba ahí agitando las llamas.
P. ¿Si Catalunya se independiza se dará la catástrofe? ¿Diremos adiós a los clásicos entre el Madrid y el Barça?
R. Según como están hoy los ánimos en el resto de España, sí. Dirán, “Vale, si Catalonia is not Spain, Barça is not de la Spanish Liga”.
P. Pero, como hemos comprobado, el Barça is not Catalonia. Messi, Neymar, Suárez y compañía no querrán jugar en una miniliga catalana. Se irán al Manchester United, o al Chelsea o… al Madrid, ¿no?
R. El riesgo es real. A ver cómo influye en el electorado catalán.
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