Sergio García hace soñar al Espanyol

En un duelo a merced de la bipolaridad futbolística que sufren esta temporada el Espanyol y el Athletic, salió airoso el cuadro de Sergio González. El solitario tanto de Sergio García le dio el triunfo al conjunto blanquiazul, que con poco se quedó con todo en Cornellà. Gustito a revancha por la eliminación en las semifinales de la Copa y rebeldía contra envejecer demasiado pronto en la Liga, para permitirse, ahora y de nuevo, el lujo de volver a soñar con Europa. Un mero sueño, quien se lo puede quitar a la afición blanquiazul. No le encontró la vuelta Valverde a armar el puzle sin sus dos ases (Aduriz y Muniain) ni el Athletic al Espanyol en su feudo, suman 16 cursos los vascos sin doblegar a los catalanes en su casa.

Regresó el Athletic a Cornellà después de su mazazo al Espanyol en la Copa del Rey. Un partido tan trascendente en lo deportivo como en lo emocional en la campaña de ambos conjuntos. Para los de Valverde significó el reencuentro con versión más ambiciosa, que se tradujo en un despertar en la clasificación. Para los blanquiazules, en cambio, un ‘déjà-vu’ de las últimas temporadas: la tierra de nadie en la tabla. Atmósfera con sabor a revancha para el cuadro de Sergio González, que arrancó el partido envalentonado, quizá con sed de venganza, quizá con el buen gusto que le había dejado la goleada en el Madrigal.

Ocurrió, sin embargo, que la valentía del Espanyol se esfumó en un plis-plas y los locales retornaron a su versión más primitiva: trinchera y pelotazo para los de arriba, a rezar por una iluminación de Sergio García o esperar que una segunda jugada que prolongue el ataque. El Athletic se afirmó en el campo, con la intención de cuidar el cuero. Pero San José y Mikel Rico andaban con las piernas pesadas y Beñat no asomaba; consecuencia directa: la pelota circulaba a ritmo somnoliento, demasiado previsible para buscar las galopadas de Viguera y Williams. Los extremos rojiblancos perdieron con sus parejas de baile, Duarte y Arbilla por las bandas. Escaso de profundidad el Athletic y el Espanyol agobiado en su timidez, el partido se olvidaba de que había porterías.

Extrañó el equipo de Valverde la pimienta de Muniain y la fiereza en el área de Aduriz. Williams y Guillermo son buenas noticias desde Lezama, pero todavía están verdes. Sergio González, por su parte, con el Espanyol en zona de confort, también aprovechó para darle horas de vuelo a los proyectos del club: Duarte y Víctor Álvarez. Buen partido de los canteranos, sobre todo del extremo catalán, inquieto en la recuperación y con criterio para distribuir el balón. Y, en una de esas, cuando parecía que nadie quería la pelota, Víctor Álvarez pescó un balón en la medular y distribuyó rápido para Sergio García. El cuero al espacio: un caramelo para que el de Buen Pastor se recree. Encaró el 9 a Iraizoz y firmó el 1-0, en el primer disparo a puerta del partido. Así estaban las cosas en Cornellà: poco era suficiente para el Espanyol.

Quiso agitar el partido Valverde con Ibai Gómez y Susaeta. Una apuesta ofensiva del técnico del Athletic, que tuvo la pelota más tiempo en las botas de los rojiblancos y al Espanyol más cerca de Kiko Casilla. Sobrevolaron por Cornellà los fantasmas del pasado lunes contra el Elche, cuando se dejó empatar. No pasó. Se quedó con los tres puntos el cuadro de Sergio González, que ahora quiere meter presión al Málaga en la lucha por la séptima posición y el sueño de Europa.