Ferrer, garantía de cuartos
El español vence (6-2, 6-2 y 6-4) a Cilic y luchará por las semifinales con el escocés Murray
A sus 33 años, David Ferrer es toda una garantía de fiabilidad. Pasan los años, 13 desde que elevó su primer título ATP, en Bucarest, y él sigue tirando del carro del tenis español. Ahora, de la mano de un fenómeno llamado Rafael Nadal, lo hace desde la madurez y el reposo. Y eso se refleja sobre la pista: tres títulos ha elevado en este 2015 (Doha, Río y Acapulco), con un cómputo general de 35 victorias y siete derrotas. Ahora, en ese discreto segundo plano en el que él se mueve, sigue a lo suyo. Y el presente se llama París, donde en las tres últimas ediciones no ha bajado del peldaño de cuartos (semifinales en 2012, final en 2013 y derrota con Nadal el año pasado en la antepenúltima ronda). Este curso, tampoco. El de Xàbia batió (6-2, 6-2 y 6-4) al croata Marin Cilic y afronta ahora al escocés Andy Murray (6-4, 3-6, 6-3 y 6-2 a Jeremy Chardy).
Ferrer, al igual que otro veterano como Roger Federer (6-3, 4-6, 6-4 y 6-1 a Gael Monfils, citado ahora con Stanislas Wawrinka), vive un año dulce. Tutelado por Francisco Fogues, poco le importa que se le relegue a las pistas 1 y 2 de Roland Garros, lejos de la fastuosidad de la Chatrier y el señorío de la Lenglen. Él, desde el silencio y el trabajo, desde una posición estajanovista, avanza y saborea cada partido del Grand Slam. Los juega, dice, "como si fueran el último".
Y así lo hizo ante Cilic, un bombardero que desde que triunfase en Flushing Meadows el último verano ha dado muy pocas señales de vida. La intervención quirúrgica que le obligó a pasar por el quirófano para reparar su hombro derecho le ha pasado factura. Apeado en la segunda ronda de Australia, sin ningun resultado reseñable en la secuencia de los Masters 1.000, solo su martillo le ha permitido permanecer a flote para defender su condición de número 10 en el circuito. Ante Ferrer casi no opuso resitencia, para desgracia de Goran Ivanisevic, su técnico, un exjugador que era un volcán competitivo.
Fiable con el saque (78% de puntos con primeros), apenas cometió errores (14, por los 47 del croata)
Sin hacer ruido, Ferrer volvió a demostrar que es como un seguro de vida. Fiable con su servicio (78% de puntos ganados al primer saque y 61% al segundo), apenas cometió errores (14, por los 47 del otro lado), defendió las cuatro bolas de ruptura que tuvo en contra (los 13 juegos en los que sirvió) y meció al gigantón croata de un lado a otro para provocar los cortocircuitos. El latigazo fácil, único recurso de Cilic, terminaba casi siempre en la red o dos palmos por detrás de la línea de fondo.
Es el discurso de Ferrer, un reloj suizo, seis veces cuartofinalista en París. Sobrio, sin elevar el tono, pero cargado de contenido.
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