El prestigio de Guardiola

A las once de la mañana de ayer, en el Allianz Arena, le preguntaron a Pepe Guardiola si temía que su prestigio saliera malparado en el supuesto de que hoy el Barcelona volviera a ganarle al Bayern en su estadio. “No estoy aquí para ser el mejor entrenador del mundo. Intentar serlo… esto, esto es una mierda. Nunca lo busqué. Mi vida no depende de ganar o perder. ¿Prestigio? Yo voy en chándal, solo ayudo a que ganen los jugadores. No hubiera ganado nada si no hubiera entrenador a súper equipos. Mi prestigio es ayudar en lo posible a los jugadores a llegar a la final”. No parece enfadado, tampoco preocupado. Sencillamente sabe que hoy se mide a Messi y al tiempo, contra “el mejor equipo en los últimos 15 años”, según definió al Barcelona. Y eso acerca a cualquier mortal a la resignación, por el camino de la preocupación.

“Estamos contentos de haber llegado a la semifinal, y, aunque tenemos que remontar un marcador muy difícil, vamos a probar, lo vamos a intentar, somos el Bayern”. ¿Cómo? El técnico catalán tiene una idea: “La gente piensa que hemos de atacar pero primero hemos de defender y a partir de ahí, hablará el partido. Yo puedo prever cosas, pero al final, el partido dirá”, insistió el de Santpedor, que rehuyó que el problema sea de voluntad, de mentalidad: “Se gana con juego, no con mentalidad. La mentalidad no es un problema, puedes competir si tienes la pelota, dominas, creas oportunidades y en Barcelona no lo hicimos. Sé lo que la gente desea, ataque, ataque y ataque, pero lo que tenemos que hacer es controlar el juego”, dijo.

¿MI prestigio? Mi prestigio es hacer lo posible por llegar a la final. Y mañana haremos todo lo posible. No puedo hacer más, yo estoy en chándal, no juego"

Pep Guardiola

“Me gustaría hacer un gol cada vez que lleguemos, atacar mucho, pero sé que el balón, cuanto más rápido va, más rápido vuelve y el Barcelona se ha convertido en el mejor equipo de contra del mundo. Lo único que sé es que para meter goles tienes que jugar bien al futbol”. Pep recordó que el Barcelona lleva “el control del partido en la piel” y ahondó en que “si te desorganizas, te penalizan”.

Al llegar al Allianz, muy pronto, dispuesto a ultimar la jornada previa a la vuelta de la semifinal, se encontró con la portada del Bild en la que Beckenbauer, presidente de honor del club, le instaba a manifestarse sobre su futuro —acaba contrato el año que viene— y el periódico le preguntaba al dueño del Manchester City si es verdad que tiene un precontrato con el técnico catalán. En consecuencia. Guardiola despachó rápido el tema. “He dicho 200 millones de veces que tengo un contrato de un año y me quedaré aquí. Eso es todo”. Y explicó su idea de lo que es ser entrenador. “Aquí soy feliz y doy lo mejor, si es suficiente para las leyendas del club, para los periodistas, los veteranos, pues bien, porque yo hago lo mejor. Soy feliz, he ganado todo con el Barcelona y fue un sueño haber fichado por el Bayern”.

Se gana con juego, no con mentalidad”, dice el técnico del Bayern 

Para algunos, Pep se juega el prestigio. Él, dice, se juega la posibilidad de estar en Berlín. “Estamos contentos de haber llegado a la semifinal, y, aunque tenemos que remontar un marcador muy difícil, lo vamos a intentar”. El año pasado, contra el Madrid, lo intentó en los cuartos de final de la pasada Champions; terminó goleado. A veces sí lo logró: 2-6 en el Bernabéu, 5-0 en el Camp Nou al mismo Madrid y hasta ganó dos finales de la Champions. Cuestión de prestigio.