El derbi es un monólogo de Messi
El delantero brinda otra exhibición y dirige la remontada y la goleada del Barça ante el Espanyol con un triplete Piqué y Pedro redondean la cuenta y el dominio azulgrana
Messi juega por Samitier, por Kubala, por Cruyff, por Maradona, por César, por Suárez y por el Barça. El FC Barcelona es el FC Messi. El 10 supone la síntesis de los mejores futbolistas de la historia azulgrana y al mismo tiempo hoy defiende la bandera de un equipo que se resiste a claudicar después de gobernar la Liga y la Champions. No es lo mismo ser el punto y final del juego, como en las épocas de bonanza colectiva, cuando el Barça era un señor equipo en Europa, que ser el origen y la culminación del fútbol de un plantel indefinido, camaleónico y cambiante, no se sabe bien hacia qué sitio, seguro que hasta donde llegue Messi.
BARCELONA, 5 – ESPANYOL, 1
Barcelona: Bravo; Alves, Piqué, Mascherano, Alba; Rakitic (Iniesta, m. 65), Busquets (Mathieu, m. 81) , Xavi; Messi, Luis Suárez (Pedro, m. 71) y Neymar. No utilizados: Ter Stegen; Rafinha, Adriano y Munir.
Espanyol: Casilla; Arbilla, Álvaro, Baily (Abraham, m. 82), Fuentes; Lucas Vázquez, Cañas (Héctor Moreno, m. 60), Víctor Sánchez, Salva Sevilla; Sergio García y Caicedo (Stuani, m. 71). No utilizados: Pau; Víctor Álvarez, Colotto, Javi López y Abraham.
Goles: 0-1. M. 12. Sergio García. 1-1. M. 45. Messi. 2-1. M. 49. Messi. 3-1. M. 53. Piqué. 4-1. M. 77. Pedro. 5-1. M. 81. Messi.
Árbitro: Iglesias Villanueva. Mostró la cartulina amarilla a Salva Sevilla, Lucas Vázquez, Álvaro.
Camp Nou. 76.057 espectadores.
A veces se diría que Messi parece ser el único barcelonista que se resiste a claudicar ante Cristiano Ronaldo y por extensión el Madrid. El delantero resolvió por su cuenta, en un abrir y cerrar de ojos, un derbi que tenía mala pinta para el Barça desde el gol de Sergio García. No hubo contencioso, ni partido, ni nada que no fuera un monólogo del 10, autor de un nuevo triplete, convertido ya en el máximo goleador de los duelos catalanes después de superar a César (12). El pánico que provocó Messi en el Espanyol fue proporcional al ánimo que dio a la hinchada del Barça, dichosa con un nuevo 5-1, el dígito mágico del Camp Nou.
El derbi hubiera sido un encuentro muy distinto sin Messi. Viven hoy los dos equipos del robo de la pelota y de la transición, circunstancia comprensible en el Espanyol y reprobable en el Barça, al que se supone plantel de sobras para intentar elaborar el juego, sobre todo en el Camp Nou. Ningún futbolista simboliza mejor el actual contexto azulgrana que Busquets. El medio centro juega más de culo que de cara a la portería contraria, muy expuesto a que le rebanen el cuero, empeñado como está en defender la jugada, más pendiente del árbitro que del compañero, como si prefiriera que le pitaran falta a tirar la contra para Messi.
El liviano Busquets pone el trasero y empieza a girar, a dar vueltas, a codear, a pisar, como si tuviera la carrocería de Kubala, mientras el contrario mete los brazos, la puntera, la rodilla, la pierna, convencido de que le puede quitar la bola, hasta que la consigue y arma la contra, habitualmente definitiva porque ningún azulgrana está preparado aún para una pérdida de Busquets. Así ocurrió ayer cuando Caicedo porfió por la pelota que tenía Busquets y la recuperó con la benevolencia del árbitro, que no apreció falta en la persistencia del blanquiazul y dio continuidad a la acción, rematada por Sergio García, avalado por Piqué.
Leo resolvió un derbi con mala pinta para el Barça desde el gol de Sergio García
El exazulgrana se estrenaba como goleador en un partido contra el Barça y el Espanyol marcaba por vez primera después de cinco partidos a cero en el Camp Nou. Caicedo, al fin y al cabo, parecía un cisne frente a los tres patosos delanteros del Barcelona, desasistidos y desenfocados, aislados del juego, del partido, del derbi, de su propio Camp Nou. Tuvo el Espanyol dos llegadas más, muy claras, para poner dos goles de ventaja, y si no los alcanzó fue más por su propio vértigo que por méritos del Barcelona. La pifió Sergio García en un remate mordido y falló en el control Víctor Sánchez antes de que compareciera Messi.
Juega el Barça siempre pendiente de Messi. Hasta Xavi aparece como interior izquierdo para que Rakitic cubra defensivamente las ausencias defensivas del 10 cuando cae a la banda del 7. No hubo manera de ligar una ocasión con Messi de extremo del Barça. El desorden azulgrana fue tan monumental que el Espanyol pareció el equipo más cuerdo de la Liga. Mal puestos, desordenados e impacientes, los azulgrana se encomendaron a la zurda del 10. A falta de equipo, el Barça era Messi, protagonista de las únicas oportunidades de mérito del Barça después que se centrara y recolocara por detrás del 9.
Messi se ganó un tiro directo que remató al larguero después de provocar la falta y la tarjeta de Salva Sevilla en una aceleración prodigiosa y más tarde remató al rincón izquierdo de Casilla una jugada porfiada por Jordi Alba y aclarada por Luis Suárez y Xavi. El argentino controló el balón y enganchó con la zurda un remate duro y colocado desde el balcón del área, imposible para el portero, el mejor colofón a la pujanza de Jordi Alba y a la buena lectura del juego de Luis Suárez. Messi repitió después, ya en la reanudación, cuando coronó una transición estupenda de Busquets y Luis Suárez.
Consumado el remonte, el Barcelona se permitió incluso marcar un gol a la salida de un córner
Busquets intervino entonces para bien y se quedó con la pelota, que circuló sin demora, rápida y certera, hasta llegar a la banda, desde donde Luis Suárez la puso para la llegada de Messi. El 10 se sacó a Fuentes de encima con un regate asombroso y cruzó con la derecha al fondo del marco de Casilla: 2-1. Una vez consumado el remonte, serenado el partido, el Barcelona se permitió incluso marcar un gol a la salida de un córner: Piqué cabeceó el saque de esquina botado por Rakitic para poner el 3-1. Ya nadie volvió a preguntar por el árbitro, pitado por no conceder falta en una carga legal a la entrada del área de Bertrán Bailly.
El cuarto fue de Pedro, dichoso por reencontrarse con el gol después de la asistencia de Jordi Alba, y el quinto lo puso Messi, después de combinar con Alves y también con Pedro. El 10 estuvo tan lúcido en la gestación, en el regate anterior a la cesión para el extremo, como en la definición, estupenda por enganchar el cuero tras recibir de Pedro. Aunque jugaron de salida los 10 que no viajaron a Huesca, además de Rakitic, no fue fácil reparar en los jugadores que acompañaron a Messi, decisivo de nuevo, sobre todo en el gol del empate, muy poco antes del descanso, cuando el Espanyol aspiraba a saborear en el camerino el 0-1.
No hay mejor cliente como visitante que el Espanyol, que solo cuenta dos puntos en sus salidas, ayer abatido de nuevo en el Camp Nou, un estadio que no conquista desde los tiempos de Lo Pelat (2008-09). El derbi ha perdido interés desde que reina Messi en el Barça. El rival es Cristiano Ronaldo y el Madrid.
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