“¡Estas son mis vacaciones!”
Este vizcaíno ha dejado por segunda vez su puesto de trabajo en una fábrica para competir en el rally más correoso del planeta. Es el tercer español en la tabla de clasificación (15º)
Vivir una aventura peligrosa y extasiante durante 17 días y después volver a la rutina laboral. Así, sin paradas técnicas de por medio. Ese es el plan de Txomin Arana (Ereño, Vizcaya, 1985), piloto amateur, que en su segundo Dakar se ha convertido en el tercer mejor español (16º), por detrás de Marc Coma y Laia Sanz. Su Yamaha no es oficial, pero le lleva “hasta el final que es lo importante”, asegura este prometedor piloto mientras observa con detalle como su mecánico la pone a punto. Sentado en una mesa, bajo un sol abrasador, habla de sus experiencias sin darse importancia. Como si lo que estuviera haciendo no tuviera ningún mérito.
Pregunta. ¿Cómo le dio por correr el Dakar?
Respuesta. Todas las Navidades hacemos una cena en el motorclub de Gernika y hace dos años en una de ellas teníamos la televisión puesta y estaban dando el Dakar. De repente se nos ocurrió participar. No teníamos ni idea de cómo iba esto pero en seguida empezamos a mover cosas. Enviamos la solicitud, nos la aceptaron y aquí estamos.
Coma, a un paso del título
El último impulso, las últimas precauciones, la meta al final del camino. Los 393 kilómetros que separan Rosario de Buenos Aires son los que distancian a Marc Coma de su quinto Dakar, gracias al colchón con el que llega a la última etapa el piloto de Avía respecto a Gonçalves. Una diferencia que tras la etapa de ayer pasó de 20 a 17 minutos. Coma fue sexto tras completar una etapa relajada y sin errores, en una jornada en la que Barreda terminó segundo.
“Ha sido una etapa difícil”, dijo Coma. “300 km de especial en los que se podía perder mucho y ganar poco. No ha sido fácil de gestionar. Me he dado cuenta en seguida de que las ruedas se iban a resentir mucho en vista del terreno”, añadió. “He intentado ser un poco conservador para evitar problemas”.
“El Dakar no ha terminado, queda un día de carrera”, declaró Gonçalves, tras cruzar la meta con el tercer mejor tiempo. El dueño del escalón de bronce del podio también parece definido, después de que el australiano Toby Price se adjudicase la victoria y le metiera más de 10 minutos de diferencia al chileno Pablo Quintanilla. Laia Sanz, que acabó décima, sigue en posesión de la 8ª plaza que deberá defender ante el eslovaco Ivan Jakes, noveno a dos minutos.
P. ¿Todo por un impulso?
R. Sí, fue cosa de un año y así salió. Toda la vida he hecho motocross, desde pequeñito ya estaba corriendo el Campeonato del Mundo en X3, y participé en algún par de pruebas del Mundial de Enduro, pero poco, lo mío siempre fue el motocross. ¡Todo lo contrario al Dakar!
P. ¿Cómo convenció a los patrocinadores?
R. Todo esto lo han hecho posible desde el club. Todos los sponsors me los han encontrado ellos, yo sólo vengo y corro. Tiene que ser un rollo… Sé que han trabajado muchísimo, son unas máquinas. Al final conseguimos un presupuesto de unos 100.000 euros para pagar la inscripción, la moto y la asistencia.
P. ¿Hay tradición de motor en su familia?
R. Mis padres nos han apoyado siempre a mi hermano y a mí llevándonos a las carreras, pero nunca han corrido, y ni siquiera han tenido moto. Mi hermano empezó con las motos y ahora corre en coches, así que siempre ha habido gasolina en casa.
P. ¿Quién le explicó de qué iba el Dakar?
R. Nos ayudó muchísimo Gerard Farrés. Es amigo mío y me dio un cursillo rápido. Me enseñó cómo manejar la navegación. Primero estuvimos entrenando en Los Monegros (Zaragoza) y después fui tres días a su casa en Barcelona. Después marchamos a Marruecos cinco días a entrenar y luego hice el Rally de Merzouga.
P. ¿Le costó hacerse a la moto?
R. No, a la moto te haces rápido, pero a la navegación… Ir leyendo y corriendo a la vez es un poco rollo. Tampoco me he entrenado mucho, he corrido para el Mundial de motocross, pero nada más.
P. Pues no le va mal. Va a superar el puesto 56 que logró el año pasado.
R. ¿Ah sí? No sé ni cómo va la clasificación. El año pasado se me rompió la moto cuando iba el 30. El objetivo primordial este año era terminar, pero ahora mismo es entrar entre los 30 primeros, a ver si lo consigo.
P. ¿Cuál es su relación con Jordi Viladoms?
R. Él está de mánager del equipo Pedrega y yo alquilo su camión y la asistencia. Ellos se la prestan a pilotos privados como nosotros. La única diferencia es que esta vez ha venido conmigo mi mecánico de toda la vida.
P. ¿Y da abasto con el mantenimiento diario de la moto?
R. Llevamos los horarios cambiados. Cuando yo corro él duerme y al revés. Cuando me levanto está terminando la puesta a punto de la moto. Es una máquina, de momento se apaña, pero dos tíos más nos harían la cosa más fácil.
P. ¿Qué hace cuando no va sobre la moto?
R. Trabajo en una fábrica haciendo válvulas de extintores, nada que ver con esto. Las motos son mi hobby.
P. ¿Qué diferencias hay entre una moto oficial y la suya?
R. La mía es una buena moto, no tiene nada que ver con la que llevé el año pasado, pero no es una oficial. En las rectas nos quitan muchísimo, tienen mucha más potencia.
P. ¿Qué relación tiene con los demás pilotos?
R. Tengo muy buen rollo con Pedrero y Laia [Sanz], por ejemplo. De pasar calamidades se hace amistad. Cuando estás en el vivac comentando algo, al final se aprende, te explican cosas.
P. ¿Qué es lo que menos le gusta del Dakar?
R. Terminas asqueado de comer pasta. Lo peor es la comida. Desayunas pasta, comes pasta, cenas pasta…
P. ¿Qué hará cuando vuelva a casa?
R. Voy derecho a Gernika, a trabajar. ¡Estas son mis vacaciones!
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