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COPA AMÉRICA | CON Y SIN BALÓN
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cantar y no llorar

Los mexicanos vamos al estadio más pendientes de lo que se torcerá que de lo que nos encumbrará. La noche de gloria de Vuoso con el Tri ha sido por demás demorada

ALBERTO LATI
Vuoso celebra uno de sus goles a Chile.
Vuoso celebra uno de sus goles a Chile. Ricardo Mazalan (AP)

Joaquín Peiro no podía saberlo, pero cuando en el Mundial de 1962, precisamente aquí en Chile, anotó a México en el último segundo, nos propició un delirio: que, tarde o temprano, la Ley de Murphy nos condenará. Cuatro años después, Francia empató al Tricolor y desató una narración que, década a década, cual oráculo, se ha cumplido: “¡¿Por qué nos tiene que pasar esto?! ¡¿Por qué a nosotros?! ¡Ese maldito error que siempre nos acompaña y la fortuna que nos voltea la espalda!”.

Quizá por ello los mexicanos vamos al estadio más pendientes de lo que se torcerá que de lo que nos encumbrará, de anticipar culpables que de esperar héroes, de salvación que de consagración. No parece casual el resignado grito de “Canta y no llores”.

Ante el denominado “ya merito”, cantar y no llorar. Ante el “jugamos como nunca, perdimos como siempre”, cantar y no llorar. Ante la caída de Robben en el área, cantar y no llorar…, pero cómo hemos llorado cada eliminación.

A Chile 2015 arribamos todavía más predispuestos a la debacle, aunque acompañados por una estoica afición que viaja por miles a cada evento. ¿Qué podía empeorar los pronósticos para la única selección obligada a prescindir de sus estelares? Que antes del debut, su seleccionador se enredara en un escándalo político. Que en el debut, se lesionara su capitán Rafael Márquez. Que tras el debut, esperara como rival el anfitrión Chile.

A priori, los candidatos idóneos para culpables, esos que se integrarían al trauma forjado por el gol de Peiró y “el maldito error que siempre nos acompaña”, eran Vicente Matías Vuoso y el silbante –desde su estreno en Copa América, con un gol que no entró, México padece paranoia de los arbitrajes en esta competición-.

Nacido en Argentina, Vuoso vino al fútbol mexicano por accidente, tras fichar a los 20 años por el Manchester City y no jugar en Inglaterra. De esta liga ya nunca se iría. Si su migración a la Premier se probó precipitada, su noche de gloria con el Tri ha sido por demás demorada. Con casi 34 años, fue la mayor sorpresa en la lista de Miguel Herrera, quien llegó a justificar que la madurez brotó tarde en Vuoso. ¿Qué vio en él? Justo lo que concedió ante los chilenos: choque, desgaste, entrega y dominio del medio sudamericano. Locuaz, simple, irreverente, nunca tuvo conflicto en jugar para México ni en que la opinión pública, tan sensible y crítica con los naturalizados, sí los tuviera.

La afición que estaba lista para señalarlo, durmió agradeciéndole la subsistencia en esta copa. A él, y al árbitro que supuestamente complementaría la afrenta.

Twitter/albertolati

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