“Ya os dije que Luis Enrique no era tan tonto”
De Rossi defiende al que fuera su entrenador: "Ha demostrado su valor" El asturiano asegura que no sabe por qué dejó el club italiano
En las instalaciones de Trigoria, por la mañana, le preguntaron a De Rossi, mediocentro del Roma que dice mirarse en el espejo de Mascherano, si vistos los resultados obtenidos por Luis Enrique en el Barcelona, tal vez el equipo italiano se había equivocado con él, al no haberle dado la oportunidad de seguir trabajando en el banquillo giallorrosso más allá de su primera y única temporada en la capital italiana: “De entrada, se fue él; la decisión no es achacable al club. Y ya os dije en su día que fue juzgado duramente y que no tuvo el respaldo de la prensa. Ha demostrado su valor y no es el tonto que vosotros pintabais. Yo dije que era el mejor que había tenido y se ve que no estaba tan loco. Por encima de todo es un buen tipo y su equipo de colaboradores, también”, zanjo el jugador italiano, igual de rotundo como su juego. Es uno de los cuatro jugadores que quedan en la plantilla italiana del paso del entrenador asturiano por Roma, motivo que le llevó a decir que no reconoce ninguna huella de su legado en el juego de este conjunto. “Es cien por cien de Rudy García”, apostilló Luis Enrique.
Se fue él; la decisión no es achacable al club. Y ya os dije que fue juzgado duramente y que no tuvo el respaldo de la prensa” De Rossi, jugador de la Roma
La leyenda sobre el técnico azulgrana en Roma asegura que tuvo unos cuantos incidentes en Trigoria. Cuentan que incluso el propio De Rossi llegó a entrar en el despacho del director deportivo del club por aquel entonces, Franco Baldini, para pedir su cabeza. Explican que Oswaldo le pilló por la pechera, que Borriello estuvo a punto de agredirle y que se enfadó con Totti; que si Iván de la Peña renunció a trabajar con él fue entre otras cosas para poner a salvo su amistad y que Marcos López, al que él contrató, dimitió antes de acabar el curso, distante también con sus métodos. Dicen. Lo cierto es que ayer, al llegar al Olímpico de Roma, Luis Enrique y los colaboradores que vivieron a su lado aquella experiencia y que ahora pueden presumir de tricampeonato, repartieron abrazos. Lo cierto es que la afición habla bien de él por las calles y que el propio técnico dijo no recordar las razones por las que decidió no cumplir su contrato y volverse a España terminada su primera temporada en Italia, que acabó con el equipo en el séptimo puesto de la Liga y eliminado a las primeras de cambio en la Liga Europa. “Pienso en aquella época en la Roma y me siento unos añitos no más viejecito pero sí más mayor; y recuerdo cosas positivas, interesantes. Mis recuerdos son todos positivos”, dijo, antes de echarle agua al vino, siempre tan feliz: “Lo más importante de estar aquí, en cualquier caso, es la competición, volver a la Champions”.
Le instaron a presumir por regresar hecho todo un campeón, pero dijo: “Ese no es mi estilo”. Lo suyo “es seguir mejorando cada día”. Y en ese camino reconoció que asume como un “estímulo maravilloso”, a la altura de su equipo, del club y de los culés “ganar la segunda Liga de Campeones consecutiva, algo que nadie ha logrado en este formato de competición”. Para el asturiano, “no es una presión”. De hecho, incluso parece sentirse cómodo con el traje de favorito. “Si dije que lo éramos para ganar la Liga por el hecho de ser campeones, lo somos para ganar la Champions, porque somos campeones. Hay que ser consecuentes”. Lo fue al reiterar otra vez, y van más de mil, que Messi es para él el mejor jugador de la historia. El argentino viajó acompañado de su padre y de sus dos hermanos, en uno de los traslados con menos glamur que se le recuerdan al Barcelona en la Champions. También viajó en el mismo vuelo, eso sí, Nelly García, la madre de Luis Enrique, protagonista en Roma.
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