Morata se gradúa en la Juve
El español, que dejó el Madrid al entender que luchaba contra un muro, dice que el Calcio ha sido su universidad. En menos de un año se ha convertido en un pilar para Allegri
De Lisboa a Berlín. Del estadio Da Luz al Olympiastadion. Dos finales en un año, como en su día Eto’o, Desailly y Paulo Sousa. Contra el Atlético, el 24 de mayo de 2014, Álvaro Morata entró como revulsivo en el último cuarto de hora y se encontró con la prórroga. Acabó festejando la Décima pero también haciendo las maletas. Cansado y desmotivado -se desahogaba en privado- de luchar contra un muro y de ver que, por mucho que se esforzara y trabajara, nunca tenía demasiadas oportunidades. Mañana, contra el Barcelona, será la pareja de baile de Carlos Tévez. Titular.
Una titularidad que se ha ganado después de conquistar a Massimiliano Allegri y a toda la plantilla. “Para un extranjero, y más para un español, no es fácil asimilar los ritmos de trabajo del calcio. Álvaro, después de algunos meses de adaptación, lo ha conseguido y ha empezado a enseñar su talento. Para nosotros es un jugador muy importante”, le piropeaba Pirlo. Tan importante que abrió el marcador en la ida de las semifinales en Turín y marcó el gol del pase a la final en el Bernabéu una semana después.
No tuvo cuerpo para celebrar ninguno de los dos, pero sí sus compañeros que le rodearon con el cariño con el que se abraza al pequeñajo del grupo. La noche antes, víspera del duelo, Morata había dormido sin problemas, también la noche del partido que privó al Madrid de la final, pero la adrenalina le asaltó la noche siguiente. Insomnio Demasiadas emociones al volver a la que fue su casa durante seis años.
Ayer se paseaba por el césped del Olympiastadion al lado de Llorente, Vidal y compañía con tanta familiaridad que parece que lleve años vistiendo la camiseta bianconera. “La Juve es mi casa, aquí todos me quieren, he encontrado a un nutricionista y a un cuerpo técnico que me han hecho rendir al máximo”, dice el delantero. De su otra casa, la que tiene en el centro de Turín, ha tenido que desactivar el telefonillo porque algunos aficionados le llamaban a todas horas del día y de la noche. El delantero español de 22 años vive con su perro. Le visitan a menudo su padre –siempre en víspera de partidos importantes- y su novia, que va a y viene de Madrid. Se ha hecho amigo de algunos estudiantes Erasmus en Turín, se junta mucho con los canteranos del filial, y también con Arturo Vidal con el que suele ir a comer pollo –rigurosamente con las manos- a un sitio cerca del hotel de concentración de la Juve.
Álvaro es tan bueno que le voy a hacer malo. ¡Tiene que tener más mala leche!”, le escuchan repetir a menudo a su abuela Carmen
Mientras Fernando Llorente tardó lo suyo en ambientarse y entender los automatismos del fútbol italiano –todavía hoy da la sensación de ser un cuerpo extraño al equipo- Morata ha sido una esponja. Pirlo, Buffon y Chiellini son los que más han estado encima de él, además de Allegri. Los ayudantes del técnico se han pasado horas y horas trabajando a solas con el delantero para que se empapara de conceptos tácticos y se aprendiera de memoria los movimientos.
“Italia es la universidad del fútbol. Si uno quiere hacerse grande tiene que pasar por aquí”, asegura Morata que lleva 14 goles esta temporada (diez de ellos los ha marcado en 2015). Grande, temía, no podía llegar a convertirse en el Real Madrid. No por falta de calidad sino de oportunidades. Por eso quiso arriesgar y por eso hizo las maletas el pasado verano. “Me alegro un montón por él porque es un buen chico y un buen futbolista que aquí no trataron como se merecía”, dice un empleado del club blanco.
Italia es la universidad del fútbol. Si uno quiere hacerse grande tiene que pasar por aquí” ÁLVARO MORATA
Algunos en Italia se sorprendieron por los 20 millones que la Juve desembolsó por Morata, pero el crecimiento que ha tenido en diez meses ha superado cualquier duda inicial. “Ha crecido, ha ganado seguridad, ha metabolizado el calcio. Espero quitarle el defecto que tiene de no pasar el balón cuando debe…”, decía Allegri después del partido contra el Inter en San Siro. El técnico, que en su trayectoria siempre ha estado muy pendiente de la evolución de los más jóvenes, también le pide que tenga más carácter. Y en eso coincide con la abuela de Morata, la señora Carmen, que se ha convertido en la máxima experta de fútbol de la familia. “Álvaro es tan bueno que le voy a hacer malo. ¡Tiene que tener más mala leche!”, le escuchan repetir a menudo.
Él, de momento, se conforma con tener gol. Los que Sergio Ramos y Casillas le pidieron –después de caer eliminados en la semifinal- que marcara hoy en la final contra el Barcelona.
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