El Mundial de rugby de Inglaterra pone a prueba a los ‘All Blacks’
Los neozelandeses defienden el título en la cuna del deporte del oval tras sufrir solo tres derrotas en cuatro años
En su rutina por buscar la perfección, Nueva Zelanda interpreta las derrotas como un golpe infinito a su ego. Su reconocida hegemonía se rebaja a paridad cuando miran el palmarés, por eso los All Blacks anhelan imponer también su dinastía en el Mundial de Rugby, que desembarca este viernes por tercera vez en Gran Bretaña, con Inglaterra como campamento base y Gales aportando apoyo logístico y tradición.
En las dos ocasiones anteriores, 1991 y 1999, se impuso Australia, pero en este séptimo torneo mundialista manda el negro de los All Blacks, que buscan su primer título sin la protección de sus fronteras y revalidar así el cetro de 2011. La inexperta Inglaterra, que descorcha el torneo (21:00 Canal+ Deportes) ante Fiyi, es el verso libre contra una veterana generación neozelandesa que reclama su lugar en la historia.
Se hablará de la ya famosa rivalidad entre el norte y el sur, en la que solo en 2003 y de la mano —o más bien el pie— de un inglés, Jonny Wilkinson, un equipo del hemisferio septentrional alzó la Copa Webb Ellis, que se concede al campeón. Las tres potencias meridionales suman dos triunfos cada uno: Nueva Zelanda se impuso en su casa en 1987 y 2011, los dos entorchados de Australia y las victorias de 1995 y 2007 de los Springboks sudafricanos, completan el palmarés de este joven torneo. Los del sur se han ganado la vitola de favoritos, pero solo han disputado una final entre ellos, en 1995. Reclaman atención Inglaterra y Francia, que han disputado tres finales, aunque la hegemonía en el norte se la han disputado en estos cuatro años Gales e Irlanda, ganadores de los últimos Seis Naciones.
Todo ello sin descartar posibles outsiders como Argentina, tercera en 2007, y que lleva cuatro años disputando el Rugby Champioship contra las tres grandes del sur y ya sabe lo que es vencer a Australia y Sudáfrica. Escocia e Italia tienen mimbres para provocar tropiezos, al igual que los imprevisibles equipos de las pequeñas islas oceánicas —Fiji, Samoa y Tonga—. Japón busca su hueco antes de organizar el próximo Mundial, ya en 2019, y Uruguay regresa 12 años después.
Nueva Zelanda, cuatro años rozando la perfección
Nueva Zelanda es el equipo más prestigioso del mundo y desde que ganaron su Mundial hace cuatro años no han hecho más que agrandar su leyenda. Desde el 8-7 a Francia en la final jugada en el Eden Park de Auckland, los hombres de negro han disputado 47 partidos, de los que solo han perdido tres – contra Inglaterra en 2012, Sudáfrica en 2014 y Australia en 2015 – y empatado dos contra Australia (2012 y 2014), un balance de 91,5% de triunfos. Un registro incomparable en la historia del rugby.
Pese a cambiar de entrenador, el seleccionador Steve Hansen ha mantenido el bloque de veteranos, liderados por el capitán Richie McCaw. Con 142 partidos es el jugador que más citas internacionales ha disputado en la historia. Tras él, sus lugartenientes: el talonador Kevin Mealamu (126), el pilier Tim Woodcock (115), el apertura Dan Carter (106 duelos y 1516 puntos, más que nadie en la historia) y el centro Ma'a Nonu (97). El equipo sigue desplegando el rugby más vistoso y efectivo del planeta.
Inglaterra se aferra a Twickenham
Frente a la experiencia All Black, Inglaterra busca su segundo título con una generación con escaso rodaje. Solo tres de los 31 hombres elegidos por el técnico Stuart Lancaster acumulan más de 50 internacionalidades, y de ellos solo Dan Cole (51) es titular habitual. Segunda en los últimos Seis Naciones, el gran logro de la anfitriona en este ciclo es su contundente triunfo (38-21) ante Nueva Zelanda en Twickenham, donde jugará todos sus encuentros, salvo el último de la primera fase frente a Uruguay.
El dinamismo de Jonny May y Anthony Wayson en las alas se une a un nuevo cambio en el puesto de apertura, ahora en poder de George Ford, relegando a Owen Farrell al banco. Avasalladora en sus buenos tramos. Avasalladora por momentos, a Inglaterra se la podría acusar de previsible en una convocatoria que ha sacrificado el talento de Danny Cipriani. Obligada a un tono competitivo alto desde el primer día para sobrevivir en el grupo A con Gales y Australia, está por ver cómo aguantan sus baterías en octubre.
Australia recupera la confianza
Los Wallabies parecían hace un año la víctima segura de ese grupo. La dimisión de su técnico, Ewen McKenzie, tras los mensajes ofensivos de Kurtley Beale a una directiva de la federación, parecía dar la puntilla a un equipo desunido. Hasta que en octubre de 2014 llegó Michael Cheika y de su mano Australia ha recobrado la confianza, imponiéndose este julio en la versión corta del Rugby Championship y venciendo a los All Blacks por primera vez desde 2011.
Cuentan con Israel Folau, el mejor zaguero del momento, un flanker como David Pocock, capaz de dominar encuentros como pocos, y una lista de ilustres como Quade Cooper, Will Genia o el gigantón Will Skelton. Aún lejos de la regularidad que Cheika querría, los Wallabies vuelven a ser temibles.
Sudáfrica busca un cambio de imagen
Los Springboks llegan tras un desastroso Rugby Championship, en el que sumaron tres derrotas en otros tantos partidos, y con la necesidad de lavar la imagen de hace cuatro años. Sudáfrica se puede beneficiar del grupo B, previsiblemente el más fácil de la primera fase, pero tendrán que mejorar la imagen dada durante el último año.
Las bajas condicionan a Gales
Las lesiones del medio melé Rhys Webb y, sobre todo, del zaguero Leigh Halfpenny en el último amistoso frente a Italia dejan a Gales sin dos referentes para un reto mayúsculo. Pese al liderazgo de Sam Warburton y el dinamismo de un auténtico puñal como George North, apto tras superar varias conmociones cerebrales, la joven generación que se quedó sin final en 2011 tras la temprana expulsión de su capitán, necesita una machada. Mientras su técnico, Warren Gatland, reta a la prensa a dar por enterrados a sus chicos, la realidad es que Gales deberá vencer a Inglaterra en su fortín o cortar una racha de 10 derrotas seguidas contra Australia.
Francia llega sin esmoquin
Francia es siempre una incógnita y nunca pasa desapercibida en un Mundial, en el que es capaz de lo mejor y lo peor. Las dudas del técnico Phillipe Saint-André desde que asumió el cargo en 2012 han desembocado en que haya tenido que recurrir al veterano apertura Frederic Michalak para dirigir un equipo rocoso y batallador en el que se ven pocos vestigios del afamado rugby champagne.
Irlanda y la barrera de los cuartos
Con el permiso de Italia, el Mundial de Irlanda tiene una fecha clara: el 11 de octubre. Su cita contra Francia en Cardiff está llamada a adjudicar el castigo supremo de medirse a los All Blacks en cuartos una semana después. Esa fecha tardía puede servir de excusa al vencedor de los dos últimos Seis Naciones para explicar su decepcionante preparación, que concluyó con derrotas ante Gales e Inglaterra tras un juego mediocre y poco incisivo con el balón.
El torneo definirá el legado del apertura Jonathan Sexton y su precisión con el pie. El Quince del trébol ha respondido tras la retirada de Brian O'Driscoll gracias a talentos como Robbie Henshaw y buscará despedir a su capitán, Paul O'Connell, superando como mínimo los cuartos de final por primera vez en su historia.
Los Pumas cada vez dan más miedo
Argentina tiene de nuevo sus esperanzas puestas en sus Pumas, que esta vez no tienen la excusa de no contar con un torneo anual en el que adquirir ritmo de competición. Encuadrados en el grupo C, junto a los neozelandeses, el mayor reto de los hombres de Daniel Hourcade será superar los cuartos. Desde hace años todos los equipos saben que nunca es fácil imponerse a los albicelestes, famosos por vender caro cada metro del campo.
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