Sergi Roberto, un ‘alemán’ de Reus para suplir a Alves
Luis Enrique utiliza la potencia del jugador del Baix Camp en el lateral
“Cuida al de Reus porque es el mejor que tienes”, le dijo un día Josep Guardiola a Josep María Orobitg, su representante, tras ver jugar a Sergi Roberto. Orobitg aconseja desde juvenil al que siempre fue un talentoso centrocampista. Nacido en la capital del Baix Camp, en una estructurada familia, es hijo de un empresario y de una profesora de instituto; y llegó del Nàstic a La Masia con 14 años. De aquella frase hará ahora cinco o seis años. “Sólo falta que se lo crea”, solían repetir por entonces los técnicos de la cantera que, como Pep, adivinaban un recorrido tremendo en un jugador “potente como un alemán”, según Eusebio Sacristán, que fue su entrenador en el filial, que siempre le utilizó de volante —“era el líder del centro del campo”, dice— y que siempre tuvo la sensación de que le faltaba campo partiendo desde la medular.
Al final del curso pasado, como no jugó mucho (sólo 18 partidos en todo el curso) y se temía lo peor, Sergi Roberto llamó a la puerta del despacho del entrenador, Luis Enrique, que le había entrenado en el filial y que sopesó un año antes su cesión. “Quédate”, le pidió en junio; “el año que viene te usaré de lateral”, le avisó, consciente de que volaba Montoya y de que, a los 33 años, Alves necesitaría muchos descansos.
Acostumbrado a cambiar de posición —ha jugado de interior derecho, por la izquierda y de mediocentro— y culé hasta las trancas —su perro, un pastor alemán, se llama Berlín, porque nació el día de la final de la Champions—, volvió a ignorar ofertas del Tottenham, del Stoke City, del Valencia y del Sevilla. Y se quedó. Lleva cuatro partidos jugando por Alves y en Bilbao se salió cuando ocupó el puesto del brasileño, lesionado, hasta el punto de que Messi le felicitó al final del partido.
Tiene un potencial impresionante, visión de juego y el perfil para jugar en varias posiciones; es un recurso que utilizaremos” Luis Enrique, técnico del Barcelona
El de Reus debutó en el primer equipo de la mano de Guardiola en un partido de Copa contra el Ceuta, el 10 de noviembre del 2010. Unos meses después jugó su primer partido de Champions: contra el Madrid en el Bernabéu, con 19 años; la mañana anterior estaba en clase de Administración y Dirección de Empresas (ADE). Hoy, con 23 años, ha aparcado los estudios y acumula 29 partidos con el primer equipo.
Durante un mes, el tiempo que se espera que esté de baja Dani Alves por problemas en los aductores, se le abre el carril derecho y parece dispuesto a dar un paso adelante para reivindicarse de una vez por todas. “Es su particular ahora o nunca”, admiten quienes le recriminan cierta falta de carácter. “Demasiado buen niño, muy tierno”, convienen en el vestuario, donde es un jugador querido como pocos.
“Cuando vi que Luis le ponía de lateral pensé que era un acierto enorme. En el primer equipo, como interior, siempre tuve la sensación de que jugaba reprimido, demasiado comedido”, asegura Eusebio, extécnico del B. De hecho, siempre se dijo del reusense que es demasiado respetuoso. “Le falta mala hostia, es demasiado buen tío”, admiten incluso sus amigos. “Nadie es demasiado buen tío”, rechaza Muniesa, que asegura viéndole de lateral: “Se ha reinventado, como Cafú”. Y añade: “Está más suelto”, sostiene su hermano desde Stoke-On-Trent, donde juega; años antes compartieron horas en La Masia y piso al abandonarla.
“Tiene un potencial impresionante, visión de juego y el perfil para jugar en varias posiciones; es un recurso que utilizaremos”, entiende Luis Enrique, convencido de que, al final, le ha encontrado el sitio. “La ha clavado”, aplaude Eusebio, al que Cruyff también pasó del interior al lateral, aunque según aclara “por razones muy diferentes”. “A mí, me usaba cuando el rival jugaba con un punta y tapaban a Koeman. Normalmente, me tocaba tapar a un centrocampista. En el caso de Sergi le bastará con estar un poco más atento al delantero que le encare, pero está más que capacitado porque físicamente es muy potente”.
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