Douglas Costa el último extremo de Pep
El gaucho, fichado por el Bayern al Shakhtar, impacta en el inicio de la Bundesliga por su regate y desborde
Douglas Costa de Souza es gaucho, como Ronaldinho, porque nació al sur de Brasil, en Sapucaia do Sul (Rio Grande do Sul). Tiene 25 años y por él pagó seis millones de euros Mircea Lucescu para llevárselo al Shakhtar Donetsk cuando apenas había jugado 37 partidos en el Gremio de Porto Alegre hace seis años. No necesita mucho el técnico rumano para adivinar el talento en un brasileño ni Guardiola para descubrir a un extremo. Pep le conocía desde que se enfrentó con el Barcelona en la Champions de 2011 y volvió a sufrirle el curso pasado. Así que no dudó cuando tuvo claro que el Bayern necesitaba desborde en ataque y llamó a la puerta de Rummenigge para poner su nombre encima de la mesa. Es probable que Karl no supiera de quién le hablaba, pero sabía que si hay un club que el de Santpedor conoce bien en Europa, es el Shakhtar. Y si no, que se lo pregunten a Txiki Begiristain y a Chigrinsky.
La apuesta por el desborde y el regate del brasileño no le ha podido salir mejor. Mejor, seguramente, de lo que esperaba. Cinco partidos y la afición bávara, tan fría, ya vive a sus pies. Trascendental en el arranque de la Bundesliga, Douglas suma cinco asistencias y un gol. Y si su capacidad de trabajo fuera cuantificable, en la SäbenerStrasse, donde se ejercita el Bayern, ya tendría un monumento. De hecho, al término del encuentro contra el Leverkusen, el pasado sábado, el vestuario le vacilaba. “A este paso, el Balón de Oro es tuyo”, le bromeó un compañero. “He tocado el balón más veces en el Bayern desde que llegué que en cinco años en Ucrania”, le confesó a su padre el brasileño, encantado de pegarse a la banda, de encarar al que se le pone por delante, de buscar la línea de fondo por definición. “Hacía muchos años que no me lo pasaba tan bien”, le contó a un compañero, mientras trata de ponerse al día con el idioma. “No se entera de nada y eso que viene de Ucrania”, se reía ayer un compañero.
Hacer ancho el campo
Douglas, que estuvo en la última Copa América con Brasil —jugó 73 minutos en tres partidos y marcó un gol—, va de regate en regate rindiendo tanto que tiene asustado al cuerpo técnico del Bayern, consciente de que difícilmente aguantará el nivel, pero celebra las soluciones que aporta en cada partido ante la ausencia de Ribery. Casi tantas como las que ofrece Guardiola, que ante el Leverkusen apostó por una línea defensiva de tres con Xabi Alonso de central: Boateng estaba sancionado, y Benatia y Martínez, lesionados, y con un pase del tolosarra a Douglas empezó la jugada del primer gol del conjunto bávaro.
Vive el Bayern rendido al talento del último extremo de Pep, obsesionado por jugadores como Pedro, Cuenca o Tello desde que jugó con Figo, Txiki y Goikoetxea y descubrió lo fácil que es hacer ancho el campo. Y la Bundesliga, claudica al juego del Bayern. El sábado, por ejemplo, dijo Rudi Völler, director deportivo del Leverkusen: “El Bayern es, junto con el Barcelona, el mejor equipo de Europa”. Y en el Bayern se sale Douglas.
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