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Sergio García no tiene precio

El delantero del Espanyol quiebra a un Rayo generoso con el fútbol y discutido con el resultado

Jordi Quixano
Sergio García es abrazado por sus compañeros.
Sergio García es abrazado por sus compañeros.RAFA APARICIO (DIARIO AS)

Casado de ser Doctor Jekyll y mister Hyde porque imponía su fútbol en casa sin contabilizar triunfo alguno a domicilio, el Espanyol festejó en Vallecas una victoria que ni buscó. Refugiado en su área y conforme con la iniciativa rival, se fio a la defensa y al talento de Sergio García. Y con eso le bastó para quebrar al Rayo, equipo tan atildado como gallardo, excelente sumiller de fútbol pero, anoche, con muy mal regusto.

Jugó el Rayo con tres defensas, apuesta coherente de Jémez con su visión del espectáculo y con el fútbol ofensivo que persigue, pues entiende que su equipo se expresa con el balón en los pies y no persiguiéndolo. Pero le salió cara la jugada, sobre todo porque puso a tres laterales en el cierre para tener piernas en la corrección. Así, nada más subir el telón, en un pelotazo sinsentido de Colotto, Tito evidenció la laguna táctica. En vez de proteger el esférico por el acoso de Sergio García como haría un central, decidió correr como exige un lateral. Y, obsesionado con el balón, no atendió a la salida de Cristian Álvarez —quizá éste tampoco le gritó…— y le embistió para descorcharle la pelota de los guantes. Por lo que Sergio el travieso se cobró la pifia para celebrar su sexto gol del curso.

RAYO, 1 – ESPANYOL, 3

Rayo: Cristian Álvarez; Quini, Tito, Insúa; Moreno, Jozabed, Baena, Pozuelo, Kakuta; Bueno y Leo Baptistão (Manucho, m. 73). No utilizados: Campos Nacho, Amaya, Trashorras, Licá y Embarba.

Espanyol: Casilla; Arbilla, Colotto, Eric Bailly, Fuentes; Lucas Vázquez (Javi López, m. 86), Víctor Sánchez, Álvaro, Salva Sevilla (Montañés, m. 56): Sergio García y Caicedo (Stuani, m. 62). No utilizados: Pau; Abraham, Víctor Álvarez, Héctor Moreno.

Goles: 0-1. M. 9. Sergio García. 1-1. M. 45. Leo Baptistão. 1-2. M. 77. Lucas Vázquez. 1-3. M. 95. Sergio García.

Árbitro: Martínez Monuera. Amonestó a Sevilla, Bailly, Baena, Insúa. Álvaro, Stuani, Vázquez y Quini. Doble amarilla a Stuani (m. 81).

Vallecas. Unos 7.000 espectadores.

Pero con Álvaro, central redomado que actuó de mediocentro, el Espanyol no tejió jugada alguna y apenas inquietó de nuevo al rival, acaso una ocasión de Bailly que erró al tirar la pierna como una guadaña dentro del área. Por lo que el esférico y el protagonismo fue del Rayo, que por momentos evocó a la Naranja Mecánica del 74, más por la movilidad y anarquía de los futbolistas sobre el césped que, lógicamente, por sus figuras y facilidad para llegar al gol. Así, conjugaba el esférico con tino Pozuelo para Kakuta y Moreno, ciclones por el costado con el quiebro como saludo y despedida, bien conectados con Bueno y Leo Baptistão. Pero sin una boya, les costó graparse en el área rival. Y cuando lo hicieron, las manos de Casilla y Víctor Sánchez —penalti claro que no se pitó— evitaron la definición de Moreno. Hasta que Kakuta sacó un centro y, entre Bueno y la coronilla de Colotto, la pelota cayó a las botas de Baptistão y de ahí a gol.

Siguió con su monólogo el Rayo, con posesión y presencia en campo ajeno. Pero le faltó aguijón y de eso anda sobrado Sergio García. Cogió un balón en el costado, alzó la cabeza y centró al segundo palo, a la cabeza de Lucas Vázquez. Gol y triunfo después ampliado con un último tanto del mismo Sergio, ya con el tiempo cumplido. El éxito de la racanería; la derrota del atrevimiento.

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