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Gestión alemana, corazón mallorquín

El germano Utz Claassen controla el club tras cinco años de inestabilidad institucional con el objetivo de regresar a Primera División en el centenario de 2016

Utz Claassen (izquierda) y el vicepresidente Monti Galmes en la presentación de Joselu.
Utz Claassen (izquierda) y el vicepresidente Monti Galmes en la presentación de Joselu.L. Comparini (CORDON PRESS)

Nadie en el Mallorca tiene el teléfono de su nuevo presidente. Ni siquiera sus colaboradores más cercanos pueden llamarle directamente. La mejor opción pasa por hablar con su mujer, Anette, que ejerce de asistente, o con sus guardaespaldas, que deciden hasta qué punto vale la pena sacar a su jefe de una reunión o con qué urgencia debe devolverles la llamada, eso sí, ocultando siempre el número bajo la opción de “número privado”.

Por detalles así, Utz Claassen (Hannover, 51 años) es una figura desconocida y polémica para buena parte de los mallorquines. Un economista y profesor de universidad alemán que entró en el Mallorca en 2010 con un 10% y no ha dejado de aumentar su participación hasta controlar en torno al 95%, tras llegar a un acuerdo el pasado 5 de enero para comprar el paquete accionarial de Lorenzo Serra Ferrer.

Un lustro marcado por la inestabilidad institucional (seis presidentes distintos) durante el que Claassen ha invertido más de seis millones de euros para hacerse con el control casi absoluto, desde el medio millón inicial de 2010 hasta una última inyección de millón y medio en la decisiva ampliación de capital de comienzos de año a pagar en tres plazos, el segundo de los cuales debería hacerse efectivo esta misma semana.

“Si amas la isla y amas el fútbol, es un proyecto muy atractivo”, afirma el empresario

¿Por qué? Se trata de un club atascado en Segunda, sin apenas patrimonio y recién salido de un proceso concursal. “Si amas la isla y amas el fútbol es muy atractivo”, explica Claassen en un correcto castellano, pero con un ritmo muy peculiar. “El Mallorca tiene un gran potencial. Por su historia es una institución en Baleares. Hablamos de uno de los mejores destinos turísticos del mundo”, añade. Michael Blum, hombre de confianza del nuevo presidente, insiste en que es un hombre que piensa a largo plazo: “Hay que analizar las cosas desde el final”.

Su interés por el fútbol es una constante desde que su padre instaló un par de porterías en el jardín trasero: fue presidente del club de su ciudad natal, Hannover, en Tercera; cuando era vicepresidente de Seat en los noventa, la empresa automovilística se convirtió en patrocinador principal de la selección española; al igual que hizo años más tarde con el Stuttgart durante su etapa como director general de EnBW.

Imagen del banquillo del Mallorca tras el partido ante el Valladolid en que se consumó su descenso, en junio de 2013.
Imagen del banquillo del Mallorca tras el partido ante el Valladolid en que se consumó su descenso, en junio de 2013.M. Borras (AS)

En 2003, cuando los altos directivos de las empresas alemanas estuvieron obligados a hacer públicos sus ingresos, Claassen recibía 4,3 millones de euros de la tercera energética alemana. Tras su marcha en 2007 ha pasado por un buen número de firmas como el fondo de inversión Cerberus, antes de centrarse en su propia empresa de biotecnología, Syntellix, que desarrolla uno de los primeros modelos de implante biodegradable. Una larga carrera como directivo que explica el origen de su fortuna. “Tiene una gran capacidad de gestión”, opina Biel Cerdá, antecesor del alemán como presidente del Mallorca: “Ha implantado sus técnicas en todas las áreas, porque para tener opciones había que cambiar cosas”.

El entorno del club balear se ha mostrado receloso sobre el nuevo propietario, y no sólo por su aspecto un tanto excéntrico. Sus llamativos trajes, ese guardaespaldas con pinta de luchador de wrestling con el que se pasea, y unas cuantas trifulcas verbales con el grupo de Serra Ferrer en las reuniones de la directiva causaban escepticismo en una situación deportiva ya de por sí complicada. Movilizaciones de los socios, broncas hacia el palco, ataques desde algunos sectores de la prensa. Y sin embargo, tres meses y medio después de su toma de posesión, reina una paz aparente en Son Bibiloni.

Tras su llegada al cargo reina una aparente paz y los empleados cobran puntualmente

Ahora el equipo trabaja con tranquilidad tras el relevo de Valery Karpin por Miquel Soler y es 15º clasificado, lejos del descenso aunque con mínimas opciones de entrar en el playoff; el director deportivo Miguel Ángel Nadal planifica la próxima temporada tras el regreso en el mercado de invierno de dos canteranos bermellones como el delantero Xisco Jiménez y el internacional Albert Riera; los empleados cobran puntualmente sus nóminas y la recién creada Comisión del Centenario prepara la cita clave de 2016. El objetivo pasa por crecer a través del marketing internacional, pero sin renunciar a la identidad: “Este es un proyecto mallorquín con un propietario alemán. Hay que trabajar el mallorquinismo. No se refleja en los espectadores”, estima el presidente, “la isla recibe 13 millones de turistas. Si conseguimos que uno de cada 50 vaya al campo durante su estancia, tendríamos el estadio siempre lleno”.

El ascenso a Primera es el primer reto ante el centenario de 2016. Más allá, los planes de la nueva directiva pasan por armar un equipo atractivo para atraer a los turistas a un Son Moix semidesértico: “La idea sería fichar un futbolista alemán y uno inglés cada temporada siempre que tengan el perfil que queremos. La experiencia dice que la presencia de jugadores de un país hacen aumentar el interés en ese país”, apuesta Claassen, que no descarta invertir más en el club: “Voy a seguir contribuyendo. Ya he invertido en la última ampliación de capital y lo seguiré haciendo dentro de mis posibilidades. Este es un proyecto emocionante de fútbol, pero basado en la gestión profesional”.

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