Un premio Mundial
España organizará el campeonato femenino de 2018 tras una década de medallas
Una lustrosa colección de 35 medallas en la última década, una carrera apasionante desde el oro del Europeo de Perugia en 1993 hasta la plata del Mundial de Turquía de hace dos meses, un crecimiento constante desde el anonimato de las pioneras hasta el reconocimiento y los podios de la generación dorada; las campeonas de Europa y subcampeonas del mundo de baloncesto recogieron ayer, con la decisión de la FIBA, el premio a su meritorio viaje y un estímulo para su futuro inmediato. España organizará la Copa del Mundo Femenina de 2018 tras superar en la elección final a Israel —competidor lastrado por la inestabilidad de la zona— por 18 votos a cinco. Un hito mayúsculo en un páramo de plataformas para el deporte de la mujer que, en baloncesto, sólo registraba hasta la fecha los precedentes del Europeo de 1987 en Cádiz y el torneo preolímpico de 2008 de Madrid.
“Es un orgullo para todas. Realizar eventos así permite enseñar al mundo el potencial deportivo y organizativo de España y pone en valor el trabajo de la Federación desde las categorías inferiores hasta la absoluta”, señala Amaya Valdemoro, la mejor jugadora española de la historia y la embajadora del Mundial. “Ya era hora. Las que nunca pudimos jugar un campeonato así en casa sentiremos una envidia sana. Es una gran meta que llega tras una pelea muy larga por hacernos un hueco, por ganar seguimiento y crear audiencia, por crecer competitivamente y enganchar a las niñas a nuestro deporte. Es un exitazo”. El baloncesto es el deporte con más licencias femeninas en España (144.748, el 20,3% del total) a gran distancia del golf (segundo con 88.356) y con más del triple que el fútbol (cuarto con 40.606). “Es una noticia muy especial. Es el reconocimiento al trabajo de muchas generaciones y supone una motivación enorme. Es el premio que merece el trabajo de la Federación, pero seguimos con nuestra dinámica de ir paso a paso y en 2015 tenemos el Europeo clave que otorga el acceso a los Juegos de Río”, explica Alba Torrens, referente del equipo.
“Muchos nos miraban raro cuando propusimos la candidatura. Ahora asumimos un reto apasionante para la historia del baloncesto femenino. Queremos hacer un proyecto diferente, global, con proyección y legado, con responsabilidad social, con una configuración diferente en cuanto al formato y la elección de sedes. Un campeonato en el que se impliquen organismos, instituciones y empresas y en el que la mujer lidere un posicionamiento en sectores más allá del deportivo”, analiza José Luis Sáez, presidente de la Federación, que invierte cuatro millones anuales desde hace ocho años y ha proyectado ocho en los próximos presupuestos, con el programa Universo mujer como referencia de impulso para el torneo.
Cuatro años después de albergar el Mundial masculino, que la Federación Española cerró hace unos días con un balance 408 millones de euros de impacto económico y una asistencia media a los pabellones del 80%, España volverá a ejercer de anfitriona del torneo en categoría femenina y lo hará con el impulso de una generación de quilates.
El baloncesto copa el 20,3% de las licencias de mujeres en España: 144.748
El equipo subcampeón del mundo tiene una media de edad de 26 años y mezcla estrellas consagradas como Sancho Lyttle (30) y Alba Torrens (24), talentos contrastados como Marta Xargay (23), Laura Nicholls (25) y Laura Gil (22), y promesas emergentes como Leticia Romero (19) y Leonor Rodríguez (22). La competencia dejó fuera de la última lista a campeonas de Europa como Queralt Casas (22) y Cristina Ouviña (24). Entre las esperanzas de futuro además, Astou N’dour (20), jugadora de origen senegalés que ya ha debutado en la selección absoluta y en la WNBA con los San Antonio Silver Star, y Ángela Salvadores (17), MVP del Mundial sub-17 tras anotar 40 puntos ante Estados Unidos en la final, que se ha comprometido con la Universidad de Duke para jugar en la NCAA en 2015. “Tenemos un equipazo y en 2018 será un superequipazo. Está muy caro entrar en la lista y además habrá una motivación extra”, apunta Valdemoro. “Aún queda lejos, pero una parte de la mente de todas ya está en ese Mundial”, refrenda Torrens.
Los programas de formación y tecnificación de la Federación incluyen operaciones altura desde los 12 a los 16 años, seguimiento específico de casi 250 jugadoras en colaboración con clubes y federaciones autonómicas, campus de trabajo individualizado para jugadoras becadas y el programa Siglo XXI, que desde hace 15 años moldea talentos que entran en el método FEB desde su primer año cadete (16 años). “Competir desde niñas fortalece el carácter ganador y peleón que tenemos de base. Las jóvenes llegan al primer equipo con muchos éxitos en categorías inferiores”, cierra Torrens. El trayecto de las que llegaron y de las que están en camino tiene una cita clave en 2018.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.