Bienvenido Isco
El malagueño marca el camino de la nueva España, que supera con creces a la frágil Bielorrusia
La España de mudanza requería un gancho. Ya lo tiene, se llama Isco y ha calado en el corazón de la hinchada, la madridista y la nacional. Este Iniesta malagueño vale por todo un partido, como lo demostró ante la frágil Bielorrusia, un equipo del camión escoba. Isco fue el gran encanto de un duelo sin sobresaltos para la Roja, un encuentro seducido por este bailarín con botas, un hechizo. Su repertorio técnico es infinito y todo lo hace con gracia, con una sencillez fuera de la común, con una naturalidad extraordinaria. Como muestra, su golazo, un remate a la escuadra derecha desde fuera del área. Lo asombroso no fue el disparo en sí mismo, excelente, sin duda, sino la manera de ejecutarlo. Lo hizo con campechanía, como si fuera una rutina. La pelota estaba en movimiento, pero pareció un libre directo. Una belleza de gol, preludio de otro inmediato de Busquets, también desde fuera del área. Dos tantos atípicos de una España que no acostumbra a chutar de lejos. La contundencia nunca fue su principal seña de distinción. De hecho, ante la endeble Bielorrusia no hizo más remates a puerta en todo el primer acto, en el que solo se ganó un córner a dos minutos del descanso. Más juego que pegada, lo que mejoró tras el intermedio.
ESPAÑA, 3-BIELORRUSIA, 0
España: Casillas; Juanfran, Piqué, Ramos, Alba; Busquets (Bruno, m. 46), Koke; Cazorla (Callejón, m. 67), Isco (Morata, m. 79), Pedro; y Alcácer. No utilizados: R. García, Casilla, Camacho, Nolito, Beñat, Albiol, Bartra, De Gea, Azpilicueta, Albiol.
Bielorrusia: Zhevnov; Martynovich (Bordachev, m. 33), Politevich, Yanushkevich, Matveychik, Balanovich; Dragun, Krivets (Kislyak, m. 79), Nekhaychik, Kalachev; y Kornilenko (Signevich, m. 67). No utilizados: Aleksievich, Gordeychuk, Chernik, Putsilo, Stasevich, Shitov, Gutor.
Goles: 1-0. Isco. M. 18. 2-0. Busquets. M. 20. 3-0. Pedro. M. 55.
Árbitro: Kenn Hansen (Dinamarca). Amonestó a Busquets, Balanovich y Kalachev.
21.000 espectadores en el Nuevo Colombino.
En la transición, España mantiene la preponderancia de los mediocampistas. El ideario se perpetúa, y no es fácil. En el Colombino, la relación de ausencias, fijas o temporales, fue sobresaliente: Xavi, Alonso, Iniesta, Silva y Cesc. Tampoco se espera pronto, por desgracia, a Thiago, señalado, junto a Isco, ser uno de los arquitectos principales de la selección. España precisa que el madridista multiplique su valor y en ello está. Del Bosque le ubicó en la orilla izquierda e Isco respondió con arte y eficacia. Conoce las entrañas del juego, sabe cuándo conviene la pausa, cuándo acelerar con un regate, una pared, un desmarque. Y, poco a poco, tiene más recorrido sin el balón, aunque en Huelva acabara fundido. En Isco hay mucho del mejor ayer de España.
Con Busquets y Koke en el ancla y Cazorla de agitador entre líneas, el conjunto español, como no podía ser de otra forma, colonizó el juego. En algunas fases le costó dar con el ritmo adecuado, parsimonioso a veces, pero tuvo intermitencias de buen juego, de fútbol chisposo. Al margen de Isco, su mejor vía para abrirse paso entre el pelotón defensivo bielorruso fue el costado de Juanfran, convertido en el extremo que fue, no en el lateral que hoy es. El rojiblanco percutió con empeño, pero el equipo no tenía punto final, con Paco Alcácer fuera de foco salvo en un cabezazo que se fue por un dedo ya en el segundo tramo. Solo embocó Pedro, que puso el broche a una estupenda jugada entre Juanfran y Cazorla, y casi repite en el último instante con disparo cruzado al poste derecho de Zhevnov.
El encuentro estaba más que liquidado y Del Bosque aprovechó para ensayar con Bruno Soriano en la posición de Busquets, amonestado en el primer tiempo, y con dos debutantes: Callejón por el carril derecho y Morata, que entró por Isco, despedido de Huelva a hombros, con la plaza en pie. España necesita este tipo de partidos no solo para solventarlos como se supone, sino para remover el vivero. Es tiempo de paso para otra generación, que aún tiene casi dos años para curtirse rumbo a la Eurocopa de 2016. Isco está, otros van llegando y algunos no han roto del todo. Koke, por ejemplo, que todavía no tiene la misma producción que en el Atlético. No es que jugara mal, es que en él hay más futbolista. Cuestión de tiempo, condiciones tiene de sobra. La nueva quinta quizá no llegue a la cima de sus predecesores, pero la selección tiene caladero para competir con optimismo. Hay talento y la gran mayoría de sus jugadores se alistan en los clubes más punteros de Europa. La idea está y los intérpretes, con Isco al frente, se van perfilando. Cierto que Bielorrusia no sirve de medida. Alemania, el próximo martes, será otra cosa. Mientras tanto, bienvenido Isco.
Victorias de Eslovaquia y Ucrania
EL PAÍS, Madrid.
Si de algo sirvió la jornada en el Grupo C fue para clarificar quiénes son las selecciones con posibilidades de clasificarse directamente.
A la Eurocopa de Francia 2016 llegarán sin más paradas dos selecciones de este grupo, y el tercero lo hará si es el mejor de todos los equipos que ocupen esa posición en el resto de grupos. Como España se impuso a Bielorrusia, y Eslovaquia y Ucrania asaltaron los campos de Macedonia y Luxemburgo, entre los tres conjuntos y el resto se abrió una brecha significativa, una frontera que marca distancias y alivia tensiones competitivas. Macedonia, el cuarto clasificado y por lo tanto primer perseguidor, ya está a seis puntos, dos victorias, de Ucrania y España, que empatan a nueve.
Así, en la victoria del equipo ucraniano, que es el que lucha a brazo partido con el español por lograr la clasificación directa, destacó sobremanera Yarmolenko, que anotó un triplete e impulsó la tercera victoria consecutiva de su selección. Ucrania se medirá a La Roja en España el 27 de marzo de 2015. En el caso de Eslovaquia, el triunfo llevó la firma de Kukca y Nemec, que adormecieron el partido con sendos tantos en la primera parte. Inoperativa, Macedonia disparó 18 veces, cinco a puerta, pero se quedó sin premio. En la próxima jornada recibirá a Bielorrusia en un partido fundamental para su supervivencia en la lucha por la clasificación directa para la Eurocopa de 2016.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.