Tres campeones frente a frente

Valentino Rossi tiene 36 años; ha ganado siete campeonatos de la categoría reina y es el líder del Mundial. Jorge Lorenzo tiene 28 años; ha ganado dos títulos de MotoGP y es el segundo en la general, a nueve puntos de su compañero de equipo. Marc Márquez tiene 22 años; ha ganado los últimos dos mundiales y es el tercer clasificado: tiene a Rossi a 56 puntos y a Lorenzo a 47. Hace tiempo que demostró que los imposibles sólo despiertan su apetito.

Los tres saldrán este domingo (y por primera vez este año) desde la primera línea de la parrilla. Los tres quieren ganar. Y los tres aspiran al título. Por todo ello, la tensión es máxima en este gran premio de la República Checa que puede marcar un punto de inflexión en el campeonato. La prueba la podría ganar cualquiera de los tres (y sólo uno de ellos tres), pues aunque la lógica señale a Lorenzo –el que se llevó la pole, el más rápido desde el viernes, el que tiene el mejor ritmo: “Si Jorge sale bien y logra distanciarse, olvidaos de la gran batalla”, asume Valentino–, las carreras son otra cosa.

“En una carrera tan dura como va a ser esta, con tantos baches en la pista, pueden pasar muchas cosas”, reconoce el mallorquín. “Brno es un circuito que da juego para hacer carreras bonitas, es propicio a los adelantamientos, pero depende de cómo vaya la salida y las primeras vueltas se desarrollará la carrera”, concede Márquez, que saldrá desde la segunda posición al marcar un tiempo sólo 74 milésimas de segundo más lento que el de Lorenzo. “En esta pista si no eres perfecto en todas las áreas pierdes fácil seis o siete décimas”, asumía Rossi, que ha aplicado nuevas tácticas en la puesta a punto de la moto y una estrategia distinta en la clasificación para evitar tráfico en la pista. Ha dado resultado: es sólo la segunda vez este año que sale desde la primera fila. “No se puede luchar por el Mundial contra Lorenzo y Márquez si los miras desde la tercera línea”, añadía.

El italiano se ha ganado el derecho a sentirse el favorito de este 2015. No sólo porque sea el líder desde que se impuso en la primera carrera del año, en Qatar, o porque todavía no se haya bajado del podio; también por su palmarés. Y por lo que ha demostrado a sus 36 años en duelos como los que vivió en Argentina o Assen: batir a Márquez, el ídolo del momento, refuerza su confianza. Sin embargo, la rotundidad con la que Lorenzo encadenó cuatro victorias consecutivas le hace creer que tiene tantas posibilidades de imponerse como Rossi. No ha tenido la constancia de aquel, pero cuando el fin de semana le va bien su compañero no suele alcanzarle.

Y aunque los números no lo hagan, los favoritos se empeñan en señalar a Márquez como el tercero en discordia. Los últimos dos triunfos, en Sachsenring e Indianápolis, le han hecho ganar enteros. También su hoja de ruta: nadie olvida que el año pasado logró diez victorias consecutivas. Y su imperturbable ambición. Porque Márquez arriesga siempre. Y mientras los otros dos mantienen un excitante duelo en cabeza, él se pone ante los focos: “Soy el que menos tiene que perder”.

Ellos le responden: “No estoy de acuerdo en eso de que Marc no tiene presión. Solo le queda ganar si quiere aspirar al título. Y no tiene a los rivales más fáciles para hacerlo”, espetó Lorenzo. Y le secundó Rossi: “Tiene que ganar si no quiere distanciarse de nosotros. También él está bajo presión. Digamos que somos los tres los que vamos con el culo apretado”, añadía Rossi, tan gráfico como siempre. Pero no da su brazo a torcer Márquez: “Lo único que puedo hacer yo es ganar. Pero ellos no pueden fallar. Yo estoy a verlas venir”, reía. Cree en la remontada: “Me acojo a mi nivel, a cómo me encuentro encima de la moto. Sé que habrá circuitos en los que me cueste más, pero este iba a ser uno de esos circuitos y estamos muy cerca. Eso me hace estar confiado”.

“Márquez y la Honda me preocupan hasta cuando están a 50 puntos”, admite Rossi. Palabra de campeón.