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FÚTBOL | ATHLETIC
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Pero qué le pasa al Athletic?

Su principal bien es la cantera, pero ahora anda malita. Los equipos de Lezama no viven su mejor momento

Aduriz, De Marcos y Mikel Rico, tras la derrota ante el Villarreal
Aduriz, De Marcos y Mikel Rico, tras la derrota ante el VillarrealANGEL SANCHEZ (DIARIO AS)

En el ranking de preguntas más frecuentes en Bilbao y provincia figura en primer lugar la que encabeza este comentario. Los aficionados preguntan a los periodistas, los periodistas a los jugadores, al entrenador, al presidente, y estos se lo preguntan a sí mismos sin que nadie halle respuesta alguna. ¿Cómo es posible que los mismos futbolistas que lo bordaron la pasada temporada e incluso iniciaron de igual forma la presente, con el mismo entrenador, y la única baja sensible de Ander Herrera, parezcan ahora avatares descoloridos de sí mismos? La búsqueda de respuestas acude a los lugares comunes, esos que no reclaman base científica ni comprobación alguna: falta de compromiso, aburguesamiento por hartazgo de millones en los contratos, problemas físicos, teorías conspirativas... Un suma y sigue habitual en el fútbol cuando unos y otros andan como Diógenes con la lámpara en busca de respuestas.

Hay hechos previos. El Athletic ha firmado con 19 puntos en 19 partidos la peor primera vuelta de su historia. Su registro de goles es paupérrimo, 15 en toda la primera vuelta y su máximo goleador, Aduriz, solo ha conseguido cinco. Peor aún es que el Athletic, que ha obtenido un punto de los últimos 18 disputados, nunca gana sin Aduriz en el campo. Ahora, tampoco con el delantero guipuzcoano, que acumula seis partidos sin marcar. El Athletic está fundido, su producción ofensiva es inferior a los errores defensivos. Ningún jugador está al nivel del año pasado y nadie se salva de los suspensos semanales. Entonces, ¿qué le pasa al Athletic?

Valverde, en un entrenamiento
Valverde, en un entrenamientoJUAN FLOR (DIARIO AS)

Desde los gloriosos años ochenta del siglo pasado, al equipo le ha costado mucho encadenar dos temporadas si no magníficas, al menos buenas. El Athletic transmite la sensación de que cada éxito le agota hasta la extenuación, como si su triunfo fuera el fruto de un sobreesfuerzo. Más aún cuando la plantilla, por razones de su excepción identitaria, no se fortalece sino que, además, se descapitaliza. En los últimos años, el Athletic ha perdido a tres jugadores franquicia (Llorente, Javi Martínez y Herrera) que prefirieron abandonar el club en busca de mejores oportunidades deportivas y/o económicas. La cantera no los ha sustituido todavía y las incorporaciones de otros clubes tampoco. La ausencia de estos futbolistas, a los que nadie vendió sino que prefirieron marcharse, le ha restado recursos y versatilidad en el juego. Hoy, el Athletic es más previsible que el año pasado, el anterior y el anterior.

Nada nuevo bajo el sol. El fútbol está lleno de agujeros negros o grises. Si uno repasa solo las plantillas de equipos como el Valencia de los ochenta o el Atlético del 2000 nunca pensaría que pudieran abandonar la Primera División como lo hicieron. El Villarreal o la Real Sociedad también pasaron en breve espacio de tiempo de tocar el cielo a quemarse en el infierno de la Liga. Las causas son múltiples y muy diversas. A favor del Athletic cuenta que lo que para algunos es su problema, el factor identitario (eso que se llama “su filosofía”), es también su solución. No es la primera vez, ni será la última que el Athletic huele a chamusquina, pero el poder del club (público y jugadores) es tan descomunal que le ha librado del precipicio aunque haya sido en el último momento. Dice un refrán que “mis bienes son para curar mis males”. El principal bien del Athletic es su cantera, pero ahora anda malita (los equipos de Lezama no viven su mejor momento) y las repletas arcas son para casos como este en tanto los Williams, Guillermo, Unai López, Aketxe, le cogen el pulso a una competición exigente, más aún para el Athletic. No son ellos quienes tienen que responder a la pregunta principal: “¿Pero qué le pasa al Athletic?”.

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