Cómo cuadrar el círculo

Lo tiene tan asumido que no se da ninguna importancia. Basta escuchar la calma con la que Felipe Miñambres, director deportivo del Rayo, explica sin ningún alarde su método para confeccionar cada temporada una plantilla por la que habitualmente desfilan decenas de jugadores. “Es lo que nos toca, no tiene ningún mérito”, asegura al otro lado del teléfono.

Sabedor de que de sus habilidades diplomáticas depende gran parte del futuro del equipo, un curso más ha tratado de ajustarse a los criterios de Paco Jémez, aunque ese tándem haya sufrido una de las cornadas más sonadas en su relación a cuenta del fichaje del chino Zhang Chengdong. “Esta es posiblemente la peor decisión que han tomado desde que yo estoy aquí. No se puede permitir a un patrocinador que imponga a un jugador”, declaró el técnico al conocer la llegada del futbolista. “Paco tiene una forma de encarar los problemas que a mí no me gusta pero lo que más me molesta es que se digan cosas que no son verdad”, replicó Miñambres, aludiendo a que hace dos años que trabajan en la incorporación de un futbolista asiático.

Más allá de las discrepancias por la llegada de Chengdong (que puede ocupar tanto el lateral derecho como el izquierdo), el Rayo realizó el año pasado una de sus mejores temporadas y llegó a luchar por alcanzar los puestos europeos en las últimas jornadas, objetivo que una temporada más parte como un sueño lejano.

Adaptarse lo antes posible al sistema de Jémez es siempre la asignatura pendiente para los recién llegados. De entre todos ellos destaca esta temporada la incorporación de Patrick Ebert, uno de los futbolistas llamados a cubrir la baja de Alberto Bueno, máximo goleador del equipo y que fue traspasado al Oporto. El alemán será junto a Bebé, delantero que llega cedido del Benfica, el encargado de llevar el peso ofensivo de un equipo al que se ha reincorporado Lass tras su cesión al Granada.

Lo que ofrece tranquilidad a Miñambres a la hora de gestionar el agujero que se genera en la plantilla cada temporada es el atractivo que despierta el Rayo para todos aquellos jugadores que al borde del cierre del mercado se encuentran sin equipo.

Por eso el Rayo es siempre una incógnita. Una incógnita con estilo.