Reinventarse en medio de un inicio cuesta arriba
Simeone busca un molde competitivo ante el exigente calendario de las 10 primeras fechas
Conjugar las 10 primeras jornadas en las que se enfrentará a todos los gallos —Barcelona, Real Madrid, Sevilla, Valencia y Villarreal— con la necesidad de darle forma al equipo es el gran reto de Diego Pablo Simeone. El Atlético tiene tal rampa de salida que en el vestuario hay quien habla de dos campeonatos en uno cuando repasa ese inicio de calendario que pueden marcar el curso.
Rectificado el error de fichar a Mandzukic, que era un nueve a contraestilo y a contrahistoria, las incorporaciones del centro del campo hacia arriba son también un reconocimiento de que el fichaje del croata fue erróneo. La propia llegada de Fernando Torres en diciembre y las veraniegas de Jackson Martínez, Vietto y Carrasco apuntan al deseo de un equipo que pueda ser más veloz y vertical de lo que era con Mandzukic.
El regreso de Filipe Luis es otra gran noticia para Simeone. El brasileño abandonó el Atlético como uno de los mejores laterales izquierdos del mundo. Era la salida natural del equipo por los costados y defensivamente estaba al mismo nivel que Godín, Miranda y Juanfran. Por lo que se ha visto en esta pretemporada parece que nunca se hubiera marchado.
La baja de Miranda estaba resuelta desde la explosión de Giménez el curso pasado. La otra marcha sensible ha sido la de Arda. Existe la sensación de que ya era un futbolista amortizado por el oscuro final de temporada que protagonizó. Aunque no fue el único. En general, todo el centro del campo firmó una recta final muy gris. Hubo mucho esfuerzo, pero poco juego en el medio. Esa es la asignatura pendiente del propio Simeone, de Koke, de Saúl, de Tiago, de Gabi, de Raúl García, de Thomas y de Óliver.
Simeone lo vio claro y pudo cumplir el objetivo de terminar tercero haciéndose fuerte atrás y rentabilizando las paradas de Oblak y los goles de Griezmann. El ruido de los fichajes ha ensombrecido un tanto la figura del francés, pero ahora mismo es el valor más seguro en ataque que tiene Simeone. Lo normal es que le acompañe Jackson, que no solo es potencia para correr. También sabe jugar en espacios cortos y de espaldas ofrece muchas combinaciones.
Vietto parece sufrir el síndrome de El profe Ortega que ya padeció el propio Griezmann hace un año. Ahora mismo, el chisposo Correa se perfila por delante de él. También Torres, que no está dispuesto a ser un mero icono. En los entrenamientos se le ha visto con el cuchillo entre los dientes. El otro Torres, Óliver, se ha postulado como sustituto de Arda. Más maduro, es el que puede acercarse a aquello que decía Simeone de Arda: "Con él somos un equipo y sin él, otro". Los rivales le van a exigir al Atlético algo más que contragolpe.
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