Viernes de esperanzas y dudas
Torrijos, Beitia, Mechaal y Terrero se clasifican con solvencia para sus finales del sábado
Hay formas y formas de llegar a una final. Hay, también, personalidades y maneras de mirar al atletismo.
Jesús España, que ha sido campeón de Europa al aire libre (y le ganó a Mo Farah en 2006), corrió la semifinal de 3.000 metros con la calculadora en la mano, con la sabiduría de los antiguos que saben que el derroche voluntario suele acarrear la triste carencia. “No estoy para hacer una semifinal a 7m 45s y 24 horas después estar recuperado para una final”, dijo el atleta de Valdemoro, que voluntariamente terminó octavo (y último de los que pasaban) para gastar las fuerzas justas. “Sabía que el límite eran los 7m 52s de Carlos Alonso, el primero que podía pasar por tiempos en la otra semifinal, y cuando vi que acabaría en 7m 51s ya me dejé llevar”. Se desenganchó España, de 36 años, de un tren en el que la locomotora era un turco, Alí Kaya, y un español, Adel Mechaal, quien había convertido la carrera en un acto de afirmación.
“No veo a nadie más fuerte que yo”, apuntó Mechal tras ser segundo en su serie de 3.000
“Después de Zúrich, donde perdí los clavos de una zapatilla y corrí liso sobre suelo mojado, pasé dos meses de depresión”, dijo el atleta, nacido en Tetuán y habitante de Palamós desde que era un niño de cinco años. “Pensé que aquello había sido una pesadilla y que no podía volver a repetirse. Por eso, hace un par de semanas me exhibí en el campeonato de España, donde quise ganar y ganar el 1.500 y el 3.000. Por eso, para demostrar que entonces estaba bien y que sigo siendo muy bueno, he corrido hoy tan rápido [quedó segundo en su semifinal, con 7m 46,92s, su mejor marca personal], pero, de todas maneras, no es lo más rápido que puedo correr. Estoy para bajar de 7m 40s. Y si me piden que corra el 1.500, pues también lo correría".
En un 3.000 en pista cubierta, de 7m 40s solo han bajado en España cuatro atletas de diversa memoria: Enrique Molina, Fermín Cacho, Alberto García y Sergio Sánchez (actual plusmarquista europeo), lo que da muestras tanto de la ambición como de la capacidad de Mechaal, de 24 años. "No veo a ninguno más fuerte que yo aquí en Praga", dijo, como señal del nivel de autoestima en que vive. "Si la carrera es rápida, el más peligroso es el turco Kaya [nacido keniano hace 20 años, Kaya se llamaba Stanley Kiprotich Mukche hasta hace dos años, en que cambió de nacionalidad]; si es lenta, temo al inglés Emanuel, que tiene un cambio de ritmo muy explosivo en el final. Pero prefiero que sea rápida, porque así ganan los más fuertes. Y yo soy como los africanos: puedo correr a un ritmo muy rápido, aunque no tenga tan buen final como los lentos".
Mechaal promete una victoria, como también la podría prometer Ruth Beitia, no en vano la cántabra es la actual campeona de Europa tanto al aire libre como en pista cubierta. Pero también es más experta (lleva subiendo al podio desde hace 10 años) y, en ese sentido, más sabia. "Estoy feliz por llegar a una final más", dijo con su habitual alegría contagiosa Beitia, de 35 años (36 el 1 de abril), tras un concurso en el que remedió rápido un nulo en 1,87m, lo que tardó en adaptarse a una pista traicionera, en la que la velocidad podía ser a la vez un plus y un peligro, y que consideró decisivo el salto final, "muy bueno", de 1,94m, que acometió con decisión, dispuesta a no tener que ver la final desde las gradas. "Y también estoy contenta por no ser la más vieja de las participantes [le gana la inoxidable búlgara Venelina Veneva, de 41 años en junio]". En la final se reunirá el trío del Mundial de Sopot en pista cubierta, en el que compartieron el oro la polaca, y gran favorita hoy, Kamila Licwinko y la rusa Mariya Kuchina. Tercera, con la misma altura, 2m, pero con un nulo más, fue Beitia.
Con más dudas (cierta incertidumbre de cara a la final) se clasificaron Torrijos para la final de triple (16,51m y extrañas sensaciones en el pasillo de saltos), e Indira Terrero para la dura final de 400m.
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