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Leo aprieta el interruptor

El extremo dio un paso atrás y hacia el centro para recomponer al Barça y replicar a Sergio García

Jordi Quixano
Messi se lleva el balón tras el triplete.
Messi se lleva el balón tras el triplete.Alex Caparros (Getty Images)

En el túnel de vestuarios, Iniesta se fundió en un abrazo con Sergio García para desearle suerte. Pero Sergio, de eso, necesita poco porque ya se ha acostumbrado al juego del Espanyol: es el relevo de Tamudo porque le alcanza con una migaja para descomponer al rival. Es la forma de vida del Espanyol, que desde hace un mes decidió agruparse atrás para salir a la contra. Bien distinto actuó el Barça, que no renunció a ejecutar el acoso en el área rival, pero que debió atacar con mezclas, paredes y toques infinitos ante la abigarrada zaga contraria. Hasta que Messi dijo basta a lo grande. No hay quien le eche el lazo al Correcaminos de Acme, que festejó otro hat trick (en seis disparos) para así superar a César, pues ya cuenta 12 goles al Espanyol por los 11 del delantero cabeceador de Valladolid. “No hay palabras para describir todo lo que nos ha dado”, señaló Piqué. “Leo es una fortuna para el fútbol y para nosotros. Le gusta el fútbol, tan sencillo como eso”, abundó el director deportivo Zubizarreta. “Va a ser una leyenda del fútbol, uno de los mejores de la historia”, concedió el técnico rival, Sergio González.

Arrancó el 9 del Espanyol con un control estupendo que descorchó la admiración del Camp Nou, después agobiado por un centro-chut suyo que Caicedo no cazó. Resulta que el dribling de Sergio tiene poco que envidiar al de Neymar, que él ofrece la misma brega que Luis Suárez y desde hace un tiempo tiene la puntería casi tan afinada como Messi. Pero Sergio García está solo —Caicedo juega a lo suyo— y es imposible ser tres en uno. Aunque a la primera hizo diana. Ayudado por Busquets, que perdió el balón en la medular cuando la defensa no estaba en su sitio, Sergio recogió el esférico y se marcó un chachachá con el balón ante Piqué, que reculó demasiado y tampoco le esquinó. Arrancada, golpeo y gol. Entonces, Messi apretó el interruptor.

“Uno se acostumbra rápido a tener jugadores tan desequilibrantes”, expuso Luis Enrique

Empeñado Luis Enrique en jugar con los extremos cerrados, el Espanyol le entregó las bandas al Barça, que trataba de conectar con su delantera planetaria sin éxito. No fue la noche de Luis Suárez, que perdió varios balones por la prisa en la confección, del mismo modo que tampoco Neymar se salió con la suya porque sus quiebros descontaban a Arbilla pero no a las ayudas. Así que Messi, libre para moverse por donde se le antoje, se retrasó y centró un par de pasos para pedir el balón y hacer jugar al Barça. Suficiente para recomponer al equipo.

Con el segundo de más que tuvo en el eje porque Fuentes, preocupado en cerrar su banda, no le persiguió, Messi fue imparable. Empezó con un eslalon estratosférico, de esos en los que corre con la pelota abrochada al pie, pasos cortos, toques rápidos y hasta la cocina, finalmente desdibujado por Bailly y Casilla. Y, generoso como se ha vuelto, contento por dar goles además de marcarlos, lanzó un pase a Alba que no resolvió porque Casilla metió el cuerpo a tiempo. Después, ejecutó una falta sensacional con folha seca que sólo el larguero tuvo a bien expeler. “Es muy difícil detener al mejor”, expuso Salva Sevilla. “Tiene máxima implicación con el equipo, por lo que uno se acostumbra muy rápido a tener jugadores tan desequilibrantes”, agregó Luis Enrique.

“Les es el fútbol y lo ve de forma diferente de los demás”, añadió Andoni Zubizarreta

Pero cuando el relojero indicaba el entreacto, Messi recibió en el borde del área para amagar el disparo y producir un crec multiplicado, todas las caderas a la virulé. Zapatazo raso, ajustado, gol. No fue, en cualquier caso, suficiente para el 10, devorador de récords y rivales. Así, en una jugada en la que la delantera carburó a gusto de Luis Enrique —Neymar catapultó la contra y pasó al desmarque de Luis Suárez, que centró al borde del área—, Messi controló con un caño incluido sobre Fuentes para darle con la derecha a la red. “Nos da goles, pero también pases de gol, desequilibra… Leo tiene un fútbol muy amplio. Ve el fútbol de forma diferente de los demás y lo hace a una velocidad extraordinaria. Leo es fútbol”, se deshizo Zubizarreta. “Es espectacular, marca los goles importantes. Con un jugador tan desequilibrante, sabes que en cualquier momento puede aparecer”, remarcó Pedro.

La fiesta azulgrana la redondearon Pedro y Piqué, que remató de cabeza un saque de esquina para romper una racha de ocho meses. Nada nuevo, por otra parte, para el Espanyol, que tiene un boquete en las jugadas a balón parado. Y ya nada más se supo de Sergio García, anulado el Espanyol por el Barcelona, sin esa pelota esporádica que le volviera a definir. El ataque y gol era de Messi, que firmó su tercer triplete en los últimos cuatro partidos.

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