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La máquina de correr

Las pruebas de Bale exaltan condiciones que no tiene ningún otro en la plantilla, pero Ancelotti observa que el fútbol no es atletismo

D. TORRES
Bale, controla un balón en un partido contra el Basilea.
Bale, controla un balón en un partido contra el Basilea.Alejandro Ruesga

El presidente madridista, Florentino Pérez, se quedó admirado de las pruebas médicas que demostraban que Gareth Bale era un genio del atletismo. Siguiendo la estela del entusiasmo presidencial, el año pasado la directiva del Madrid envió un emisario para que hablara con el entrenador, Carlo Ancelotti, y le sugiriera que explotara las cualidades físicas del futbolista empleándole en el mediocampo. El técnico fue consultado por las posibilidades de Bale de desempeñar el papel que hizo Di María durante tres temporadas en el club, recorriendo la banda derecha en defensa y en ataque en funciones de interior o extremo. Di María salvaba kilómetros como un keniata. Pero Bale, según los registros, tenía más corazón, más pulmones, y más piernas que el argentino. ¿Entonces por qué no podía jugar de volante en el 4-4-2? Hace más de un año que Ancelotti se da maña para conseguir que Bale juegue en el mediocampo. A duras penas.

Bale llegó a España precedido por la fama de prodigio. Los funcionarios del Real Madrid sabían que el galés poseía unas condiciones cardiovasculares excepcionales. Cuando el club le fichó, en septiembre de 2013, la revisión médica se convirtió en un acontecimiento. Puestos a examinar un organismo raro, inspirados por el afán científico, los doctores dispusieron una prueba de esfuerzo singular. Normalmente programan la cinta para que los futbolistas corran 15 minutos como máximo, y a partir de los diez minutos iniciales inclinan la rampa hasta los 12 grados. Esos últimos metros cuesta arriba son los más exhaustivos. Obligan al corazón más resistente. Los más fuertes se agitan y sudan. Pero Bale fue diferente. Según los testigos, Bale, si acaso, sudó un poquito porque en el hospital “hacía calor”.

La constitución física convierte al galés en el corredor ideal de entre 100 y 400 metros

En lugar de programar la cinta para 15 minutos, los médicos elevaron la rampa a 12 grados a partir de los diez minutos y mantuvieron a Bale corriendo hasta que el cronómetro señaló 20 minutos. Cinco minutos extra pueden indicar muchas cosas. Nadie había corrido tanto en esa máquina. Y nadie acabó más indiferente al esfuerzo. El jugador británico daba zancadas como si no esperase un final. Cuando le frenaron la cinta se mostró casi desconcertado. Los médicos tuvieron la sensación de que habría seguido trotando cuesta arriba una hora más. No habían visto nada igual. El hombre estaba fresco.

La constitución física, la forma de sus miembros, los apoyos, convierten a Bale en el corredor ideal de distancias de entre 100 y 400 metros. Los preparadores físicos opinaron que en estos segmentos es más completo incluso que Cristiano. El portugués tiene más fuerza explosiva, pero no es tan eficaz para sostener la velocidad más allá de los 30 metros.

La noticia de la prueba de esfuerzo de Bale alcanzó el vestuario y destiló en chanzas. Los compañeros comenzaron a llamarle Forrest Gump. Los dones atléticos de Bale eran y son fabulosos. Pero Ancelotti despachó los informes científicos con incredulidad. Alegó que no es lo mismo correr sin balón que correr con una pelota que se disputan otras 21 personas con los pies. Y no es lo mismo Bale que Di María porque Bale no fichó por el Madrid para hacer lo que hacía Di María. La voluntad es determinante. Hasta el capitán, Iker Casillas, le pide a Bale que baje a ayudar en defensa. A veces con éxito. Otras no. El día de la visita del Sevilla al Bernabéu, el galés hizo callar al portero con un gesto intempestivo.

“Siempre jugamos con un 4-4-2 en defensa, con Isco a la izquierda y Bale a la derecha”, dice Ancelotti. Esos son los planes. Isco cumple siempre. Bale, a veces. Florentino Pérez está convencido de que si hay un responsable de que Bale no corra hacia atrás no es el jugador. Y Ancelotti, que parece resignado a asumir culpas, lo sabe perfectamente.

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Sobre la firma

D. TORRES
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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