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La teoría de la escalera

Dos federativos catalanes, Moreta y Viladoms, idearon la estructura que ha hecho de España la cantera del motociclismo mundial

Nadia Tronchoni
Marc Márquez (número 8), en una carrera con ocho años, en 2001.
Marc Márquez (número 8), en una carrera con ocho años, en 2001.

Fabio Quartararo nació en Niza. Cumplirá 16 años el 20 de abril. Aunque eso no será un impedimento para que debute este domingo en el Mundial de motociclismo. Siempre hay excepciones a la regla -la edad mínima para competir son los 16-, y con él, campeón de España con 14 años, han hecho una excepción. Es un prodigio francés, aunque siempre ha corrido (y competido) con licencia española. "No me quiero imaginar el día que suba al podio y escuche el himno francés... Un día se lo dije a su padre, que siempre me está dando las gracias, y me contestó: 'Te entiendo". Habla Àngel Viladoms, presidente de la Federación Española de Motociclismo (y antes de la catalana), uno de los responsables de la excelente salud del motociclismo español, uno de los culpables de que Quartararo esté donde está. El francés es el primer producto de lo que Joan Moreta, el otro culpable, llama "la teoría de la escalera".

Viladoms y Moreta empezaron a construir a principios de los noventa la estructura de formación que ha convertido hoy a España en la cantera del Mundial. Desde la Federación Catalana, con la ayuda del RACC y de Dorna, que en 1992 compró los derechos del Mundial, y de patrocinadores como Cepsa, Repsol o Telefónica, empezaron a dotar de los medios necesarios a los jóvenes talentos catalanes. Entonces había campeonatos de trial, de enduro o de motocrós para los más pequeños, pero no de velocidad. "En España apenas había circuitos, se corría en Calafat y hacíamos carreras de resistencia, pero poco más. Sabíamos que por detrás de Checa y Alzamora no había nadie más", recuerda Moreta.

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Desde el RACC les dieron un empujón. Y en 1994 pusieron en marcha la Copa RACC, en la que compitieron pilotos como Toni Elías o Joan Olivé, con motos estilo criterium de 80cc. "Motos demasiado pesadas para chicos tan jóvenes", apunta Viladoms. "Venían de las minimotos, automáticas, y en la primera carrera, en Montmeló, ninguno se acordó de reducir al llegar a la primera frenada. Así nos dimos cuenta de que teníamos que hacer motos pequeñas con cambios de marchas", añade. Y Moreta encontró a la empresa española que les ayudaría a hacerlo: Conti. "Hicieron una moto, con motor Derbi y seis marchas, a la que no había manera de alinearle las ruedas, pero nos venía muy bien para ver el talento de toda aquella pandilla", añade Viladoms. Y en la pandilla y en aquella Copa Conti -se proporcionaba a los participantes todo el material por una cifra modesta- estaban, por ejemplo, los hermanos Espargaró, Aleix y Pol.

Y así fue como, poco a poco y de susto en susto, fueron perfeccionando las motos y las categorías para que los niños, que hasta los diez años jugueteaban con máquinas de 17cv no dieran el salto directamente a una de 70cv como las 125cc de gran premio, como le ocurrió a Marc Márquez, el campeón del mundo más joven de la historia. Lo recuerda Viladoms: "Todavía me tiemblan las piernas cuando recuerdo el día en que Marc, emocionado, me dijo: '¡He pasado de 200, eh!' Tenía once o doce años y era muy pequeño. Él estaba contentísimo, pero Joan y yo estábamos muy acojonados. Por eso nos inventamos las Pre125cc, que primero fueron de 50cv y ahora ya son de 35cv. Hoy los pasos que dan los pilotos son mucho más naturales, van de más a menos". Como ha hecho Quartararo.

Joan Moreta.
Joan Moreta.SOLOMOTO

Sentadas las bases en Cataluña, Viladoms negoció para que Moreta se convirtiera en el responsable de velocidad de la Federación Española y extrapolara el modelo al resto de territoriales y, también, al CEV. Y vistos los resultados lo hizo muy bien. Pues no sólo se preocupó de los pilotos. También convenció a tipos como Emilio Alzamora, Guim Roda o Dani Amatriaín para que crearan estructuras que pudieran ayudarles en su carrera. "Al final, resulta que no sólo hemos logrado que salgan buenos pilotos, sino también tener buenos equipos y hasta una nómina de mecánicos expertos que han llegado al Mundial", concede Viladoms.

Tan bien trabajaron, que una vez reordenado el panorama español tuvieron que hacer esfuerzos por dar oportunidades a pilotos de otros países -en la mayoría, los chicos siguen compitiendo con motos automáticas- que no lo tenían tan fácil en sus lugares de origen. Con Viladoms al frente de la Federación se dieron facilidades a los extranjeros que quisieran correr el Campeonato de España de Velocidad (CEV), caso de chicos como Bradl, Redding o Miller. Y terminaron por convertir el campeonato español en una suerte de europeo, como ocurrió el año pasado, cuando se unieron al calendario las carreras en Francia o Portugal; este año ya se llama Mundial Junior (a partir de 13 años) y el CEV tiene una réplica, low cost, con las llamadas PreMoto3 (a partir de 11).

Para muestra de cómo ha evolucionado el motociclismo en España, una cifra: este año hay más pilotos españoles en MotoGP -ocho, cinco de ellos catalanes, de un total de 25- que en las categorías inferiores, señal de que la tendencia se invierte: a nadie le interesa que el Mundial sólo lo ganen españoles, ni siquiera a Moreta, el hombre que más orgulloso se siente de haber copado los podios del último lustro. "No sé donde está el secreto. Hemos perdido días y semanas de nuestras vidas por esto. Y no lo hubiéramos hecho sin pasión. Aunque que salga un Marc Márquez es una casualidad", dice, emocionado y modesto. Él, que fue fan de Hailwood, moldeó a los campeones del presente y del futuro. Apunten: Quartararo.

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Sobre la firma

Nadia Tronchoni
Redactora jefa de la sección de Deportes y experta en motociclismo. Ha estado en cinco Rally Dakar y le apasionan el fútbol y la política. Se inició en la radio y empezó a escribir en el diario La Razón. Es Licenciada en Periodismo por la Universidad de Valencia, Máster en Fútbol en la UV y Executive Master en Marketing Digital por el IEBS.

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