La Premier cobra vida

“La pelota sale, no vuelve, desaparece, los recogepelotas huyen…”, denunciaba José Mourinho, indignado y con rostro avinagrado, después de que el Chelsea sufriese su primera derrota del curso, frente al Newcastle (2-1). “Solo un equipo intentó jugar, pero no fue posible debido a ciertas cosas”, insistía el técnico, cuyo equipo ha cedido cinco puntos en una semana (empataron contra el Sunderland el sábado pasado) y ha dado alas al City, al que avista ahora a solo tres puntos. El tropiezo, además, truncó el mejor despegue histórico de los blues, imbatidos este curso, con una sucesión de 23 partidos oficiales sin inclinar la rodilla.

Por eso, y por la infinidad de ocasiones de las que dispusieron sus hombres para equilibrar la balanza, le escoció tanto la caída a Mourinho. Parecen encerrar las gradas verticales de St James’s Park un maleficio para él. En sus cinco visitas al hogar de las urracas en la Premier, nunca ha logrado la victoria. Y eso que en esta ocasión, el Chelsea ofreció argumentos más que suficientes. Tecnócrata, el equipo londinense acostumbra a controlar los duelos a su antojo, dejando muy pocos intangibles al azar. Esta vez, sin embargo, acusó la “mala suerte” esgrimida por su entrenador y un desafortunado despeje de Cahill que habilitó a Cissé y le puso el terreno cuesta arriba. Se volcó después, pero el africano le asestó un nuevo zarpazo.

Los 'blues' han cedido cuatro puntos en la última semana; los de Pellegrini, sin brillo, suman cinco victorias en los últimos seis duelos

Los blues tiraron de todo para voltear el duelo. De Hazard, frustrado por el poste; de Cesc, periférico y asistente como siempre; e incluso de Mikel, relevo en el centro del campo del valioso Matic, sancionado. No acertó el nigeriano en una ocasión clamorosa y salió al paso el viejo Drogba, impecable en el giro del cuello tras un magistral servicio de Fàbregas. Hasta ahí llegó la bravata de los blues. Más tarde vinieron los subterfugios. “El árbitro dio seis minutos, pero podría haber dado 20. Pasaron cosas fuera del terreno de juego que él no puede controlar”, incidió dolido Mourinho, que para más inri cayó ante su homólogo Alain Pardew, con el que apenas cruza palabra. "Olviden el Fergie Time [en referencia a la expresión empleada para aludir al trato de favor con el reloj que recibía sir Alex Ferguson, exmánager del United], ¡ahora es el Mourinho Time!", replicó con sorna el inglés.

El Manchester City, mientras, venció sin brillo al Everton (1-0; Touré Yaya, de penalti) e inyectó una buena dosis de emoción al campeonato, que hasta hace bien poco parecía más que sentenciado dada la imparable trayectoria de los blues. Con cinco victorias en los últimos seis encuentros, el cuadro de Manuel Pellegrini se ha reenganchado a la lucha por el cetro en Inglaterra.

La mala noticia llegó con Agüero, su icono y estandarte, el mejor cañonero del torneo con 14 dianas. El argentino recibió un fuerte golpe en su rodilla izquierda a los tres minutos, tras una disputa con el bosnio Bešić, y tuvo que abandonar el césped a los seis, entre sollozos y ayudado por el médico. Le reemplazó el español José Angel Pozo, de 18 años, pulido en La Fábrica del Madrid y desde hace dos años en la escuela de Manchester.

Saltaron entonces las alarmas en el City. Las primeras exploraciones hacen prever que el argentino tiene dañado los ligamentos y se intuye un percance físico grave. "Su lesión no es una buena noticia para nosotros. No creo que esté recuperado esta semana; tenemos que esperar el diagnóstico, pero ya sabemos que no estará ante el Roma, en un partido que es trascendental para nosotros", declaró resignado Pellegrini, sabedor de que pierde a la pieza que ha mantenido a flote a los suyos esta temporada.

El Bayern, imparable; Ibra se afina

Exigido por el Leverkusen, al que solo pudo doblegar merced a un tanto de Ribéry, el Bayern no encuentra rival en la Alemania. El equipo de Guardiola no levante el pie del acelerador en la Bundesliga y cosechó una nueva victoria, la undécima esta temporada en la competición doméstica. Líder e invicto, la brecha sobre el segundo clasificado, el Wolfsburgo, se va hasta los siete puntos.

Al equipo bávaro le costó esta vez perforar la portería. Dispuso de numerosas ocasiones y volvió a dibujar un juego fluido, pero tuvo que recurrir a una acción algo inusual para abrir la lata. Excelente una vez más en la dirección, Xabi Alonso fue clave con la asistencia que permitió marcar a Ribéry. Lo curioso es que, en este caso, el vasco no se sirvió de su derecha, precisa como pocas, sino de la cabeza.

En Francia,  Ibrahimovic volvió a acaparar la mayoría de los flashes. Antes del duelo que medirá al PSG frente al Barcelona, el miércoles (20.45) en el Camp Nou, el sueco fue providencial para los parisinos. Primero rebañó un centro de Moura desde la derecha, en carrera, y después certificó la remontada frente al Nantes con un zambombazo de falta. Pese a las dolencias físicas que le tuvieron un mes lejos del césped, suma ya ocho dianas en la Ligue 1.

Quienes no levantan cabeza son el Arsenal y el Liverpool, llamados ambos a codearse entre los grandes de Inglaterra por estatus e inversión, desnortados esta campaña. El equipo de Arsène Wenger, que apostó por el español Bellerín en la defensa, perdió contra el Stoke (3-2). Bojan, ex del Barça, marcó un gol. Los gunners son sextos en la tabla. Peor están los reds, novenos, incapaces de vencer el Sunderland en Anfield (0-0). Con un ojo puesto en el pulso europeo ante el Basilea, el técnico Brendan Rogers prescindió de su capitán y buque insignia, Gerrard. Y el Liverpool, cómo no, lo acusó.