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El año más difícil para Guardiola

Cuestionado por parte de los medios de comunicación y de la afición, el entrenador del Bayern se juega esta temporada su prestigio en Alemania

Guardiola,durante el partido de Copa este domingo ante el Noettingen
Guardiola,durante el partido de Copa este domingo ante el NoettingenTHOMAS KIENZLE (AFP) (AFP)

Josep Guardiola cerró su fichaje por el Bayern Múnich tras una frugal cena en la casa que alquiló para pasar un año sabático con su familia en Nueva York una vez que dejó el banquillo del Barcelona. Había hablado con Alex Ferguson, en nombre del Manchester United, y Pere, su hermano y representante, recibió llamadas de clubes italianos, rusos y franceses. Pero ese octubre de 2012, cenó ensalada, atún y, de postre, mandarinas, y firmó un contrato con Uli Hoeness en Manhattan. Aquella noche empezó a pensar en modo Bayern. “Quiero ganar donde han ganado muchos, pero como no lo ha hecho nadie”, se retó, mientras estudiaba alemán en la Gran Manzana y veía ganar un triplete histórico al equipo que le iba a legar Juup Heynckes.

 Han pasado tres años y a contracorriente ha ganado las dos Bundesligas que ha disputado, una Copa, un Mundial de clubes y una Supercopa europea. Pero en dos ediciones consecutivas de la Champions cayó estrepitosamente en semifinales contra los dos grandes españoles. Y ahora acaba de perder el primer título de la temporada, la Supercopa, contra el Wolfsburgo. El viernes, como manda la tradición, en tanto que campeón de la Bundesliga, abrirá el fuego contra el Hamburgo, convencido de que revalidar el título no será fácil y seguro de que algo subyace a la victoria: “Hago lo que hago para sentirme querido”, dijo en la fiesta con la que cerró los actos del 50º aniversario de la Fundación Manresa. “Y en el Bayern se siente muy querido”, aseguran en su entorno.

Aunque en las últimas semanas el aire ha empezado a agitarse a su alrededor. El Bild, el primer diario de Alemania, le critica con dureza, lo mismo que antiguas glorias del Bayern como Mathaus y Effenberg. Y ha saltado a los medios de comunicación por algunos incidentes públicos. Durante la reciente Audi Cup se encaró a gritos con De Jong, jugador del Milan, en el túnel de vestuarios por una entrada en la que este lesionó al joven Kimmich, uno de los refuerzos esta temporada: “¡Házselo a la Juve, tiene 19 años, házselo a la Juve!”. Al día siguiente, tras el partido contra el Madrid, se enojó al ser preguntado por un beso que lanzó a la grada al final del encuentro: “¿Podemos hablar de fútbol? Era para unos amigos que me han venido a ver, pero... ¿podemos hablar de fútbol?”. Algunas versiones apuntan a que el beso fue una respuesta a los insultos de dos seguidores que, en perfecto castellano, le llamaban “catalufo”, tal vez por otra de sus últimas y controvertidas actuaciones: su presencia en la candidatura independentista a las próximas elecciones catalanas.

“¿Nervioso? Para nada. Está supermotivado. Cree mucho en este equipo”, aseguran, sin embargo, sus colaboradores. “Está feliz, enchufado y muy centrado. Solo hay que mirar la pared de su despacho, llena de notas, ideas, conceptos… Está en modo creativo”, ironizan. Por allí pasó esta semana Goetze para aclarar unas declaraciones que, según él, se malinterpretaron. Otro incendio mediático antes de empezar. “Lo lleva bien porque sabe que la realidad es muy diferente a la que se vende”, dicen empleados del Bayern. Uno de ellos, de origen andaluz, insiste en que se ha integrado muy bien en los hábitos del club y bromea: “A los alemanes nos sorprende que un español trabaje más horas que nosotros”. También sostiene que la afición le es fiel, pese a que parte de los medios le hayan culpado primero de la salida de Kroos y este año de la de Schweinsteiger. La realidad, según el propio club, es que los dos quisieron irse, pese a que Guardiola les pidió que se quedasen. “Ojalá algún día volvamos a trabajar juntos”, le dijo Kroos al despedirse. Otra de las criticas a Guardiola más comunes entre sus detractores es que su alemán “es pobre de vocabulario”.

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Contra todas las especulaciones, el técnico asegura además que está contento porque el equipo se ha reforzado a su gusto. Tiene más desborde por la llegada del brasileño Douglas Costa (24 años), procedente del Shakhtar, y de Kimmich, un chico de 19 años que viene de Segunda y es una apuesta personal. Y ha recuperado a jugadores con los que apenas pudo contar el curso pasado: Javi Martínez, Thiago y Alaba, además de Robben y Ribery.

El Bayern es un club difícil, en el que solo un entrenador en los últimos 17 años, Ottmar Hitzfeld, ha encadenado más de tres temporadas. Desde marzo, Pep tiene una oferta de renovación, aunque muchos le ven más fuera que dentro. “Con Pep nunca se sabe. Pero no parece que haya tomado una decisión”, asguran en su entorno. “Está con las pilas puestas. Este tercer año lo vamos a pasar bien”.

El declive de su gran valedor

El gran valedor de Guardiola en el Bayern siempre fue el anterior presidente, Uli Hoeness, con quien mantiene una relación especial. El técnico fue a visitarle a la cárcel cuando estuvo preso por evasión fiscal y de vez en cuando aún sube a verle al despacho que ocupa en las oficinas del club, ya sin cargo de responsabilidad. Tras la caída de Hoennes, en el Bayern solo manda Karl Heinz Rummenigge. Pero, con todo, Guardiola aún busca ser querido, ganar y celebrarlo con unas mandarinas. Y junto a Uli, a ser posible.

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