Nadal frena en seco
Berrer remonta 1-6, 6-3 y 6-4 en Doha al español, que llegará sin victorias al Abierto de Australia
Rafael Nadal perdió 6-1, 3-6 y 4-6 frente al alemán Michael Berrer en su primer encuentro oficial de 2015, que compitió en el torneo de Doha. El español, que defendía el título, llegará al Abierto de Australia, que arranca el 19 de enero, con solo un partido oficial como toda preparación. El duelo fotografió al detalle lo que es Nadal hoy en día: en su octavo partido desde julio de 2014, el español dejó un arranque estimable y se diluyó con el paso de los minutos, faltó de continuidad en el juego y de concreción en los peloteos decisivos. Pese a la derrota, que subrayó en rojo que todavía le falta la movilidad que le ha distinguido siempre, hubo señales positivas para sus intereses. El número tres mundial cedió frente al número 127 porque solo aprovechó dos de las 12 opciones de break que tuvo. Mandó y no remató. Lo que pudo ser una victoria dulce acabó en una derrota dolorosa.
Nada resumió mejor que el partido estuvo en la raqueta del derrotado que el propio ganador. "Increíble", dijo Berrer, de 34 años. "Es mi última temporada (en el circuito). Nada que perder. Todo por disfrutar. ¿Por qué no? Este es un partido que siempre estará en mi memoria, aunque tengo que ser sincero: era el primer partido de Rafa tras muchos meses lesionado", cerró el alemán, que no había ganado ninguno de sus 13 encuentros anteriores contra los cinco mejores jugadores del planeta.
Nadal no jugaba un encuentro oficial desde noviembre de 2014 (Basilea). Frente a las dos exhibiciones que ha disputado esta pretemporada, en Abu Dabi, el número tres mundial ganó en concreción (definió mejor los puntos). Le faltaron, sin embargo, continuidad (32 errores no forzados), como es lógico en un tenista que acumula tanto óxido, y piernas para mantener el ritmo necesario para ahogar al rival en los peloteos. Se movió sin la ligereza que necesita para imponer su tenis, basado en la liturgia del drive, el mandamiento de las piernas y la intensidad del esfuerzo.
Berrer, que es la antítesis del tenista que le hace daño a Nadal, porque ataca con franqueza y así ofrece una diana para los pasantes en la media pista, aprovechó su indecisión para imponerse al campeón defensor, sin tino en los momentos decisivos. En 20 minutos, el español marchaba con doble break de ventaja (4-0). En apenas media hora, se había anotado el primer set. Un mal juego en el segundo parcial supuso la pérdida de la segunda manga, y el partido se le escapó al mallorquín pese a que disfrutó de tres bolas de break en el juego final.
De aquí al Abierto de Australia, Nadal necesita reencontrarse con seguridades que hoy ha perdido: la movilidad por encima de todo; un alto ritmo de juego continuado; la paciencia para macerar el punto; el revés para abrir la pista; y el drive paralelo para rematar el peloteo. No es poca cosa. Esas, además, son virtudes que solo se consiguen en partidos, buscándolas en competición, por mucho que se tome uno en serio los entrenamientos. Melbourne, donde se pelea a cara de perro, le ofrecerá esa opción y ese examen. Los cinco sets de los torneos grandes juegan en su favor, porque le dan margen para recuperar las desventajas desde la atalaya de su leyenda, que tanto influye en sus contrarios (Berrer, por ejemplo, disparó dos dobles faltas en el juego final). La presión de no saber dónde está ni cómo está, pesa en su contra. Nadal, de 28 años, llega al primer torneo del Grand Slam de 2015 rodeado de incógnitas: defiende la final de 2014 sabiendo que su única certeza es una biografía llena de momentos de superación.
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