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No hay dolor para Ferrer

El alicantino, clasificado para la tercera ronda, juega lastrado por una tendinopatía en el codo derecho que le apartó de las pistas los dos últimos meses y merma sus servicios

Alejandro Ciriza
Ferrer, durante su partido contra Krajinovic.
Ferrer, durante su partido contra Krajinovic.Matt Rourke (AP)

Es de acero. Cuando se reflexiona sobre David Ferrer, unanimidad absoluta en el circuito. Pero, quizá, pocas definiciones tan precisas como esta: "Tiene la resistencia de un pitbull", comentó en una ocasión el checo Radek Stepanek, otro sabueso que aún batalla en el circuito a sus 36 años. "Físicamente he evolucionado bien y cada vez trabajo mejor el tema de la recuperación y la prevención", apunta el de Xàbia, 33 años y presente en la tercera ronda de Nueva York, después de deshacerse de Filip Krajinovic por 7-5, 7-5 y 7-6 en dos horas y media.

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Ferrer, como casi siempre, progresa de modo sigiloso; con poco ruido, de forma discreta. Este año, en el que ha labrado una cosecha de tres títulos (Doha, Río y Acapulco), también. Él, guerrero silencioso, rara vez eleva la voz o se queja. Tampoco ahora, pese a que desde el pasado mes de mayo arrastre una tendinopatía en su codo derecho que le impide jugar a pleno rendimiento e incluso le ha obligado a echar el freno los dos últimos meses.

La dolencia le privó de Wimbledon en julio, de la eliminatoria de la Copa Davis en Vladivostok, después, y le paró en seco cuando se disponía a regresar a la pista en Hamburgo, a finales de julio. “He estado dos meses que no mejoraba. Tuvimos que cambiar el tratamiento y en los últimos 10 días ha habido una mejora muy grande. Aún me falta el ritmo de partidos, pero es cierto que estoy contento porque puedo aguantar”, explicaba después de batir a Krajinovic.

Ferrer, con una protección durante su primer partido.
Ferrer, con una protección durante su primer partido.Charles Krupa (AP)

En París, durante Roland Garros, ya se le pudo ver en los entrenamientos con una venda compresora, cuya colocación respondía a "un simple dolor". Esa rémora fue creciendo y todavía persiste en Nueva York. En Flushing Meadows, el español lució el vendaje durante su primer compromiso, frente al moldavo Rado Albot, pero en su última presencia, en la que se aseguró un 85% de los puntos jugados con sus primeros servicios, decidió prescindir de la protección en su articulación.

Nunca me ha gustado jugar con vendas. Si puedo evitarlo, lo hago”

"La limitación se produce en los primeros saques y cuando defiendo de cortado, pero al restar no me molesta", explicaba en la rueda de prensa. “Me he ido sintiendo mejor. La venda no me da elasticidad a la hora de sacar y a pesar de tener un poco de dolor prefiero jugar sin ella y adaptarme. Nunca me ha gustado jugar con vendas. Si puedo evitarlo, lo hago”, prolongó Ferrer, el tenista de titanio, adversario de Jérémy Chardy en la tercera ronda. El jugador con el que no puede el dolor.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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