Cuando Italia era el muro
Hace 12 años España comenzó a revertir el histórico dominio de la azzurra
Repasando las enciclopedias y el palmarés de la última década, pudiera parecer lo contrario, pero hubo un tiempo en el que España no ganaba siempre. Un tiempo en el que Italia lideraba el selecto club de demonios que periódicamente se le aparecían en cada torneo para truncar expectativas más o menos fundadas.
Solo 13 victorias oficiales en 61 partidos ante los azzurri refleja una contabilidad que encontró su punto de inflexión hace ahora 12 años. El 13 de septiembre de 2003, España comenzó a saldar afrentas en la semifinal del Eurobasket de Suecia.
Ambos equipos se habían encontrado cuatro años antes en el escalón superior, en la final del Europeo de Francia. En aquel campeonato de 1999 la España de Alberto Herreros, Alfonso Reyes, Roberto Dueñas, Carlos Jiménez y compañía protagonizó una inesperada epopeya. La irregular andadura del equipo de Lolo Sainz le llevó a depender de un triunfo de Francia sobre Eslovenia en la última jornada de la fase de grupos para continuar en liza. Eslovenia llegó a vencer por 19 puntos y España llegó a tener las maletas hechas, pero una inverosímil remontada francesa metió a España en cuartos. El milagro se prolongó venciendo a la Lituania de Sabonis en esa ronda y a la propia Francia en semifinales.
España regresaba a la final de un Eurobasket 16 años después. Pero allí estaba Italia. El coco tenía a Carlton Myers y Gregor Fucka como estrellas y a Bogdan Tanjevic como arquitecto de un entramado defensivo que los chicos de Lolo fueron incapaces de superar. Cayeron sin muchas opciones en un partido donde reinó la espesura (56-64). Plata de ley ante otra Italia inabordable. Crecía una leyenda a la que años antes se habían sumado sobre el césped los gambeteos de Roberto Baggio y el codo de Tassotti en el Mundial del 94.
Pero sobre el parquet, la historia brindó una nueva ocasión de revancha y, esta vez, salió cara para España. El Stockholm Globe Arena de Estocolmo fue el escenario en el que la generación más laureada del baloncesto español comenzó a hacerse grande y a escribir su leyenda. En aquel grupo del año 2003 ya había fraguado el relevo generacional que daba paso a los júniors de oro, campeones del mundo en 1999. Allí estaban un imberbe Pau Gasol que a sus 23 años ya tenía escarapela NBA; Juan Carlos Navarro, pieza clave en la conquista de la Euroliga de aquella edición con el Barça; Felipe Reyes, primer español en concluir la ACB como máximo reboteador; el emergente José Manuel Calderón cubriendo la baja de Raúl López; el polivalente Carlos Jiménez y veteranos como Alberto Herreros y Rodrigo de la Fuente para entregar el testigo. Moncho López junto a Joan Creus estaban al mando de una pizarra que habían heredado de Imbroda para disputar un tortuoso preeuropeo clasificatorio.
Y la historia cambió. España superó la primera fase como líder de su grupo, venció a Israel en cuartos y se citó con Italia en semifinales.
Italia había dejado sin bronce a España en los Europeos de 1975 y 1985, la había derrotado en las semifinales de 1991 y en las finales de 1983 y 1999 y, por si el expediente no bastara, en 1980, año en el que vinieron al mundo varios de los júniors de oro, una derrota ante Italia dejó a la selección española sin la posibilidad de alcanzar la final de Juegos Olímpicos de Moscú. Dino Meneghin, Carlo Recalcati (seleccionador en 2003), Pierluigi Marzorati, Roberto Brunamonti, Antonello Riva, Walter Magnifico, Ferdinando Gentile y un largo etcétera de villanos para España. Hasta aquel 13 de septiembre de 2003.
Galanda, Basile, Marconato, Bulleri o De Pol no tuvieron la misma suerte. Fue un partido cerrado, tenso, áspero. Fue una prueba de carácter. Fue una licenciatura de campeonato. España selló su abono a un podio del que no se ha bajado en la última década. Italia se colgó un año después la plata olímpica, pero posteriormente inició una travesía del desierto que aun dura. Con 81-79 a favor, España tenía la posesión para cerrar el partido pero los árbitros pitaron una falta en ataque a Navarro. Los 18,6 segundos restantes quedaron en manos de Bulleri. La estrella italiana, defendido por Calderón, se jugó el tiro de la gloria. No entró. España por fin ganaba a Italia.
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