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El Madrid se queda sin chamán

La lesión de Modric, que podría estar tres meses de baja, despoja al equipo del jugador con más experiencia y sentido táctico en la nómina de centrocampistas de Ancelotti.

Diego Torres
Modric, tras lesionarse con Croacia, en una foto de su Twitter.
Modric, tras lesionarse con Croacia, en una foto de su Twitter.

Todos los futbolistas del Madrid son excepcionales. Pero no todos son esenciales y hay tal abundancia de recursos que muy pocos parecen insustituibles. Luka Modric pertenece a esta categoría. El croata, de 29 años, reune condiciones de jugador fundamental en una plantilla opulenta en cada línea menos en el mediocentro. Su lesión durante el partido que enfrentó el domingo a Italia y Croacia en San Siro, clasificatorio para la Eurocopa de 2016, devuelve al Madrid a la situación experimental de principio de temporada.

Modric fue sometido a una resonancia magnética ayer en Madrid. Los médicos de Sanitas detectaron un “arrancamiento del tendón proximal del [músculo] recto femoral izquierdo” pero en el parte que hicieron público no estimaron un tiempo de recuperación. Antes de ver las imágenes, los especialistas de la federación croata especularon con que el infortunio podría mantenerle hasta dos meses de baja. Otras fuentes médicas consultadas prolongan la recuperación hasta los tres meses. Si es así, Modric se perdería el Mundial de Clubes de Marruecos, las visitas al Eibar, el Málaga, el Almería y el Valencia, y los encuentros contra el Celta y el Sevilla en el Bernabéu.

El reconocimiento de Modric es notable dentro del club, principalmente en el vestuario. El mercado estival había alcanzado su punto de ebullición a mediados de agosto cuando Carlo Ancelotti se dirigió a los ejecutivos del Madrid para aclararles un punto importante de su gestión del personal. Según testigos del vestuario y la directiva, el técnico quiso que los mandatarios supieran que Di María, Khedira, Alonso y Modric debían gozar de una consideración especial dentro de la plantilla siempre y cuando siguieran en la nómina. Si el club no les vendía, para él estos cuatro futbolistas tendrían prioridad a la hora de tomar decisiones deportivas. Se lo merecían en razón de su experiencia y sus logros como madridistas.

La baja devuelve al conjunto blanco a la fase experimental de agosto y septiembre

Los jugadores más veteranos contemplaron el espectáculo con curiosidad. “Aquí acabarán jugando Xabi, Khedira y Modric”, decían, cuando imaginaban el mediocampo titular después de la venta de Di María. Nadie en Valdebebas pasaba por alto que las alineaciones serían el resultado de la política de fichajes impulsada por Florentino Pérez y las preferencias de Ancelotti. Y muchos aventuraban que al final, en los partidos trascendentales, James y Kroos darían paso a los tipos que de verdad valoraba el técnico. Esos volantes con suficiente vocación defensiva y resistencia física como para aguantar atrás cuando los tres puntas se descolgasen.

Florentino Pérez obró con determinación. En las semanas subsiguientes al aviso de Ancelotti el Madrid traspasó a Di María y Alonso. La lesión muscular de Khedira —de origen incierto, y con cruce de acusaciones entre el Madrid y la federación alemana— acabó por abrir el camino a los nuevos fichajes. Kroos y James pasaron de ser complementos de lujo a fijos en las alineaciones. Y Modric, hasta entonces el menos valioso de los mediocampistas, a ojos de Ancelotti, se constituyó en una especie de chamán. Rodeado de jóvenes inexpertos (James, 23; Kroos, 24; e Isco, 22) el pequeño mediapunta pudo presumir de un ramillete de cualidades únicas para desarrollar el oficio de jugador en el mediocentro del Madrid. Ninguno de sus compañeros tenía su conocimiento, su recorrido, su resistencia física y su oficio.

Kroos: “Para nosotros es un golpe duro porque Luka ha jugado casi todos los partidos”

“Para nosotros es un golpe duro”, dijo ayer Toni Kroos, “porque Luka ha jugado casi todos los partidos y estaba en plena forma. Su lesión ha sido una mala noticia”.

Obligado a improvisar, Ancelotti logró articular al equipo alrededor del centro del campo reformado. Kroos y Modric se transformaron en los administradores. Las figuras en torno a las que gravitó el juego de un equipo cuya proyección parecía imparable hasta el último partido disputado, contra el Rayo (5-2). Solo el Chelsea y el Bayern rivalizaban en solvencia con la nueva obra de Chamartín. El juego del Madrid merecía todos los elogios y disipaba dudas. Pero la lesión de Modric obliga a un profundo replanteamiento.

La influencia de Modric en el funcionamiento del equipo ha sido tan decisiva como su sentido táctico para permitir que Kroos se ajuste a una posición en la que prácticamente nunca había jugado. Las cifras son elocuentes. Modric es el cuarto madridista que más balones recupera (88), por detrás de Kroos (112), Marcelo (92) y Ramos (89). Es el segundo que más pases buenos da (1.005) después de Kroos (1.210). Es el que más toques de balón hace (1.350) después de Kroos (1.526). Ha dado tres asistencias de gol y ha metido uno.

En Valdebebas le llaman Ronaldinho por ese aire de artista, de brujo de la pelota, con que aborda los entrenamientos. Pero las apariencias no siempre coincidieron con la realidad. Sobre el terreno de juego Modric dio el ejemplo con su sentido del sacrificio, más atento que nadie —de la defensa hacia adelante— para tapar los huecos que se abrían frente a los centrales. El domingo no se lesionó conduciendo el balón. Se rompió corriendo detrás de Immobile, el nueve de Italia. Inmediatamente se tiró al suelo y pidió asistencia médica. Hizo los gestos que denuncian los desgarros fuertes.

Accidentado en todas sus vertientes, el partido entre Italia y Croacia acabó en empate (1-1) después de que el árbitro lo suspendiera por lanzamiento de bengalas. Hubo hasta 17 croatas detenidos en Milán por participar en disturbios. Pero el mayor perjudicado de la jornada puede que no sea ni la hinchada, ni las selecciones nacionales, ni el propio Modric, cuya dolencia tiene cura. El primer damnificado será el Madrid si Ancelotti no consigue recomponer la estructura por segunda vez en tres meses.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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