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“Echo de menos África”

La carrera por etapas más dura del mundo saldrá el 4 de enero de Buenos Aires. Coma defenderá allí su triunfo en motos de 2014

GORKA PÉREZ
Marc Coma.
Marc Coma. Victor R. Caivano (AP)

A Marc Coma (Aviá, Barcelona, 38 años) le resulta sencillo sonreír hablando del Dakar. No en vano, el vigente campeón en motos suma cuatro trofeos en 11 participaciones y va lanzado a por el quinto. 13 años después de su debut, se subirá a su KTM para darle #GasAlaBurra. Es lo que siempre le ha motivado y así lo refleja.

Pregunta. ¿Alguna vez se imaginó luchando por el quinto Dakar?

Respuesta. Ni en el mejor de mis sueños. No corro pensando en los números que puedo conseguir sino al contrario. Cuando me subo a la moto intento olvidarme de esto y recordar que no eres nadie, que no has conseguido nada y que tienes que luchar como el primer día. Es algo que me ha ayudado. Es un poco la clave.

P. Entonces, lo de fijarse un número redondo de títulos nada.

R. Las cifras son muy bonitas de contar y te ponen ahí en el escaparate. Pero no participo para conseguir más victorias o llegar a igualar a Cyrill Despres o Stéphane Peterhansel. Mi filosofía es más la de la propia competición, la del día a día. En el desierto es donde estoy cómodo, ese es mi medio y esa pureza es la que me gusta.

Cuando me subo a la moto intento olvidarme de los números. Me ha ayudado

P. ¿La evolución del Dakar va relacionada con su dificultad?

R. Tiene que ser una carrera en la que se gestionen muchas cosas. No vale solamente con ir rápido. La navegación tiene que ser difícil, tienes que saber llevar las etapas maratón [por primera vez los pilotos no podrán recibir asistencia mecánica y deberán cargar con las piezas de recambio], y cuantos más factores se tengan que gestionar pilotos como yo, que tenemos experiencia, nos puede ayudar. Podemos tirar de esas cosas, yo creo que el espíritu de Dakar requiere que todo esto esté presente y sea importante.

P. ¿En la dureza está el espectáculo?

R. Trazar una línea que separe lo poco de lo excesivo es muy complicado. El Dakar es la carrera más dura del mundo y tiene que serlo. Quien lo afronta sabe a lo que va, lo que pasa es que cuando el organizador diseña la carrera no sabe qué temperaturas va a hacer cada día, o si habrá llovido una semana antes o si hace seis meses que no llueve. Somos más de 400 participantes [427 entre motos, cuadriciclos, coches y camiones] entre los que hay profesionales y aficionados. Es la única carrera en el mundo en la que ocurre esto.

P. ¿Ha notado un incremento en la seguridad de la prueba?

R. Ha evolucionado de una manera muy buena. Este año hay días en los que separan los recorridos motos y coches. Es un elemento de seguridad fantástico que los coches no tengan que adelantarnos para evitar situaciones de riesgo. El ubitrack [sistema de geoposicionamiento], y otros instrumentos de navegación han mejorado muchísimo. Tenemos que ser conscientes de que el riesgo cero no se va a conseguir nunca.

No vale con ir rápido. La navegación tiene que ser difícil. Es el espíritu de la carrera

P. ¿Pensar en la peligrosidad de la prueba llega a distraer a un piloto?

R. Cuando me subo a la moto intento ser consciente de las decisiones que tomo en todo momento, de no ir por inercia. Lo más fácil es dejarte llevar en algún momento y esto es muy peligroso. Es una lucha interior continua. Cuando llevas 15 días haciendo lo mismo, durmiendo cuatro o cinco horas y comiendo poco, lo fácil es dejarte llevar.

P. ¿En qué ha cambiado el Dakar desde 2002?

R. Empecé corriendo con una moto prototipo bicilíndrica, y aquel año la carrera comenzó y acabó en África. Ahora estamos en Sudamérica con una prueba en la que la filosofía sigue siendo la misma aunque echo de menos África, me encantaba. También es cierto que la carrera se ha consolidado en Sudamérica de una forma que en África no hubiese sido posible. Hay que ser consciente de que la situación allí es peor hoy que cuando se tuvo que cancelar el Dakar en 2008. Ojalá llegue el momento en el que se vuelva a plantear la posibilidad de volver a África, pero ahora no se puede ser.

P. ¿Cómo se imagina el Dakar dentro de 10 años?

R. Creo que irá evolucionando en Sudamérica. Ha explotado muy bien lo que es Argentina y Chile, dos países que se han consolidado. En el pasado descubrimos Perú y ahora conoceremos Bolivia, pero todavía hay mucho territorio por descubrir y apto para el Dakar. Es una prueba en la que el recorrido es vivo, cada año sufre modificaciones, hay novedades para que sea atractivo.

Sería importante introducir nuevos países para atraer nuevos ‘sponsors

P. ¿Qué le falta a la carrera?

R. Lo importante es que no se estanque. Como piloto, me dan el recorrido y ni me planteo cuál sería el ideal. Sería importante la introducción de nuevos países, podría motivar a nuevos sponsors.

P. ¿Se preparan más los pilotos ahora que antes?

R. Aunque la carrera se ha ido profesionalizando todavía quedan los amateurs que van a vivir la aventura de su vida. Pero seguramente su nivel ha subido. Ahora hay más medios para montar en moto, más circuitos, y llega mejor preparada seguramente.

P. ¿Usted se prepara diferente?

R. La manera de entrenarse ha cambiado. Para esta edición tenemos un apartado que es bastante complicado de entrenar como es la altitud. Aunque donde vivimos tenemos montañas de 3.000 metros, no se puede montar en moto en esta época y esto nos dificulta un poco la preparación. Aun así, creo que a nivel de preparación llegamos muy bien.

P. ¿En una carrera tan absorbente llega a entablar relación con los demás participantes?

R. Queda en un segundo plano. Es verdad que independientemente del equipo que seas acabas haciendo la misma cola para comer. A mí me gusta mantener este contacto porque tengo amigos pero el Dakar te requiere toda la energía, y tienes menos tiempo del deseado para interesarte por las historias de cada uno.

La relación con otros participantes queda en un segundo plano

P. ¿Quién o qué es el peor enemigo de un piloto?

R. Al final es la misma carrera. No hay nada imposible pero es ella la que te va buscando el error, y tienes que estar siempre alerta. La fatiga te va consumiendo y es un poco una relación de amor-odio diaria.

P. ¿Le da tiempo a contemplar el paisaje?

R. A veces cuando llegas a casa dices: “¡Ostras, por aquí he pasado yo!”, y la verdad es que te quedas impresionado y piensas: “¿Cómo he podido perderme eso?”. Pero no estamos de turismo. Hay cosas que me guardo para cuando sea mayor. Haré algún viaje en moto, alguna actividad que ahora no puedo por la sencilla razón de que es el momento de competir.

P. ¿Qué hay más importante que ir deprisa?

R. Gestionar la navegación y, si es etapa maratón, el tema mecánico: conservar el motor [el cambio está penalizado con 15 minutos], el cambio de los neumáticos...

P. ¿En qué se diferencia su KTM de la del 2014?

R. No hay grandes diferencias pero el año pasado hicimos un gran esfuerzo para continuar con este ritmo de evolución que están haciendo las motos en el Dakar y estamos muy contentos. Hemos mejorado. Más que hacer una moto nueva decidimos que lo mejor era acabar de exprimir este modelo y llevarlo a una etapa superior.

P. ¿A quiénes vigilará?

R. No está Despres [cinco veces campeón en motos y que correrá con Peugeot en coches] y tampoco Chaleco López [de baja tras operarse la rodilla], pero esto no quiere decir que sea un Dakar fácil. Hay pilotos igual o más capacitados que ellos. De todos, destaca Barreda, un claro favorito.

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Sobre la firma

GORKA PÉREZ
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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