El Mundial busca reformularse

El Campeonato del Mundo de Fórmula 1 lleva años en urgencias y quién sabe si no va camino de la UCI. Las cifras de las audiencias caen en picado, cada vez es más difícil encontrar un patrocinador incluso para los equipos de primera fila y las gradas están medio vacías en muchos de los grandes premios del curso. Además, la mayoría de las carreras han perdido interés, en parte, porque los pilotos están demasiado pendientes de la degradación de los neumáticos o del consumo de gasolina, más que de adelantar al rival que tienen delante. A un lado de la justa está la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y el equipo dominador del momento (Mercedes), y enfrente el resto de actores que forman parte de este circo, esto es el promotor (FOM) y las demás escuderías. Si hay algo en lo que casi todos coinciden es en la necesidad de mantener los motores híbridos que entraron en escena hace un año y medio para que puedan ir evolucionando. El resto parecen por ahora disparos al aire.

A ojos del espectador no tiene sentido que un rival que rueda detrás y quiera atacar no lo haga por miedo a que eso pueda condenarle

Desde hace unas semanas las reivindicaciones se han recrudecido y las propuestas llueven de todas partes. La semana pasada se reunió en Londres el denominado Grupo Estratégico —un conglomerado formado por representantes de Ferrari, Mercedes, Red Bull, McLaren, Williams y Force India, además de Bernie Ecclestone, el patrón de la F-1, y de Jean Todt, presidente de la FIA—, para debatir el futuro de la disciplina. Evidentemente, no es fácil encontrar una solución común cuando los intereses son tan distintos, pero si una cosa está clara es que el certamen está enfermo. Si hay una frase que simboliza perfectamente estos males la soltó Nico Rosberg durante el último Gran Premio de China (12 de abril), mientras perseguía a Lewis Hamilton, su compañero en Mercedes. “No puedo acercarme a él porque voy a destruir mis gomas”, lamentó el alemán. A ojos del espectador no tiene sentido que un rival que rueda detrás y se plantee lanzarse al ataque no lo haga por miedo a que eso pueda condenarle.

Pero además, hay más cosas. No es ninguna novedad que los actuales monoplazas son infinitamente más fáciles de manejar que los de hace 10 o 15 años, y prueba de ello es que un chaval de 17 años como Max Verstappen, que nunca antes había pisado Mónaco, fuera capaz este jueves de terminar el segundo, a sólo una décima del más rápido, en su primer ensayo en esta pista llena de trampas. Otro ejemplo es el del francés Pierre Gasly (19 años), que debutó al volante de un Red Bull en los entrenamientos posteriores al Gran Premio de Montmeló del pasado día 10, y reconoció que fue coser y cantar.