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Las horas más bajas de Bale

Ancelotti advierte al Madrid de que si el galés no reacciona no podrá sostener su titularidad

Diego Torres
Ancelotti y Bale, durante el entrenamiento en Valdebebas
Ancelotti y Bale, durante el entrenamiento en ValdebebasChema Moya (EFE)

La noche del martes al miércoles pasado Carlo Ancelotti transmitió a los funcionarios del Madrid que acompañan al equipo que la titularidad de Gareth Bale era cada día más difícil de sostener. Al calor del 3-4 sufrido ante el Schalke, el entrenador señaló que el jugador británico exhibía una tendencia a la dispersión que estaba provocando un daño irreparable, un destrozo táctico que no parecía tener solución después de varios meses de intentos frustrados. Ancelotti advirtió de que debía plantearse seriamente enviarle al banquillo si no encontraba otra forma de ayudar al equipo. El revuelo que se desató en el club fue considerable. Si el entrenador no ha sentado ya al delantero es en parte porque la plantilla no le ofrece suficientes alternativas —Jesé no juega 90 minutos desde hace un año— y en parte porque Bale es una pieza estratégica de tal calibre que la sola idea de orillarle es capaz de provocar una crisis institucional. La directiva, que jamás comprendería su suplencia, hoy espera ver a Bale jugar frente al Levante y, por fin, marcar goles.

El miércoles Ancelotti se reunió con la plantilla en Valdebebas para examinar las causas de la segunda derrota consecutiva que sufrían. En un clima de diálogo, los jugadores señalaron el problema de manera casi unánime. Cristiano, Casillas, Ramos, Pepe, y Kroos, lo apuntan desde hace meses. Todos insistieron en la falta de solidaridad en defensa como principal motivo de los desajustes tácticos que han sufrido en cada partido a partir de Navidades. En concreto, indicaron que Bale rompe el 4-4-2 porque, a diferencia de Isco en la banda izquierda, rara vez baja a defender su costado, y cuando lo hace se muestra poco enérgico. Nadie cuestionó al galés por sumar nueve partidos sin marcar y ocho sin dar un pase de gol. Le recriminaron su indiferencia cuando pierden el balón.

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En su comunicación a los funcionarios que hacen de nexo con la directiva, Ancelotti argumentó que salvaguardar los intereses del club es importantísimo, y que por eso se ha mostrado inflexible a la hora de mantener la delantera de Bale, Cristiano y Benzema. Pero que, en estas circunstancias, es preciso centrar su ayuda en los futbolistas. Los técnicos observan con alarma el creciente esfuerzo que tienen que hacer los zagueros y los centrocampistas para sostener defensivamente al Madrid desde que se impusieron con dificultades (2-0) al Deportivo, el 14 de febrero. Ese día comprobaron que ya no ganaban fácilmente ni los partidos de toros afeitados.

Paul Clement, el segundo entrenador de Ancelotti, lleva un año insistiendo a Bale en que debe regresar de los ataques para formarse como centrocampista cada vez que el equipo pierde el balón. El propio Ancelotti ha mantenido varias charlas específicas con el goleador. Pero, tras el asentimiento inicial, el efecto se desvanece. En San Mamés, la semana pasada, Bale se mostró distraído en defensa, desoyendo incluso a las órdenes que le daban desde el banquillo para que bajase. A la primera advertencia sí respondía con una carrera hacia atrás, a la segunda el repliegue era más corto, y a la tercera ya ignoraba su obligación. El dilema es tan viejo como el fútbol. El atacante quiere meter goles y el entrenador y sus compañeros le piden que se reserve una parte de la energía para colaborar en otros aspectos del juego. Si el atacante, como es el caso de Bale, deja de meter goles, el conflicto se hace evidente.

Sus compañeros le reprochan que no se muestre solidario en defensa, como Isco

Las palabras del presidente Florentino Pérez, el jueves en la conferencia de prensa extraordinaria que convocó en el Bernabéu, han dado un margen de redención al futbolista. El mandatario responsabilizó a la prensa: “Ahora dicen que hay que cambiar de sistema para que no juegue Gareth Bale. Esto es precisamente lo que nos hace mucho daño. Querer condicionar la voluntad del entrenador por intereses que cuando no se han conseguido de una manera se intentan de otra. Bale es uno de los mejores jugadores del mundo. No debemos olvidar que en su primer año en el Madrid lo que fue capaz de hacer en las dos finales de la Copa de Europa y en la Copa del Rey”.

Ancelotti declaró ayer que no se siente condicionado por las eventuales críticas a Bale que hacen los medios de comunicación. “No estoy focalizando en lo que dice la prensa”, dijo. “A mí no me presionan porque me centro en mi trabajo y en la relación con los jugadores. Nada más. Intento tomar decisiones por lo que pienso y no por lo que escucho”.

“Tenemos que intentar encontrar la solución a los problemas”, prosiguió. “Y pensamos que la hemos encontrado. Necesitamos que los jugadores trabajen juntos y se sacrifiquen. Estoy convencido de que con esfuerzo y sacrificio saldremos de esta situación. Contra el Levante intentaremos jugar un partido de calidad, de intensidad, un partido donde todos vayan a ayudar”.

Bale ha marcado 14 goles en 37 partidos en todas las competiciones esta temporada. El curso pasado su media fue ligeramente mejor, con 22 tantos en 44 partidos. Sus goles en Lisboa y Mestalla permanecerán en la memoria de los hinchas. Pero el Bernabéu ha comenzado a pitarle reclamándole una reacción.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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