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Solo el hijo de Molchanova descendió más que Miguel Lozano

Bajando sin respirar hasta 76 metros de profundidad, el deportista español se proclama subcampeón del mundo en Chipre

Carlos Arribas
Miguel Lozano, durante la prueba en la que consiguió la medalla de plata.
Miguel Lozano, durante la prueba en la que consiguió la medalla de plata.M.L.

Descendiendo en apnea, sin respirar, a una profundidad de 76 metros y tras un buceo 3m 14s, Miguel Lozano, el mejor apneísta español, se ha proclamado subcampeón del mundo en la modalidad más dura y complicada, la llamada de peso constante sin aletas (el deportista desciende y asciende nadando por sus propios medios, sin poder impulsarse con el cabo guía, ni usar aletas y liberarse de lastre para ascender más rápido). Los Mundiales, organizados por AIDA (Asociación Internacional para el Desarrollo de la Apnea), tienen lugar entre el 12 y el 19 de septiembre en el mediterráneo chipriota, en la ciudad de Limassol. Los 76 metros de Lozano suponen un nuevo récord español. El anterior, también en posesión del buceador catalán, era de 71 metros. El récord del mundo está en posesión del neozelandés William Trubridge: 101 metros alcanzados en 2010.

Solo un apneísta descendió más profundo y buceó más tiempo que Lozano en Limassol. Se trata de Alexey Molchanov, que bajó hasta 85 metros en 3m 20s. Hace apenas seis semanas, su madre Natalia Molchanova, considerada la mejor apneísta de la historia, desapareció en las aguas de Formentera mientras impartía un curso básico a unos millonarios rusos principiantes. En esta especialidad, el récord del mundo femenino, 70 metros, lo poseía la deportista rusa, de 53 años, cuyo cuerpo aún no ha sido hallado..

La muerte de Molchanova dio lugar a un debate sobre los riesgos de una práctica que algunos medios calificaron de “deporte extremo y peligroso”, lo que subleva a Lozano. “La apnea de profundidad es un deporte muy seguro, y si se practica con un protocolo de seguridad sencillo, los accidentes son prácticamente nulos”, dice el campeón catalán. “La apnea deportiva está basada en la relajación física y mental donde el control de la respiración y la técnica del movimiento bajo el agua es fundamental. Como la propia Molchanova decía, y como su hijo ha entendido, la apnea no es sólo un deporte, sino una manera de entender quiénes somos”.

La madre del nuevo campeón desapareció en agosto mientras practicaba apnea en Formentera

En los últimos 50 años, en la apnea de competición, no habrán muerto más de cinco o seis personas a causa de accidentes; un apneísta cada 10 años. La mayoría de ellos, recuerda Lozano, fallecieron practicando una disciplina de profundidad llamada “no limits”, en la que apneísta desciende con un trineo lastrado y asciende con un globo hidrostático. Baja hasta unas profundidades de las que no puede ascender por sus propios medios y, debido a la mala prensa que ha generado, esta disciplina ha sido vetada por AIDA, el principal organismo reconocido para validar las marcas de profundidad.

En toda la historia de la competición, sólo una persona ha fallecido en accidente; el americano Nick Mevoli, en noviembre de 2013 en Bahamas durante el evento “Vertical Blue”, debido a un barotrauma pulmonar.

“Molchanova murió accidentalmente tras cometer un grave error, el único error que nunca debe cometer un apneísta, descender solo”, dice Lozano. “Siempre, independientemente de nuestro nivel o capacidad, debemos descender acompañados. De los errores que podamos cometer o incluso ante un eventual síncope por hipoxia, un compañero que nos saque las vías aéreas de agua, convertirá el posible accidente en un simple incidente. Después de unos segundos en superficie tras un síncope o desmayo el cuerpo tiende a despertar y respirar de forma automática”.

Las medidas de seguridad y la buena compañía funcionaron a la perfección en el Mundial de Limassol, cuando el francés Guillaume Néry intentaba establecer un nuevo récord del mundo de apnea en peso constante con aletas descendiendo hasta los 129 metros. Sin embargo, un error de medición inexplicable hizo que el cabo guía midiera 10 metros más, 139 metros. Como su cuerpo no estaba entrenando para tal profundidad, Néry sufrió un síncope a 20 metros de la superficie, cuando regresaba. Fue rescatado sin problemas y se recupera de un edema pulmonar.

En los días que quedan de competición, Lozano aspira a lograr una buena posición en la modalidad de inmersión libre (regreso impulsado en el cabo guía), en la que cuenta con la tercera mejor marca mundial con 117mts. Este campeonato marca el comienzo de la temporada para el apneísta español que, durante los próximos meses, estará entrenando en sus escuelas de Tenerife, Egipto e Indonesia de cara a las competiciones de 2016.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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