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El Barça se queda corto en Grecia

El Olympiacos resiste la embestida final de los blaugrana (73-71), a un paso del abismo ya

Robert Álvarez
Spanoulis, ante Doellman.
Spanoulis, ante Doellman.SPYROS CHORCHOUBAS (EFE)

El esprín del Barcelona se quedó cortó en el avispero del Olympiacos y ahora está a un paso del abismo. Este jueves se plantará de nuevo en el Pabellón de la Paz y la Amistad en una situación límite. O gana, o pierde el billete para la Final Four de Madrid. Necesitará, sin duda, una actuación más contundente y diáfana, menos discontinua, si desea igualar la serie y jugárselo todo a una última carta en el Palau Blaugrana.

Abrines dispuso de un triple en el último segundo para dar la estocada, pero falló. Como falló Oleson dos triples en la agonía en que se convirtieron los últimos segundos desde que Navarro, faltando un minuto, puso el 70-69 en el marcador.

OLYMPIACOS, 73; BARCELONA, 71

Olympiacos: Spanoulis (15), Mantzaris (5), Darden (2), Printezis (19), Dunston (8) –equipo inicial-; Petway (6), Hunter (6), Papapetrou (0), Sloukas (2), Agravanis (3), Lafayette (2) y Lojeski (5).

Barcelona: Satoransky (12), Navarro (14), Thomas (2), Lampe (10), Tomic (8) –equipo inicial-; Doellman (10), Hezonja (2), Marcelinho (0), Abrines (4), Pleiss (4) y Olesson (5).

Parciales: 26-23, 18-13, 15-24 y 14-11.

Árbitros: Belosevic (Serbia), Rocha (Portugal) y Vojinovic (Serbia). Señalaron una falta antideportiva a Lampe.

Pabellón de la Paz y la Amistad de Atenas. 11.500 espectadores. El Olympiacos domina por 2-1 la serie al mejor de cinco partidos. Este jueves se disputa el cuarto encuentro, de nuevo en el Pabellón de la Paz y la Amistad.

El esprín final del Barcelona sorprendió a un Olympiacos que cantaba victoria cuando Printezis culminó su traca faltando poco más de dos minutos (70-62). Pero el Barcelona galopó en ese tramo en que los árbitros tuvieron que recurrir un par de veces a la repetición de las jugadas por vídeo para decidir quién había sido el último en tocar el balón.

En la vorágine, el Barcelona fue rebajando la diferencia, acorazado en defensa y actuando como una gota malaya en ataque. Le faltó un último golpe de riñón, que entrara uno de esos triples de Oleson o Abrines. Purgó sus intermitencias anteriores durante el partido. Spanoulis volvió a manejar los hilos y el Olympiacos actuó a tirones. El Barcelona se descompuso en varias ocasiones. Tomic cometió faltas muy pronto, la cuarta nada más empezar el último cuarto. Y no hubo quien pudiera frenar a Spanoulis primero, ni a Printezis al final.

Doellman apareció en el tercer cuarto con ocho puntos casi consecutivos. Pero tal como surgió, se desvaneció. Su actuación retrata la de su equipo en general. Una montaña rusa. Muy vulnerable en varias ocasiones. Encajó dos parciales de 8-0 y otro, ya en el último cuarto, de 9-0. Fue capaz de reengancharse al partido, de volver a tener opciones. Se puso incluso por delante (57-60). Pero nunca logró dominar el juego, mareado siempre por el dominio de los hilos que ejerció Spanoulis.

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El base griego es el dueño y señor en el Pabellón de la Paz y la Amistad. Mece el balón, atrae a los rivales, tira o penetra cuando estima oportuno, fuerza personales o asiste a conveniencia. Sus 15 puntos, sus nueve asistencias, la partitura que interpreta decanta el curso de los acontecimientos. El Barcelona actuó siempre a remolque. Siempre le faltó la contundencia imprescindible para vencer en una cancha en la que son necesarias palabras mayores. No valen las medias tintas. Las rachas de Doellman, de Navarro, de Lampe, de Satoransky no se vieron reforzadas por un juego de equipo más compacto.

Al Barcelona le faltó más pegada, más velocidad en las transiciones defensivas al principio y mucho más acierto en los tiros, tanto de dos como de tres, y mayor aportación de algunos jugadores, sobre todo de Marcelinho, Thomas o Pleiss. Y aun así, acarició el triunfo. No lo consiguió, y ahora se encuentra en una situación muy comprometida, con la necesidad imperiosa de vencer este jueves para igualar la eliminatoria o decir definitivamente adiós a la Final Four de Madrid.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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