Prodigiosas marcas en Qatar
Justin Gatlin corre los 100m en 9,74s y dos saltadores pasan de 18 metros en triple
En Doha (Qatar), en la reunión que abre la Diamond League se han conseguido marcas prodigiosas, que anuncian un asombroso Mundial en Pekín este verano.
Justin Gatlin corrió los 100 metros en 9,74s, se convirtió en el quinto atleta más rápido de la historia y abrió una catarata de opiniones sobre los efectos a largo plazo de la testosterona. Hacía tres años que ningún atleta que no fuera Usain Bolt bajaba de 9,80s.
Pedro Pablo Pichardo (18,06m) y Christian Taylor (18,04m) superaron los 18 metros en triple salto, una barrera que hasta ahora solo habían superado al aire libre tres atletas en la historia, dos de ellos ya retirados: el británico Jonathan Edwards, plusmarquista mundial (18,29m hace 20 años) y el norteamericano Kenny Harrison (18,09m en 1996). El tercero que lo ha logrado, el francés Teddy Tamgho (18,04 en Moscú 2013) se rompió el tendón de Aquiles de su pie izquierdo en su cuarto salto. En el segundo había saltado 17,24m; en el tercero, nulo, había rozado los 18m. Su temporada se ha acabado justo nada más comenzar, pues Tamgho, campeón del mundo, regresaba a la competición después de estar 18 meses parado, primero recuperándose de una fractura de tibia y después cumpliendo una sanción de seis meses por no comunicar su paradero a las autoridades antidopaje.
Solo Bolt (9,58s), Yohan Blake y Tyson Gay (9,69s) y Asafa Powell (9,72s) han corrido alguna vez más rápido que Gatlin, norteamericano de 33 años, quien mejoró en tres centésimas la mejor marca de su vida, conseguida en 2006 (un 9,77s que fue récord del mundo), semanas antes de ser suspendido cuatro años por dopaje por el anabolizante testosterona. Cuando regresó a la competición Gatlin, en 2010, observando que conseguía marcas similares a las logradas bajo el influjo de la testosterona, varias voces de científicos y atletas se alzaron reclamando una suspensión a perpetuidad para todos los dopados por anabolizantes, considerando que sus efectos una vez ingeridos, se multiplican en el organismo durante décadas.
Pichardo, un cubano de 1,87m y 70 kilos, había sido derrotado justamente por Tamgho en la espectacular final del Mundial de Moscú. Pocas semanas después de lograr el bronce en el Mundial de 2014 en pista cubierta se declaró en rebeldía ante su federación por desavenencias con su entrenador, Ricardo Ponce. La federación cubana lo suspendió seis meses, hasta noviembre pasado, pero él logró cambiar de técnico. Lo entrena desde entonces el extriplista cubano Daniel Ponce. Pichardo, de 21 años, rompe los moldes del triple cubano, basado en la potencia, la velocidad y la capacidad de bote de sus atletas. Él se declara más del estilo de Edwards, pura velocidad. El viernes pasado, en La Habana, saltando 17,94m, ya anunció que estaba para pasar de los 18m. Christian Taylor, campeón Mundial en Daegu y olímpico en Londres (en ambas ocasiones con Tamgho ausente por diferentes lesiones), ya había saltado 17,96m en 2011. Desde entonces no había vuelto al nivel que sobrepasó en Doha con sus 18,04m.
En otras pruebas, destaca la derrota del casi invencible Mo Farah (doble campeón olímpico y mundial en 5.000 y 10.000 metros), en los 3.000m, a manos del etíope Hagos Gebrhiwet, que marcó 7m 38,08s, 14 centésimas menos que el británico. En los 200m femeninos, Allyson Felix bajó de los 22s (21,98s), la mejor marca mundial desde 2012.
En la competición participaron tres españoles con discretos resultados. Pablo Torrijos se quedó en 16,23m en triple; Borja Vivas, en 19,91 en lanzamiento de peso, y Ruth Beitia, en 1,88m en salto de altura.
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