Los británicos desinhibidos
James Guy logra el oro en los 200 libres y Adam Peaty bate el récord del mundo en semifinales de los 50 braza
La natación británica ha perdido los viejos complejos. Los últimos exponentes de la nueva ola de jóvenes arrolladores que producen las Islas conmovieron las gradas del estadio de Kazán ayer en el inicio de la sesión vespertina. Primero, James Guy, de 20 años, haciéndose con el oro en los 200 metros libres. Segundo, Adam Peaty, otro veinteañero, imponiéndose en la semifinal de 50 braza y logrando la mejor marca de todos los tiempos.
“¡Mi hijo es un tío valiente!”, repetía el padre de James Guy, la víspera. El muchacho, nadador del colegio Millfield, de Somerset, es uno de esos productos locales con alcance universal. Su empuje fue simplemente demasiado para tres de los nadadores que han marcado esta prueba en el último lustro. Sun Yang, con la tercera mejor marca de la historia, Paul Biedermann, el plusmarquista mundial, y Ryan Lochte, la estrella estadounidense, libraron una batalla pareja hasta el último metro. Guy siempre estuvo en cabeza. La carrera no fue todo lo rápida que cabía esperar pero hicieron falta grandes dosis de coraje para ganarla. Se impuso Guy con un tiempo de 1m 45,14s.
Peaty es el otro héroe desinhibido. Se entrena a cargo de la exnadadora Melanie Marshall en el pequeño club City of Derby, que solo tiene una piscina de 25 metros. No es el resultado de un modelo integrado con grandes infraestructuras, como el español. Pero es un modelo que funciona. El lunes Peaty ganó el oro en 100 braza. Ayer batió el récord de 50 camino de la final de hoy. Dejó la marca en 26,42s. Dos décimas menos que el tiempo que el surafricano Cameron van der Burgh estableció por la mañana. Esta tarde se encontrarán en la final.
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