Rodríguez gana el primer duelo al sol
La subida a La Antigua provoca el primer gran espectáculo en medio del caos
Pasar, pasó lo que tenía que pasar. Al menos, un poco de lo que se esperaba que pasase. Basta con que la carretera se yerga para que los ciclistas se retuerzan como los troncos de los olivos a los que cantaba Miguel Hernández. Y para eso estaba el muro de La Antigua, una subida de menos de tres kilómetros pero con rampas que iban del 10 al 16%. Lo que se llama un repecho con retranca. Lo ves corto y te animas, pero luego se hace largo, larguísimo. Si además, la carretera está atestada de gente, con esa ambición perenne de tocar al corredor o asomar los brazos para captar la foto del dolor, de echarse encima de él y olerle el sudor o acariciar su saliva, el espectáculo resulta tan bello como caótico. Y el caos se apoderó de la carrera en la primera subida a La Antigua. Tanto estrechó el público la estrecha carretera que los codos de los ciclistas tocaban las manos de los aficionados. Conclusión: los coches se atascaron, el pelotón se ralentizó y muchos de los ciclistas tuvieron que ascender a pie, tirando de la bici, los últimos metros, los más duros por cierto de la ascensión. Avanzar sobre dos ruedas resultaba imposible. Antes, Talansky dio con su cuerpo en el suelo (hubo otras caídas) en una rotonda. Nada nuevo en la rutina del ciclismo. El problema es que cuando pasó la cola del pelotón, la autoridad competente abrió el tráfico y el ciclista tuvo que deambular entre coches. Otro error, otro caos.
Clasificación
Etapa
General
1º. Joaquim Rodríguez (Katusha), 4h. 39m 02s
2º Sergio Henao (Skay), m. t.
3º Quintana (Movistar), m. t.
4º Kwiatkovski (EQS), a 7 s.
5º Majka (Tinkoff), a 7s.
1º. Henao (Skay), 13h 08m 41s
2º J. Rodríguez (Katusha), m. t.
3º Quintana (Movistar), m. t.
4º Kwiatkovski (EQS), a 7s
5º Samuel Sánchez (BMC) a 7s.
Pero la carrera estaba llamada al espectáculo. La fuga habitual circuló lo que tenía que circular antes de morir mansamente. Cierto que Westra (que dejó a sus tres compañeros, Fraile, Carthy y Armée) la alargó poniendo un pequeño punto de incertidumbre entre su rueda trasera y la delantera del pelotón. Estaba condenado, pero se agarraba a un sueño. Resistió en el primer asalto a La Antigua, cuando el tapón bloqueó el fluir del pelotón, que se partió en pedazos, aunque los dos primeros se cosieron tras el descenso. Comenzaba entonces la otra etapa. La segunda ascensión era el gong que anunciaba la presencia de los protagonistas. Y por allí se esperaba a Nairo Quintana, a Purito Rodrigue, a Henao, a Majka, a Kwiatkoski. Y a sus lugartenientes. Era una lucha por un puñadito de segundos, pero sobre todo era un golpe de autoridad, eso que se llama dar un puñetazo en la mesa y decir "aquí estoy yo". Pero fue un puñetazo a tres manos. Fue Henao quien rompió el tran-tran de la subida y le respondieron Purito Rodríguez y Nairo Quintana. Y se fueron como las dentelladas de Miguel Hernández, a pedaladas secas y calientes.
Había que jugarse el triunfo al sprint. Y Purito Rodríguez fue el más rápido, el más fuerte. Quintana renunció a la pelea final. Henao lo intento, pero el ciclista catalán fue más potente, aunque el colombiano es el nuevo líder. Alzó los brazos y se los llevó a la cabeza, en una mezcla de felicidad y asombro. A siete segundos llegaron Kwiatkovski, Majka, Scarponi y Samuel Sánchez. Y luego un reguero de ciclistas de uno en uno en una cola interminable rota por los segundos o los minutos, según el caso. El ciclismo se abrió paso en la Vuelta al País Vasco. Y se antoja que de aquí hasta el final no eludirá su presencia. Nada está dicho. Nada está acabado. Acaba de comenzar.
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