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Chile y la generación del 92

En proceso de formación, la selección andina se apoya en una remesa de jóvenes que miran a Río y en la envergadura de Oneto, ex del Barcelona

Alejandro Ciriza
Marco Oneto en el partido ante Qatar
Marco Oneto en el partido ante QatarDiego Azubel (EFE)

El pasado sábado, después de que España derrotase a Brasil (27-29) en su segundo duelo de la fase de grupos, los Hispanos recorrieron uno a uno la zona mixta con el gesto torcido. El triunfo, gestado en las manos y piernas de Sierra y un chispazo final, no disipó las dudas que ya había suscitado el estreno frente a Bielorrusia (38-33), igualmente errático y poco tranquilizador. Lejos de buscar subterfugios o escapatorias, no faltó la autocrítica, herramienta imprescindible para enderezar la falta de lucidez y corregir la defensa. “Nos falta soltura y constancia”, evidenció Raúl Entrerríos. “Me gustaría acabar más satisfecho, con la sensación de un balonmano que aún no hemos encontrado”, apostillaba el seleccionador, Manolo Cadenas.

En esas está España, en la recuperación de estímulos y sensaciones. Por eso, el duelo de este lunes frente a Chile (15.00, Teledeporte), a priori una perita en dulce, viene que ni pintado para rearmar la moral del equipo y sellar las grietas en el casco de la nave. “Mejor que nos pasen estas cosas ahora que no más tarde. Somos los campeones, debemos ajustar las tuercas y mirar al frente”, reclamaba el portero Sierra, con el cráneo empapado en sudor y todavía con la adrenalina hasta los topes después de que abortase la revuelta brasileña.

Los jugadores chilenos aplauden a los aficionados
Los jugadores chilenos aplauden a los aficionadosSrdjan Suki (EFE)

Allí, en el horizonte inmediato, espera Chile. Una selección de escaso bagaje, con tres Mundiales en la ficha y dos derrotas en sus dos primeros partidos, ante Eslovenia (36-23) y la anfitriona, Qatar (27-20). Lo hace con Fernando Capurro en su banquillo y una remesa de jugadores muy jóvenes, que merodean los 22 años, aún en fase de formación. Y a su lado, el estandarte. “Hay siete u ocho chicos que están jugando por primera vez un Mundial y eso se nota. Siempre les digo que lo importante es ir de cara, ya esté enfrente Australia, Qatar o España”, asevera Marco Oneto, un viejo conocido en España tras su paso por las canchas de la Asobal.

“Hay siete u ocho chicos que están jugando por primera vez un Mundial y eso se nota”, cuenta Oneto

Intenta dar el estirón Chile con esa nueva hornada, con una generación cuya meta principal es asistir en 2015 en los Juegos de Río. Destacan los nombres de Salazar, Moll o Rodrigo Salinas, un lateral derecho dañino, y los de los tres jugadores que ahora desfilan por España, en el BM Zamora, caso de Ceballos, Reyes o Esteban Salinas. Al mando, el veterano Oneto, de 32 años, un pivote poderoso (2,04 y 110 kilos) que se fogueó primero en el filial del Barcelona, reclutado por Xesco Espar, pasó después por Cangas, Bidasoa y Naturhouse La Rioja, y regresó finalmente al Palau, donde estuvo de 2009 a 2012.

Emigró después al Veszprém, húngaro, y luego desembocó en Alemania. Hoy día defiende la camiseta del Minden. “Somos muy inferiores a ellos, pero debemos jugar nuestras cartas, esperar un despiste o bien un exceso de confianza”, explica el gigante, de gran envergadura. “Estamos en un proceso de adaptación. Los chicos deben darse cuenta de que estamos en un nivel internacional donde no es lo mismo que jugar en América. No podemos dar cinco minutos como le dimos en el segundo tiempo a Eslovenia”, instruye. “Esta experiencia nos tiene que servir muchísimo para los Juegos Panamericanos, que es donde nos jugaremos la clasificación olímpica”, concluye.

Le escuchan sus cachorros, aspirantes a completar un papel digno en Qatar y a curtirse. Sin ir más lejos, en el pulso de este lunes frente a España, ávida de reencontrarse consigo mismo. De volver a ser poco a poco aquella fiera.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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